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Dale, Yolanda
Se va Nadia Calviño a presidir el Banco Europeo de Inversión en el momento que más caliente está su disputa con Yolanda Díaz. Una vez más, una propuesta del Ministerio de Economía choca con el de Trabajo. En este caso, a cuenta de una reforma en el subsidio por desempleo, esa última (endeble) tabla de salvación que, si se cumplen una serie de estrictos requisitos, permite a algunos parados cobrar durante unos pocos meses un máximo de 480 euros. El ministerio de Calviño preparaba una reforma que, lejos de reforzar esa triste protección, endurecía algunos requisitos. En el fondo, culpaba de su propia situación a los parados que perciben ese subsidio, en su mayoría mayores de 50 años, todo lo cual ya detallamos en otra ocasión.
Trabajo no ha tardado en dar respuesta a esa propuesta y ha dicho lo evidente: si alguien en difícil edad de acceso al mercado laboral percibe 480 euros mensuales durante un tiempo limitado, se debe aumentar su protección, no reducirla. Por eso, Yolanda Díaz plantea “un subsidio gradual en el tiempo, de 660 euros a 480 euros, y asegura que Economía quiere limitar la duración máxima de cobro de los 30 a 12 meses”. Además, lo propone ampliar a menores de 45 años sin cargas familiares. Calviño, por lo visto, justificaba su plan de restricciones en “la evidencia científica”, cuando luego ha resultado que no era exactamente así, como bien explicó este mismo diario. Raquel Marcos, por su parte, comentaba en esta tribuna, con el explícito título de “Si estás en paro es porque quieres”, que “si consideramos que una persona debe ingresar al menos 800 euros al mes para no estar en una situación de pobreza severa, el subsidio no parece ningún aliciente para no buscar trabajo”.
A mí me ha gustado esa Yolanda Díaz por una vez tan palmariamente enfadada, sin pelos en la lengua y oponiéndose de manera frontal y pública a su compañera de gobierno. Confieso que era algo que echaba de menos en ella
En el Ministerio de Trabajo han sacado toda su artillería comunicativa para disparar contra los disparates de Calviño, una ortodoxa de la Economía, como tantas veces se le llama en prensa para esconder que es una de esas neoliberarles perfectamente intercambiables entre PP y PSOE. Así lo demuestra la larga lista de desencuentros con el Ministerio de Trabajo, que en la pandemia, como hemos sabido, resultó especialmente intensa. Asusta pensar cómo habríamos salido de esa si Calviño se hubiera impuesto en el Consejo de Ministros, con las raquíticas ayudas que proponía en medio de esas crisis sanitarias o, más recientemente, sus reparos con la Ley Rider.
Lo peor es que hasta 2024 Calviño no se incorporará a su nuevo puesto, de modo que todo apunta a que habrá que continuar en estas semanas la pelea con ella por la reforma del subsidio. Dicen en el Ministerio de Trabajo que, paradójicamente, contra ella costaba poco dar esa batalla, ya que sus propuestas son tan salvajes que fácilmente se desmontaban. Vamos, que es posible que su sustituta o sustituto resulte incluso peor, y no solo proponga recortes parecidos, sino que siga con la costumbre de invadir las competencias de Trabajo.
A mí me ha gustado esa Yolanda Díaz por una vez tan palmariamente enfadada, sin pelos en la lengua y oponiéndose de manera frontal y pública a su compañera de gobierno. Confieso que era algo que echaba de menos en ella, a la que en ocasiones veo tan preocupada con mantener las formas con sus socios del PSOE que parece que se dirigiera a esos votantes, y no a los suyos. Confío en que mantenga el tono y la firmeza durante los próximos meses porque, este sí, es un enfrentamiento que no se juega en lo dialéctico, en el relato. Se libra en lo puramente material, en algo que de manera tan directa afecta a miles de personas sin acceso a un sueldo y con dificultades cada vez mayores de encontrar un trabajo o de cobrar algún tipo de prestación en medio de una maraña burocrática tan ineficaz como cruenta, según acaba de destapar la Cámara de Cuentas de Andalucía.
Así que dale, Yolanda, que en esta batalla vamos contigo. Ojalá algún día llegues a la de la renta básica.
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