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Carta de Pablo Iglesias a los podemitas
Entiendo la tremenda confusión que están sufriendo estos aciagos días todas las criaturitas de Podemos, que debe ser la misma que han sentido cuando papá y mamá discuten si en la tele se pone el partido del Madrid o Walking dead, que son cosas diferentes aunque el resultado final pueda ser el mismo.
Una confusión que ha aumentado después de leer la primera carta de Pablo a los podemitas, que bien podría haber firmado la original de Saulo de Tarso inmediatamente después de caerse del caballo y perjudicarse la cabeza: “Ya puedo tener el don de la profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, pero si no tengo amor, no soy nada”. En la suya, Pablo el menor rezuma también cariño por los cinco costado e incluso gotea como el almíbar de una lata de melocotón en melaza lamida por un diabético. En su misiva, el profeta del beso nos recuerda la importancia del amor, de la unidad y la belleza de un pueblo e Incluso se atreve a darnos una magistral lección sobre la vida misma cuando afirma que “la técnica política pierde su sentido si se mitifica como objeto autónomo de los principios que la inspiran”. O dicho de otra forma: como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo.
Como ven, una misiva que es a la vez un poema de amor y una canción desesperada, que ha precedido a la amorosa decapitación sumaria del secretario de Organización, el sevillano y costalero Sergio Pascual, culpable de que los variopintos líderes regionales de Podemos no se quieran entre sí como los quiere a todos Pablo Iglesias, aunque a unos los bese más que a otros.
De mayores, el PC
Y aunque la cosa pueda parecer preocupante, queremos tranquilizar a los confusos seguidores de Iglesias y Errejón, que lo único que pasa es que Podemos se nos está haciendo mayor, y ya tienen sus peleas y sus divisiones por un quítame allá esos sillones, como todos los demás partidos. Ya están más cerca de lo que quieren ser de mayores: el primigenio Partido Comunista de España miembro del Comintern, pero justo antes de que le dieran el martillazo a Trotsky. De esta forma podrían hacer lo que mejor saben hacer los comunistas, que es dividirse y subdividirse sin solución de continuidad hasta confluir en Izquierda Unida y vuelta empezar hasta llegar al eterno retorno.
Todos, menos los podemitas de Andalucía, encabezados por la madre Teresa de Cádiz, que siempre lo ha tenido claro: al PSOE, ni agua, no vayamos a romper la tradición de perfecta inanidad en la que siempre se ha movido la Liga Comunista Revolucionaria (LKI si eras preso político vasco). Mucho mejor que siga gobernando Rajoy hasta que todo reviente y podamos instaurar el soviet de la Feria de Abril y de la Casa de Alba, allá por el 2045. Todo sea por preservar la pureza virginal de la Revolución y el mantenimiento del relato, que diría el camarada secretario Pablo I el Grande.
Siento mucho ser el aguafiestas de tan pensadísimo plan para instaurar el programa, programa, programa y las dos orillas que predicó el Gran Timonel Julio Anguita, pero quiero recordar a los ‘likis’ andaluces que esto de la pinza con el PP ya se intentó en 1993 con el resultado de la práctica desaparición de IU, que no hay mal que cien años dure.
Pero haga lo que haga, que será lo que le salga del mismísimo entrecejo, yo recomendaría a sor Teresa que no frunza tanto el morro, que se puede estar enfadado con una persona todo el tiempo, y también se puede estar enfadado con todas la personas durante un rato, pero lo que no es nada sano es estar enfadado con todas las personas durante todo el tiempo, que al final acabas supurando bilis hasta por los poros de la lengua. Y si lo del beso se hace obligatorio, que conmigo no cuenten para saludar al alcalde de Cádiz. Y menos sin afeitar.
Entiendo la tremenda confusión que están sufriendo estos aciagos días todas las criaturitas de Podemos, que debe ser la misma que han sentido cuando papá y mamá discuten si en la tele se pone el partido del Madrid o Walking dead, que son cosas diferentes aunque el resultado final pueda ser el mismo.
Una confusión que ha aumentado después de leer la primera carta de Pablo a los podemitas, que bien podría haber firmado la original de Saulo de Tarso inmediatamente después de caerse del caballo y perjudicarse la cabeza: “Ya puedo tener el don de la profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, pero si no tengo amor, no soy nada”. En la suya, Pablo el menor rezuma también cariño por los cinco costado e incluso gotea como el almíbar de una lata de melocotón en melaza lamida por un diabético. En su misiva, el profeta del beso nos recuerda la importancia del amor, de la unidad y la belleza de un pueblo e Incluso se atreve a darnos una magistral lección sobre la vida misma cuando afirma que “la técnica política pierde su sentido si se mitifica como objeto autónomo de los principios que la inspiran”. O dicho de otra forma: como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo.