“Doñana entró en un punto sin retorno hace tiempo”
Es el agua. Según muchos expertos, ese es el verdadero problema de Doñana. Así lo cree también Javier Castroviejo, que dirigió la Estación Biológica de Doñana (CSIC) hasta finales de los años 80 y que desde entonces lucha por la conservación de este espacio protegido emblemático a través de la divulgación y de organizaciones como la Asociación Amigos de Doñana. Este biólogo gallego, amigo de Félix Rodríguez de la Fuente, ha estudiado en profundidad desde los ecosistemas de la cordillera cantábrica hasta el comportamiento del lobo ibérico o la biología del urogallo, pasando, por supuesto, por Doñana. La de Castroviejo es una voz respetada en el mundo ambiental.
¿Cuál es el mayor problema de Doñana en estos momentos?
La calidad, cantidad y dinámica de las aguas superficiales del Parque Nacional. La marisma es ignorada y olvidada. La marisma está muerta y el agua que llega está contaminada. Hay un real decreto (7/1999) que ordena restaurarla, pero no se está cumpliendo. Agricultura, minería, extracción de áridos y sobre todo el incumplimiento sistemático de las normas son algunos de sus principales problemas. Si se cumpliera la normativa europea, nacional y autonómica, el espacio no estaría tan amenazado.
¿Existe una sobreexplotación de las aguas subterráneas?
Sobre las aguas subterráneas se puede discutir mucho, porque no se percibe, no se ve y el acceso a la información es escaso. Se puso muy de moda por el desastre de los cultivos ilegales. Se habla sobre la cantidad de agua, pero nadie habla de la contaminación del acuífero. El problema del acuífero va a ser lento, el de la minería no va a ser rápido y el problema del agua superficial es lo que ha matado Doñana.
¿Hasta qué punto está amenazado el espacio protegido?
Doñana entró en un punto sin retorno hace tiempo. El meollo del asunto es si se reconoce que Doñana está muy amenazada. Hay que ver las causas. Cuando se habla del patrimonio de Doñana no se habla del patrimonio cultural ni tampoco de sus usos tradicionales.
¿Cómo debería ser la gestión de Doñana?
Han desaparecido las ovejas y los huertos. Los problemas son gravísimos, no hay punto de retorno y el daño al patrimonio es irreversible. La pérdida está también en las dinámicas. Los cauces están muy afectados y el dinamismo se ha perdido. Los cauces eran corredores biológicos que llegaban de la sierra y están interrumpidos por la agricultura.
Usted lleva hablando de la pérdida de biodiversidad en Doñana desde hace décadas: ¿Cómo ve la situación actual?
La marisma tiene una importancia especial por su biomasa, pero no hay evaluaciones. Antes había miles y miles de huevos que se recolectaban, toneladas de pescado, coleópteros acuáticos, anfibios. Por no hablar de los miles de canasteras, fumereles, fochas, ánades, conejos, grajillas, urracas, picofinas, avetoro, garza imperial, canastera, comadreja, erizos, turones. . Todo eso se ha perdido… la pérdida de biomasa en Doñana es colosal. Si no está desaparecido el lince es porque Doñana es un parque temático.
¿Por qué?
Alimentar (artificialmente) a las águilas imperiales y los linces ibéricos es propio de un parque temático. De Doñana queda el mito, que no es poco… a ver cuánto dura. ¿Crees que se puede tomar en serio el plan de recuperación del lince sin preocuparse por la presa, para descubrir poco después que el problema es el conejo? El conejo es la base de la dinámica trófica del ecosistema mediterráneo: desde el cazador hasta la cría de las culebras es esencial. Las mermas en el patrimonio cultural y biológico son colosales. No creo que se reconozca que Doñana está en riesgo.
¿Cómo andamos de conciencia ambiental los ciudadanos?
La conservación fue en aumento y era brillante hasta principios de este siglo, pero ahora ha caído a niveles muy preocupantes. Han vuelto los envenamientos (de fauna salvaje), se matan lobos (ha desaparecido de Andalucía, creo, ojalá me equivoque), se está construyendo muchísimo, la agricultura crece de manera desmesurada y se contamina con pesticidas y fertilizantes. Ha habido un retroceso preocupante y no veo que surjan conservacionistas entre la juventud.
¿Qué cree que ha ocurrido?
La lucha ecologista estaba ligada a una generación con muchas ganas de hacer cosas y de modernizar España. Todo eso se terminó desactivando. Los que tenían esa inquietud política se hicieron mayores o murieron y los de menos edad pensaron que estaba solucionado. El problema con la naturaleza y la conservación es que nos enfrentamos a lo irreversible. Si se destruye, se destruyó. La marisma no va a volver a ser marisma. Te enfrentas con lo irremediable. Si exterminas un animal o un sistema natural, olvídate.
Se considera que Félix Rodríguez de la Fuente, que era muy amigo suyo, sirvió de inspiración conservacionista para muchos españoles. ¿Qué recuerda de él?
Tenía una capacidad de trabajo enorme y era muy inteligente para captar lo esencial de las cosas. Captó en seguida qué era la evolución y las cadenas tróficas. Contaba, además, con una capacidad de convicción muy notable. No sólo trabajaba mucho, sino que leía mucho y se informaba continuamente. Tenía nitidez para diferenciar el grano de la paja en temas de conservación. No sólo era un gran comunicador, sino que tenía una gran cabeza. Tenía un espíritu abierto e inquisitivo, estaba abierto a los enfoques y descubrimientos científicos nuevos.
¿Guarda alguna anécdota especial de aquella época?
Yo salí con él a hacer cetrería y estuve con él en la redacción. Lo conocí haciendo fauna ibérica para la enciclopedia Salvat y fui a América a grabar El hombre y la tierra. La verdad es que hacía cosas muy emocionantes. Me acuerdo de la vez que se encontró una nutria gigante en el Orinoco y se empeñó en filmarla y hubo que ir a Caracas, que estaba lejísimo, a por una cinta.