Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
Faltan unos flecos
Primero dan los datos del paro, y luego, un anuncio de Bankia y otro de Don Simón. Sexo, drogas y rocanrol. El constructor de empleo busca y destruye, y luego cambia cromos en tierra de nadie, suelo urbanizable, obra civil allende los mares, timo de la estampita.
Prometerán reformas dolorosas, pintarán de colores las raíces vigorosas de la economía del estilismo, de las tendencias y las texturas. Un siesudo estudio de la Fundación del Lamparón pone de manifiesto que hay dinero, hay trabajo. Qué alegría. Hagamos un llamamiento a los que aflojan la manteca. Lo mismo nos hacen caso y se dejan caer.
La cola del paro se ha mudado al castin de Juego de Tronos. A la fresquita, docenas de titulados universitarios arrastran las chanclas. No se admiten gordos. Ni derrotistas.
Extras y camareros, sargentos y auxiliares de orfebrería, escritores de pamplinas, técnicos encaramados a la azotea, un sol prevaricador. Tu vecino de abajo se ha disfrazado de indie. Hace años, cuando Esteban Spielberg rodó El Imperio del Sol en Trebujena, exigieron gente alta y rubia como la cerveza. Se agotó el Farmatint en doscientos kilómetros a la redonda. Los asalariados de los Hermanos Warner echaron un montón de peonás muy bien pagás. El alcalde comunista de entonces fue al trapo y mostró su rechazo al yanqui opresor. Perdió las elecciones. No, espérate.
Rajoy Division, bonito nombre para un conjunto músico vocal de carácter deprimente, pop siniestro y kamikaze, machacón, discotequero.
A Mariano se le estropean los aviones por mero capricho. Esdrújulas averías mediáticas, falta de mantenimién, montañas de eufemismos aguardan la llegada del tiempo de las nieves. En Andalucía, en cambio, Susana cumple un año de sonrisas forzadas y alguien gana algo sin la ayuda del viento. Carolina nos convierte en potencia mundial del bádminton. Qué deporte más raro. Ella ha preferido el bádminton antes que la vendimia, tonta no es, pero cierra el día igual de eslomá que el cargador de pasos o el currito de una multinacional del mueble, tol día agachándose, una cosa horrorosa.
Carolina del Sur es nuestra heroína. Corren los padres, tiesos y anestesiados, a apuntar a la niña al bádminton, mucho más barato y rentable que otras modalidades de búsqueda de empleo. Los niños, por sus partes, tendrán que “descambiar” o empeñar sus ostentosas camisetas de fútbol, a ochenta leuros la unidad, ¿somos tontos o qué? No te van a contratar, chaval. Los ojeadores profesionales encontraron otro lugar, otro interés creado, No interesas, chaval. Tantas tardes de entrenamiento salvaje, tantos sábados por la mañana en calzonas, reventando rodilleras nuevas en campos de arena, y viene una muchacha de Carolina del Sur a pincharte el globo propinando golpes a una coliflor...
Vuela como una pluma de avestruz, impredecible, veleidosa y evocadora, la pelota con flecos de la economía supramunicipal. Obama parece blanquito ya. La Merkel se llevó un souvenir envenenado de la Espagna blanca y culé, esperanza de la exclusión social, experimento de recolectores sin escrúpulos, el doble rasero de la excepción aceitunera y altiva que confirma este arriesgado pero hermoso caos reinante.
Por cierto, a propósito de la fiebre del estilismo imperante, si Freddy Mercury levantase la cabeza, desheredaría a Letizia por lucir semejantes hechuras en un concierto. We will rock you. We are the champions, también.
Primero dan los datos del paro, y luego, un anuncio de Bankia y otro de Don Simón. Sexo, drogas y rocanrol. El constructor de empleo busca y destruye, y luego cambia cromos en tierra de nadie, suelo urbanizable, obra civil allende los mares, timo de la estampita.
Prometerán reformas dolorosas, pintarán de colores las raíces vigorosas de la economía del estilismo, de las tendencias y las texturas. Un siesudo estudio de la Fundación del Lamparón pone de manifiesto que hay dinero, hay trabajo. Qué alegría. Hagamos un llamamiento a los que aflojan la manteca. Lo mismo nos hacen caso y se dejan caer.