Los trabajadores encargados del mantenimiento de los aerogeneradores del parque eólico de Campillos (Málaga), que acamparon durante 62 días en protesta por su despido, serán readmitidos en sus puestos. El Juzgado de lo Social número 30 de Madrid ha declarado nulo el despido, ejecutado por Efacec el mismo día en que asumió la subcontrata de Gamesa, por entender que existen indicios de que con el despido se vulneraron los derechos fundamentales de los trabajadores. Durante el juicio la empresa no pudo explicar por qué eligió a esos 14 empleados entre los 47 con los que contaba en aquel momento. Los afectados siempre defendieron que la decisión de Efacec estaba motivada por su implicación en acciones de protesta sindical. La sentencia, dictada el 1 de septiembre, deberá ejecutarse en los diez días siguientes a su notificación, aunque puede ser recurrida.
Efacec se subrogó en la subcontrata para el mantenimiento de los aerogeneradores (propiedad de Gamesa) el 1 de marzo y el mismo día despidió a 14 de los empleados que se incorporaban a su plantilla provenientes de la anterior subcontrata, GES. “No duré ni treinta segundos en la empresa”, explicaba en mayo Jordi Luque, un portavoz de los trabajadores. La resolución da validez a la tesis que mantenía entonces: que fueron despedidos como represalia por la existencia de un conflicto laboral originado por la elección de los representantes sindicales. El conflicto derivó en una huelga, que a su vez provocó tres despidos en 2011, declarados nulos en su día. Todos los despedidos en marzo de este año participaron en aquel conflicto, y la empresa no ha justificado por qué fueron ellos, y no otros, los elegidos. Uno de ellos llegó a un acuerdo con Efacec, y los otros 13 deberán ser readmitidos en sus puestos de trabajo con las mismas condiciones que tenían en marzo.
Durante el juicio, la empresa mantuvo que para elegir a los despedidos siguió un criterio de selección técnico “en función de la mayor cualificación profesional”. Sin embargo, la resolución desmonta el argumento, porque ni se realizaron entrevistas ni se realizaron pruebas para determinar qué trabajadores estaban mejor preparados. “No sólo no se ha probado sino que quedó desacreditado”, se lee. La magistrada tampoco admite que la plantilla estuviera sobredimensionada, como alegó la empresa. Al contrario, Efacec ofreció contratos de trabajo a trabajadores vinculados a otra empresa “pese a que ninguna obligación le incumbía al respecto”.
Contra el criterio de los trabajadores, la sentencia exime de responsabilidad a Gamesa y a la anterior contratista, GES, por entender que no ha quedado acreditado que se pusieran de acuerdo con Efacec para señalar a los despedidos. Y ello, sin embargo, “con independencia de la información que puedan haberse facilitado con ocasión de la tramitación propia de la sucesión”. Es decir, la resolución sí contempla la posibilidad de que Gamesa o GES pudieran haber informado a Efacec de los antecedentes de los empleados despedidos y declara probado que los responsables de personal de GES y Efacec mantuvieron reuniones.
“Han sido unos meses agotadores”, explica Jordi Luque. Comenzaron las protestas poco después de conocer que habían sido despedidos, y el 9 de mayo se instalaron ante la sede de Gamesa en Torremolinos. Allí permanecieron durante 62 días, sin saber si su protesta tendría efecto, pero convencidos de que, al menos, era justa. “Hay veces que nos levantamos a las tres de la mañana y está todo partido por el viento”, decía en mayo; “pero vamos a seguir hasta que nos readmitan. Estamos convencidos de que tenemos razón. Y estamos convencidos de que tenemos la capacidad de devolvernos nuestros trabajos”. “Ahora volveremos a la misma dinámica: lo único que queremos es trabajar”, explica ahora.