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La recuperación del mercado laboral y la reducción del paro agrario
A pesar de que el desempleo se ha reducido a niveles de septiembre de 2010 -tras llegar en 2013 a un pico del 27%- y que la OCDE estime que crearemos más empleo que los países de nuestro entorno, España sigue entre los países con mayor paro de la Unión Europea. El desempleo es, qué duda cabe, la mayor lacra social de nuestro país y sus consecuencias económicas, sociales, políticas e incluso psicológicas alcanzan unas dimensiones poco deseadas.
Entre los retos de nuestra economía sobresale la inaplazable reducción del desempleo y de la precariedad laboral.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que un total de 207 millones de personas se vean en situación de desempleo en el mundo en 2022, 21 millones más de las que estuvieron en paro en 2019, antes de que irrumpiera la pandemia.
Todas las regiones se enfrentan a graves riesgos a la baja en cuanto a la recuperación de su mercado laboral, derivados de las repercusiones de la pandemia. Además, esta situación está alterando la estructura de los mercados de trabajo de tal manera que una vuelta a los niveles de referencia anteriores a la crisis podría ser insuficiente para compensar el daño que ha causado.
A la debilidad de los mercados laborales se une la inflación, que dificulta aún más la recuperación. El aumento de los precios de los productos básicos y los bienes esenciales, cuando los mercados de trabajo aún tienen mucho camino que recorrer hasta recuperarse, reduce significativamente la renta disponible y, por tanto, incrementa el costo de la crisis.
Si analizamos la cara positiva, la economía española ha dado muestras en 2021 de la recuperación del mercado laboral tras el mazazo de la pandemia, propiciada por la vacunación y el levantamiento de las restricciones. El pasado año ha alcanzado cifras récord tanto en afiliados a la Seguridad Social, con 776.478 cotizantes más, la mayor creación de empleo desde 2005; como en el número de inscritos en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), con 782.232 desempleados menos, el mayor recorte desde que hay registros.
De esta forma, el número de afiliados alcanzó en 2021 el nivel más alto de su historia hasta los 19.824.911 trabajadores; mientras que el total de parados se ha reducido hasta los 3.105.905, la cifra más baja desde 2007. Una de las herramientas que han sostenido el golpe y han evitado una destrucción de empleo mayor han sido los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE): el número de personas acogidas a este mecanismo se ha reducido desde los más de 3,6 millones al inicio de la pandemia, hasta los 102.548 trabajadores a cierre de 2021.
Con estas cifras, se superan ya los datos previos a la irrupción del coronavirus: hay 140.142 parados menos que al inicio de la pandemia y 574.682 afiliados más que en febrero de 2020.
El año comenzó con un mercado laboral mermado por los malos datos de 2020, cuando se destruyeron 360.105 y se sumaron a las listas de desempleo 724.532 personas. Sin embargo, gracias a la campaña de vacunación comenzaron a caer las restricciones y el ahorro acumulado por los hogares durante el confinamiento comenzó a fluir, mostrando un dinamismo en el empleo que sigue siendo muy superior a la recuperación del PIB plasmada en los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que registró un repunte del 2,6% en el tercer trimestre.
El número de parados registrado en el sector primario es de 145.586 personas en diciembre de 2021. El desempleo disminuye situándose en 11.600 parados menos respecto a la media de los últimos 5 años
De esta forma, 2021 termina con la creación de 72.553 puestos de trabajo en diciembre, que aumenta por cuarto mes consecutivo si se toma como referencia el dato sin desestacionalizar, esto es, eliminando los factores que influyen en el comportamiento de la estadística; y con la bajada de 76.782 parados, que acumula diez meses consecutivos de descensos.
El segundo año de pandemia finalizó de manera muy distinta al primero, cuando la COVID-19 se llevó por delante 360.105 ocupados y en el que la afiliación descendió por primera vez tras seis años consecutivos de incrementos.
Por su parte, el paro registró un descenso de 782.232 desempleados, marcando un descenso del 20% y su mayor caída anual de toda la serie histórica, iniciada en 1996.
Los 102.548 trabajadores en ERTE-COVID a 31 de diciembre de 2021 suponen un descenso de casi 520.000 trabajadores respecto a los protegidos hace justo un año. Y, respecto al pico de la pandemia, supone un descenso de más de 3 millones de personas.
En 2021 se formalizaron un total de 19.384.359 contratos, un 21,6% más que en 2020. Sin embargo, la temporalidad siguió al alza: de ellos, casi nueve de cada diez fueron temporales. De ahí la importancia de la validación de la reforma laboral, que fue un éxito de tenacidad y capacidad negociadora entre Gobierno, sindicatos y patronal.
En el Sector Primario, en el cuarto trimestre del año 2021 el número de desempleados agrícolas disminuyó en 161.100 personas (-33,3%) respecto al primero y la ocupación subió en 78.700 (+ 10,33%) personas, según la Encuesta de Población Activa (EPA) que publicó el jueves 27 de enero el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La agricultura fue el sector que registró la mayor caída del paro frente al trimestre anterior en términos porcentuales. Otro de los datos que recoge la encuesta es que el paro en el sector agrario se redujo en los últimos doce meses en 23.400 personas, lo que representa una bajada del 12,67%.
El mercado laboral español generó 58.000 puestos de trabajo en el sector agrario durante el año 2021, hasta alcanzar los 810.400 ocupados.
La afiliación aumenta en 26.859 afiliados en diciembre y se encuentra un 2,22% por debajo de la afiliación de 2020.
El número de afiliados pertenecientes al sector primario es de 1.126.156 afiliados. La afiliación aumenta, pero aún se encuentra a una distancia de 25.500 afiliados por debajo de 2020 y 35.800 respecto al promedio de los cinco años anteriores.
El paro disminuye en 4.530 personas en diciembre, logrando reducirse el desempleo un 20,07% respecto a 2020.
El número de parados registrado en el sector primario es de 145.586 personas en diciembre de 2021. El desempleo disminuye, en línea con años anteriores, situándose en 11.600 parados menos respecto a la media de los 5 años anteriores. Respecto a noviembre el paro registrado baja en agricultura 4.530 (-3,02%).
La principal causa del paro viene dada por la estructura de nuestro mercado de trabajo, con deficiencias evidentes, y estrechamente vinculada a nuestro modelo productivo, donde los servicios copan el 67,7% del PIB, con la industria representando un poco más del 14% y la industria manufacturera apenas el 11,1%.
Al estar nuestra economía sumamente orientada a los servicios, donde destaca el componente de las industrias sociales, es evidente que el golpe a nivel económico es durísimo en las actuales circunstancias y eso impacta fuertemente en lo que es el trabajo.
Los trabajadores temporales son los más perjudicados por los flujos de destrucción de empleo, influyendo en ello la estacionalidad del sector servicios y la permanente incertidumbre económica, amén de una preparación laboral poco recia, generando desigualdades, carreras laborales sin continuidad y una menor productividad. Sigue siendo inaplazable la reducción del desempleo y de la precariedad laboral.
A pesar de que el desempleo se ha reducido a niveles de septiembre de 2010 -tras llegar en 2013 a un pico del 27%- y que la OCDE estime que crearemos más empleo que los países de nuestro entorno, España sigue entre los países con mayor paro de la Unión Europea. El desempleo es, qué duda cabe, la mayor lacra social de nuestro país y sus consecuencias económicas, sociales, políticas e incluso psicológicas alcanzan unas dimensiones poco deseadas.
Entre los retos de nuestra economía sobresale la inaplazable reducción del desempleo y de la precariedad laboral.