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Rajoy: homenaje a Lola Flores

“Juro por mi mare y por mis hijos que no me he enterao de ná. Yo voy a lo mío y de eso de leyes, no se ná de ná”. La frase podría ser de un registrador de la propiedad venido a mejor fortuna, convertido en presidente del gobierno, pero no, es de Lola Flores, la Lola de España; son palabras del juicio en el que estuvo acusada de delito fiscal. Lola no sabía que no hacer la declaración de la renta durante años tuviera tan graves  consecuencias, no sabía que hay que pagar impuestos, en realidad, en aquel juicio y en la  instrucción previa, no supo casi nada aunque atesoró otros méritos a los que me referiré luego.

En una ocasión, Er Tello, chofer de Manolo Caracol, del que fui vecino, me comentó que Lola no sabía cantar pero que paseaba la bata de cola como nadie. Se quedó corto, Lola fue la inventora del rap hispano y, desde luego, una precursora indiscutible del crowdfunding, aunque ella pidió solo una peseta por español mientras que lo de Mariano de España y sus recolectores supone mucho de los 90.000 millones al año que nos cuesta la corrupción. Rajoy es un imitador de Lola, no sabe cantar o no quiere cantar, mejor dicho. Rapea bien, sus letras marianas están dando la vuelta al mundo hispano. En  lo que se refiere al crowdfunding, la recolecta de jurdores en la jerga del hampa, Rajoy, con otros fines, supera a Lola en cantidad e incluso en lo territorial. Lola nunca llegó a Suiza, ni a Andorra y menos a Jersey. Pero lo que me decía Tello era cierto, Lola con la cola era como nadie. Ahí Rajoy, pues no, sus andares y hasta los “bañares” suyos no son comparables, es más, diría que está chungo de pataje. Y Lola...

Lola era arrolladora, la recuerdo en sala con su falda de cuero negro, elegantísima; nos liaba a todos con su arte, como lió a sus señorías. Rajoy y la estrategia de sus abogados era y es también liarnos. El lío mariano. La estrategia es clara y contagiosa, ya lo dijo McLuhan, al final, somos lo que vemos. McLuhan acuñó una diablura lingüística; como mensaje se  dice “message” en inglés, descompuso la palabra en dos: “mess” y “age”. Es decir, lío y tiempo, o lo que es lo mismo, el tiempo de los líos; precursor que era el canadiense, y eso sin haber conocido a Rajoy, maestro en el tiempo de los líos, su lío mariano.

Ponían en la tele hace años una serie maravillosa, se llamaba Soap. Se tradujo como 'Enredo', pero significa jabón, y vale también como telenovela y dar coba. De ahí a cachondearse del personal va nada. Rajoy da coba, hojana decimos por estas latitudes del sur de Europa, da jabón, se cachondea del personal y cuando está la cosa que arde, como Campbell, el protagonista principal de Soap, se hace invisible, detrás de un plasma, un poner.

La casa donde transcurría la historia de líos y tratos que pretendían recrear y que viéramos los esforzados abogados de la acusación popular y la fiscal en la comparecencia de Rajoy, queda claro que era lo que se dice en Argentina, un quilombo, en la Axarquía de Marcelino Méndez, un “follaero”, la 13, Rue del Percebe, de Ibáñez. La casualidad ha querido que la casa hermandad de la cofradía de los corruptos de este país, en donde hay obras pero el capataz o el casero, que estaban allí, no se enteran, esté en el número 13 de Génova. La 13, Rue del Percebe, como la 13, Rue de Génova, tenía hasta una alcantarilla, la de don Hurón, vidente Ibáñez.

Decía que Lola Flores había atesorado otros méritos en el transcurso de su juicio. El mejor de mis resúmenes de su performance procesal está en esta frase que convenció a los magistrados de lo suyo. Lola explicó que no se enteraba de ná porque ellos, ella y su familia, el gran Pescaílla, dijo: señoría, es que “hemos sido artistas”. No lo dijo así su imitador en su comparecencia como testigo, pero lo dejó muy claro: en el PP son unos auténticos artistas. Y algo más hay que une a Lola y Mariano, los dos de España: “sus chistes nos hicieron reír a todos”. Eso dijo Felisa Atienza, la magistrada que procesó a La Faraona. El juez Hurtado no se rió visiblemente, ni sus hieráticos colegas, sí los abogados defensores de partes, pero Mariano, como Lola a su coro judicial, hizo reír a mucha gente: unos refocilados en sus ocurrencias; otros, avergonzados por ver así al presidente del gobierno.

El gran homenaje de Rajoy a Lola Flores, así y todo, se queda cojo: en su defensa, que no procedía porque iba en calidad de testigo, le faltó al presidente del PP arrancarse y cantarle a los abogados de la acusación particular: “tú lo que quieres es que me coma el tigre”. Pero para eso hay que saber pasear la bata de cola como Lola y tener las carnes morenas.

“Juro por mi mare y por mis hijos que no me he enterao de ná. Yo voy a lo mío y de eso de leyes, no se ná de ná”. La frase podría ser de un registrador de la propiedad venido a mejor fortuna, convertido en presidente del gobierno, pero no, es de Lola Flores, la Lola de España; son palabras del juicio en el que estuvo acusada de delito fiscal. Lola no sabía que no hacer la declaración de la renta durante años tuviera tan graves  consecuencias, no sabía que hay que pagar impuestos, en realidad, en aquel juicio y en la  instrucción previa, no supo casi nada aunque atesoró otros méritos a los que me referiré luego.

En una ocasión, Er Tello, chofer de Manolo Caracol, del que fui vecino, me comentó que Lola no sabía cantar pero que paseaba la bata de cola como nadie. Se quedó corto, Lola fue la inventora del rap hispano y, desde luego, una precursora indiscutible del crowdfunding, aunque ella pidió solo una peseta por español mientras que lo de Mariano de España y sus recolectores supone mucho de los 90.000 millones al año que nos cuesta la corrupción. Rajoy es un imitador de Lola, no sabe cantar o no quiere cantar, mejor dicho. Rapea bien, sus letras marianas están dando la vuelta al mundo hispano. En  lo que se refiere al crowdfunding, la recolecta de jurdores en la jerga del hampa, Rajoy, con otros fines, supera a Lola en cantidad e incluso en lo territorial. Lola nunca llegó a Suiza, ni a Andorra y menos a Jersey. Pero lo que me decía Tello era cierto, Lola con la cola era como nadie. Ahí Rajoy, pues no, sus andares y hasta los “bañares” suyos no son comparables, es más, diría que está chungo de pataje. Y Lola...