Cierre de instalaciones, presiones a la plantilla y silencio informativo contra la huelga en Calar Alto
El futuro del centro astronómico hispano-alemán de Calar Alto (CAHA) de Almería, el observatorio astronómico más importante de la Europa continental, se oscurece a causa de los recortes presupuestarios y el conflicto abierto entre los socios responsables del centro y la plantilla. Tras la huelga de siete días secundada de forma masiva por los 40 trabajadores de la instalación hace dos semanas, la tensión entre las partes se ha incrementado y no se atisban soluciones para evitar el desmantelamiento progresivo del observatorio.
Según denuncian los trabajadores, la huelga y su repercusión en los medios de comunicación de todo el país han molestado a la cúpula del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y de la sociedad alemana Max Planck, que comparten la titularidad del CAHA. La sociedad ha confirmado el cierre de la oficina administrativa del observatorio en la ciudad de Almería, por lo que los cuatro empleados de esta sede han sido trasladados a las propias instalaciones científicas de Calar Alto, situadas en plena sierra de Filabres, un lugar que no es el más apropiado para tareas de gestión, según denuncian fuentes de la plantilla. El ahorro por la medida es de alrededor de 6.000 euros.
Las mismas fuentes denuncian que el CAHA también está llevando a cabo “medidas de presión” contra la plantilla, lo que está provocando que el temor se avive entre los trabajadores no sólo por el futuro del centro, sino por las represalias de los responsables del CSIC y de Max Planck ante reivindicaciones internas o públicas.
Política de silencio
El CAHA, por su parte, ha puesto en marcha una política de silencio sobre el conflicto abierto en Calar Alto. Los portavoces del CSIC rechazan ofrecer cualquier tipo de información sobre el futuro del centro y remiten las peticiones a la sociedad CAHA, sostenida por el propio CSIC y por Max Planck. El socio alemán también evita ofrecer información alegando que debe consensuarla con el CSIC. Antes de la huelga, las partes no llegaron a consensuar un comunicado para los medios en el que expresar la posición del CAHA frente a la reivindicación de los trabajadores, aunque el CSIC sí se había mostrado crítico con la plantilla en los últimos meses.
El CAHA, en una nota enviada a los trabajadores, apuntó que es urgente “racionalizar” las estructuras de funcionamiento del centro y que no hay más remedio que cumplir de forma precisa el presupuesto. Les acusó de mantener reivindicaciones “muy alejada de las circunstancias sociales que se viven en este momento en España”, según la información rescatada por Europa Press.
El CAHA tiene un presupuesto de 1,6 millones de euros para este ejercicio, frente a los 2,2 millones de 2013, los más de 3,7 millones de 2012, y los cuatro millones de 2010. La reducción a la mitad de su presupuesto mantiene al centro contra las cuerdas mientras se negocia el nuevo convenio colectivo del Observatorio. La plantilla, formada por científicos, ingenieros y otros trabajadores de alta cualificación, denuncia que el objetivo del CSIC y de Max Planck es que el centro deje de tener cualquier relevancia científica para, a medio plazo, proceder a su cierre.
Fuentes de la plantilla, que prefieren mantener su anonimato, señalan que una solución de “paños calientes” para Calar Alto pasa porque el socio alemán acepte incrementar su asignación presupuestaria a última hora para garantizar la vigencia del llamado Proyecto Cármenes, que acapara su interés en Almería y que tiene como misión la búsqueda de planetas. Sin embargo, el mutismo desde el CSIC y desde Max Planck es total, denuncian desde la plantilla.
La Sociedad Española de Astronomía (SEA) se ha posicionado a favor de la supervivencia de Calar Alto por su relevancia científica y ha subrayado que su presupuesto, equiparable al de un instituto de secundaria, es demasiado modesto como para permitir su desmantelamiento.