Emprender en un pueblo de Jaén o cómo crear oportunidades en la España vaciada
Cuando tenía 10 años, Yolanda Vizcaíno tuvo que dejar Pontones, una pequeña localidad de Jaén en el corazón de la Sierra de Segura, para irse a estudiar a Villanueva del Arzobispo, donde sí había escuela. “El hecho de que no me quisiera ir del pueblo pero no tuviera otra opción” marcó para siempre la vida de esta serrana que “desde ese momento” supo que algún día “iba a volver” a su querido Pontones.
Después de estudiar el grado de Enfermería en Almería, viajó por todo el mundo en proyectos de cooperación internacional y se fue a trabajar a Madrid, luego a Valencia y, finalmente, a Bruselas. Hasta que “llegó el momento de volver”. Como no era posible ejercer de enfermera en su pueblo, esta jienense de familia emprendedora decidió reinventarse: “Me lié la manta a la cabeza y en septiembre de 2021 creé Aventura Hernán Pelea”, la primera empresa de turismo activo en Santiago-Pontones (municipio formado por la unión de Santiago de la Espada y de Pontones, que cuenta con más de 80 aldeas).
Vizcaíno, que ya se consideraba emprendedora antes de crear su propio negocio, defiende que ella no tiene una empresa de turismo, sino una “fábrica de experiencias”. “Cogemos el tiempo de la gente y creamos experiencias y emociones a medida, aprovechando un entorno natural mágico como es la Sierra de Segura”, explica la fundadora de Hernán Pelea, en alusión a las “traveías histórico-etnográficas” que realizan por la montaña o a las actividades que combinan “el senderismo con la alta gastronomía y un recital de música o de poesía”.
Esta alma inquieta tiene en marcha otros dos proyectos, vinculados igualmente al turismo y a la lucha contra la despoblación en la España vaciada. Por un lado, desde hace cuatro años, promueve un festival de música llamado En tierra de nadie Fest, que se diferencia del resto por su marcada “esencia de los pueblos serranos”, ya que su escenario es “un antiguo colegio rural de una aldea que ya está cerrado”. “Los camerinos son las antiguas aulas y el ambiente es muy familiar, muy rural”, explica Yolanda recién aterrizada de Senegal, donde ha pasado varios días trabajando como coordinadora de viaje de un grupo de diez personas.
Esa es su tercera línea de negocio, bautizada como Mochila de sabores, que ofrece “viajes de autor a diferentes países” con una filosofía “de impacto mínimo” y máxima “inmersión cultural”. Para ello, contacta con “pequeñas empresas locales” del país de destino que también “hagan grandes cosas en sus países” y acompaña al grupo durante su estancia. El objetivo fundamental, explica Vizcaíno, “no es que la gente viaje y se haga una foto, sino que entre en contacto con diferentes realidades del mundo y abra un pedazo de su conciencia, que a lo mejor está nublado, porque viajar te da mucha luz”.
Más oportunidades en el mundo rural que en Bruselas
A todas esas líneas de negocio les une un denominador común: “aportar nuestro granito de arena al mundo rural”, como señala la propia empresaria. Santiago-Pontones tiene menos de 3.000 habitantes y Yolanda Vizcaíno afirma que encierra “más oportunidades que Bruselas capital”. Lo argumenta señalando que “el mundo rural tiene mucha más capacidad de expansión que las ciudades tan sobreexplotadas y masificadas porque ofrece más campos en los que desarrollarte”. Además, “ahora con el teletrabajo podemos hacer muchísimo, aunque a veces se vaya la cobertura, desde hace dos años tenemos fibra y eso es genial”, celebra esta emprendedora de 39 años.
Ese potencial que esconde el mundo rural es el que está explotando Vizcaíno junto a otros vecinos conscientes de estar “abriendo un camino virgen” en la Sierra de Segura, concretamente, “en la mayor altiplanicie de España”. “Es un minipirineo y hasta ahora no había ninguna empresa de turismo que explorara la parte alta”, conocida como campos de Hernán Pelea, que da nombre a la “fábrica de experiencias” de Yolanda Vizcaíno.
Un punto “crucial” para el futuro de la Sierra
Al calor de esta oferta turística que está floreciendo en una zona menos conocida del parque natural de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, está despegando el desarrollo turístico de Santiago-Pontones, donde están “creciendo los servicios en hostelería y alojamiento”. En este punto, los empresarios y amantes de esta zona, como Vizcaíno, son conscientes de estar en “un punto crucial de hacia dónde queremos ir”. “Tenemos que hilar muy fino porque nos lo podemos cargar, con las redes sociales es muy fácil mover a las masas y tenemos que crecer bien, despacito, atrayendo a un público respetuoso que busca un turismo más de experiencia y de menos masificación”, apunta.
Para afrontar esa misión, han tejido una red entre las empresas de la zona para “colaborar todas con todas”, intentando “que haya una economía circular”. Al mismo tiempo, han creado un grupo de trabajo de “personas influyentes en el desarrollo del territorio”, que se reúne periódicamente para trazar un “plan estratégico a largo plazo”, hilando diferentes vectores como el sector hostelero, agroalimentario, turístico o ganadero.
“Queremos un desarrollo sostenible, pero que a la vez sea rentable porque sin turismo, ni ganaderos que sigan el relevo generacional, sin economía no hay vida y, por tanto, nos tendremos que ir de aquí”, defiende esta empresaria serrana.
Dejar un legado a través de la empresa
Percibirse a sí misma como “un punto fuerte de desarrollo” en la Sierra anima a Yolanda a “no tirar la toalla” cuando la invaden momentos de frustración. “Hay veces que me planteo volver a ser enfermera, que lo soy de vocación, porque no tengo necesidad de complicarme la vida, pero ya no puedo volver atrás”, reflexiona en voz alta.
Lo que la anima a seguir es sentir que su “inquietud y capacidad de conocer y conectar a muchas personas” va a dejar “un legado” en Santiago-Pontones. “Creo que tengo mucho que aportar en la Sierra y también en el mundo de los viajes”, reconoce Yolanda Vizcaíno, quien lleva dedicándose al voluntariado y la cooperación internacional “toda la vida” y siente que el mundo rural también “necesita gente que sumemos y aportemos para salvarlo”.
Después de tres años dedicadándose a los negocios, en los que también ha tenido su propio “máster en fracaso empresarial”, asevera que su etapa como empresaria es “la que más me ha hecho crecer personal y emocionalmente”. Para ella, de hecho, el desarrollo empresarial debe ir aparejado de un crecimiento personal. “Yo no tenía ni idea de empresa y tampoco tenía referentes aquí en los que fijarme, así que he ido aprendiendo a base de golpes e invirtiendo mucho en formación”, cuenta la fundadora de Mochila de sabores, quien se acaba de matricular en un ciclo formativo de turismo para continuar formándose.
Todo ello la ha llevado a darse cuenta de que su camino es “seguir desarrollando Santiago-Pontones dentro de la Sierra de Segura, seguir generando riqueza y formas de vida para que los colegios se vuelvan a abrir y se mantengan los servicios básicos”. Solo así podrá garantizarse que “la gente que se quiera quedar se quede y quien se quiera venir a vivir tenga opciones para poderse venir, y no tengan que irse por falta de oportunidades”.
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