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Consejos para vivir la Navidad fuera de casa y no deprimirse (demasiado)

Son muchos los emigrantes andaluces que estas fiestas no vuelven a casa
26 de diciembre de 2024 11:06 h

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Otra Navidad más, hablaré con mis padres por videollamada, cantaré villancicos por WhatsApp y en lugar de mantecados, comeré galletas de chocolate. Es lo que tiene vivir a más de 10.000 kilómetros de mi tierra andaluza.

Como yo, somos muchos los emigrantes andaluces que estas fiestas no nos toca volver. Ya sean por motivos laborales, personales, o como a mí, que me da pereza absoluta, no es buen trago para nadie pasar estos días que vienen lejos de la familia. 

El año pasado dije que este iba a ser el año que llevaría a mis niños a ver la Navidad en Andalucía, a tocar la pandereta y a darle a la botella de anís del mono con una cuchara, a las cabalgatas de reyes y a tomar roscón con Colacao. Sin embargo, cuando llegó el momento de comprar los billetes de avión, me vine abajo. Los vuelos están muy caros, tienen demasiadas escalas, los aeropuertos son una locura en la época navideña y todo lo demás.

No puedo evitarlo, soy cómoda de personalidad y viajar en esta época no me merece la pena. Pero lo práctica no quita lo sentimental, y por más que me quiera hacer la dura, a la hora de la verdad, me gana la nostalgia.

No es que las fiestas en Texas, donde vive mi cuñado, no tengan su encanto. Los villancicos de Mariah Carey y los Santaclauses, redondos y colorados en cada esquina. Comprar unos calcetines enormes y colgarlos de la chimenea. Ir al centro comercial y hacerles unas fotos a los niños aterrorizados encima de un papá Noel al que le huele el alerón a whiskey. 

En lugar de peces que beben en el río, aquí tenemos alces con narices brillantes. En lugar de portal de Belén, decoramos el jardín de atlante, y en lugar de ir a ver belenes paseamos por las calles del vecindario para criticar las horteradas que han puesto este año los vecinos. 

Sea donde sea que celebres la navidad este año, aquí van unos consejos para que las fiestas lejos de tu familia se te hagan más llevaderas:

1- Prepara un almuerzo o cena con la comida tradicional de tu familia

Yo nunca pensé que comer una cosa u otra tuviera mucho que ver con la depresión navideña del emigrante, pero de unos años a esta parte me he dado cuenta de que sí. Así que el año pasado establecí con mi familia política que el día de Nochebuena era el almuerzo español, y me lancé a los supermercados de pueblo pequeño de Texas a buscar gambas con cabeza, surtidos de embutidos y mantecados. Los resultados no fueron espectaculares, pero al final con dos tortillas de patatas y un mix de villancicos flamencos apañas el tema. 

2- Enseña a quienes tengas alrededor al menos un villancico en español

Yo la verdad tengo mucha suerte, porque mi familia política son bastante animados para todo lo que sea un jolgorio, y ellos se apuntan a un bombardeo. Así que sin cortarte un pelo, lánzate con el Feliz Navidad o Los peces en el río

3- Reserva un rato para la videollamada, y otro para el llanto de después 

La mejor hora para la videollamada con los seres queridos, que es cuando terminan de cenar, es un momento muy bonito de conexión con aquellos a quienes echamos de menos. En la más de una década que llevo fuera de España, todavía no he podido colgar el teléfono y que no se me caigan dos lagrimones como langostinos de Huelva. Para tenerlo en cuenta, que luego se nos corre el rímel y no se nos va el disgusto. 

4- En fin de año, celebra las campanadas a la hora de España

Vale, esta en parte es porque me pesan los 36 tacos y los dos niños, y lo de salir de fiesta en fin de año se me hace más que cuesta arriba. Pero mira, desde hace varias navidades, el día 31 celebro en mi casa un almuerzo, e invito a todos mis amigos. A la hora de las campanadas en España, que son las 3 de la tarde en California, nos comemos las uvas (con Canal Sur, por supuesto), brindamos con cava Freixenet, y después de un rato todo el mundo a su casa. Solucionado el tema fin de año. 

5- Con el dinero que te has ahorrado en no comprar los vuelos esta Navidad, alquílate un piso en Zahara de los Atunes este verano

¡Ya verás qué pronto se te pasa el disgusto!

Sin más, me despido, deseándoos unas felices fiestas, estéis donde estéis.

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