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Federico Mayor Zaragoza: “Nuestra esperanza es lo inesperado”

Federico Mayor Zaragoza: “Nuestra esperanza es lo inesperado”

Miguel A. Ortega Lucas

No es un optimista, dice, sino un esperanzado. Ha sido Catedrático en Bioquímica, cofundador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (con quien trabajó), consejero de Adolfo Suárez en tiempos difíciles, consejero de Mijaíl Gorvachov en momentos críticos; director general de la UNESCO durante doce años; miembro del Club de Roma, de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la Academia Rusa de Ciencias… (por resumir). Actualmente, y desde el año 2000, preside la Fundación Cultura de Paz –su principal afán cotidiano–, pero también la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte.

Diplomático más que político, ensayista, poeta, vitalista, el prestigio y la estatura de Federico Mayor Zaragoza son sólo proporcionales a la pasión con que ríe, trabaja, sueña y habla: cuando se conversa con él apenas hacen falta preguntas, porque parece haberlas rumiado todas. De ahí, quizás, el secreto de que nadie pudiera atribuirle los 80 años que acaba de cumplir. Es un inconformista nato que, ya en los 60, y siendo rector de la Universidad de Granada, se permitió algunas “impertinencias” como “echar” de su despacho a una delegación del Banco Mundial… “Se reciben inspiraciones necesarias en Granada –dice–, hace usted muy bien en vivir ahí”…

Y –dice a continuación, inmediatamente, como si la palabra necesaria hubiera disparado su incansable tensión moral–:necesaria

“…son necesarias auténticas rupturas. No se puede mantener un sistema que ha cambiado los principios por los intereses mercantiles; esta sustitución ha sido nefasta. Yo insisto mucho en esto porque lo he vivido. A finales de los 80 se percibió en el mundo que podía iniciarse una nueva era, porque el hecho de que todo el sistema soviético se derrumbara sin una gota de sangre era histórico. La esperanza de la Humanidad es lo inesperado, porque los que mandan nunca van a dejar hacer lo que se espera. Y Gorvachov hizo lo inesperado. Igual que Mandela, unos meses después, otro maestro de la concordia; igual que en Mozambique, en El Salvador… Todo clamaba paz. Pero las ambiciones hegemónicas del señor Reagan y la señora Thatcher, acabada la Guerra Fría, les hicieron decir 'fuera las Naciones Unidas'. Fuera los principios que inspiraron la Declaración de los Derechos Humanos: ”Nosotros, los pueblos…“ Fíjese qué cosa tan hermosa: que sean los pueblos, y no unos cuantos hombres de inmenso poder, los que marquen el paso... Pero esta gente vino a imponer la plutocracia, los grupitos éstos, el G6, el G7, el no sé qué…, que han dado un resultado lamentable, como era de esperar…

…¿Qué hacemos, entonces?

Hoy más que nunca necesitamos demócratas; es decir: personas libres y responsables, que es la definición de educados libresresponsables educados de la Constitución de la Unesco. Personas capaces de disentir, de decir sí o no en virtud de sus reflexiones; esto es ser libre. Mi madre, que era una persona muy modesta, sin estudios, me dijo, cuando yo tenía quince o dieciséis años: “Si quieres ser feliz, no aceptes nunca aquello que creas inaceptable"… Y aceptamos lo inaceptable en el momento en que se aceptó el desprecio de las Naciones Unidas en los 80. Porque la Unesco decía que teníamos que ser libres y responsables, que no nos podían distraer…“

Pero nos prefieren distraídos. “Muertos andantes”, que nos contaba Aute.“Muertos andantes”, que nos contaba Aute

Efectivamente. Quieren que estemos, no ya atemorizados, sino distraídos, que seamos espectadores. Tenemos que conseguir una reapropiación de nuestro tiempo, porque la misma tecnología que nos libera, también nos esclaviza…. Pero ahora por primera vez en la historia podemos pasar a ser ciudadanos y no súbditos, podemos expresarnos libremente. Yo no soy optimista pero sí soy esperanzado. Creo que el ser humano tiene también la capacidad de inventar su futuro. Y el mundo apela hoy a una ciudadanía mundial. Mire: cuando yo empecé a ir a la URSS en el año 61, para hablar de neurociencia, lo que más me impresionaba era el silencio. Era la paz del silencio, del recelo, del miedo. Ése era el silencio de los silenciados, y así lo escribí; pero añadí: hay un silencio peor, que es el de los silenciosos; los que, pudiendo y debiendo hablar, callan…

Y decir cosas como…

...Que se gasten 4.000 millones de dólares diarios en armamento mientras tantos se mueren de hambre; esta cosa ¡ridícula!, consecuencia del inmenso poder del Partido Republicano de los Estados Unidos. Porque yo tengo mis motivos para decir que éstos son los que han originado los grandes problemas que tiene ahora la Humanidad. Que nadie se engañe… Este enjuiciamiento, indebido, de América Latina –desde Europa además, que no damos una últimamente…–: pero, ¿usted sabe lo que ha pasado en América Latina? Yo he tenido que ir a rescatar a [el músico] Miguel Ángel Estrella de que le mataran en Argentina. Yo he tenido que ayudar a proteger a [el Nobel de la Paz] Adolfo Peréz Esquivel. ¿Sabe la de muertos jóvenes que ha habido, por el hermano del Norte? Volvemos a lo mismo: estos señores republicanos cambiaron a Allende por Pinochet, instauraron una junta militar en Brasil, Argentina, Uruguay… La Operación Cóndor es una de las cosas más perversas que han sucedido… Como Irak: “Carpetazo a Irak”, dicen ahora. ¡¿Carpetazo a Irak, sinvergüenzas?! Pero si han muerto más de 80.000 personas, pero si nos quedan 70.000 mutilados, cinco millones de desplazados… ¿Carpetazo a Irak, sinvergüenzas? Los tres de las Azores deberían ir al Tribunal Penal Internacional… ¿Qué es esto?... No: hay que decir basta, que no queremos que nos manden 8 países sino todos, y que debemos situar los principios éticos en nuestro comportamiento cotidiano en lugar de los mercados

Sobre España: usted, que también la vivió desde dentro, ¿qué le merece este otro enjuiciamiento que se hace ahora de la Transición? ¿Fue una transacción, como algunos dicen?enjuiciamientotransacción

Yo lo resumo en esto: la Transición se basó en que a un militar no le sustituyera otro militar. Esto era lo que hacía que se pudiera aceptar (que pudiéramos aceptar) tener a un monarca elegido por Franco; que muchos tuviéramos que renunciar en parte a nuestra manera de pensar, quizá con otras banderas… Mire: el hermano de mi abuela fue el primer ministro de Educación de la República, Marcelino Domingo. Mi familia ha tenido momentos muy duros (a mí mismo, siendo rector en Granada, me decían 'mira, el rojo éste' y tal…). Pero lo que teníamos que hacer era evitar que a un militar, Franco, le sustituyera otro militar. Y esto que se logra, de nuevo, con una persona inesperada, Adolfo Suárez. Que era ¡el secretario general del Movimiento! Suárez tenía claro que adonde había que llegar era a un Estado federal, pero que con ese ruido de sables no se puede. Suárez se va diciendo “sinfonía inacabada”, como Schubert. Y a pesar de todo hubo un golpe de Estado (en el que pasaron cosas muy graves; estuvimos a punto de organizar un cacao…)… De modo que para hablar de ello hay que saber bien lo que pasó…Y, sobre esto, déjeme que le diga otra cosa: también tienen que dejarnos saber todo lo que pasó con los muertos de la guerra.

Otra sinfonía inacabada…sinfonía inacabada

Esto que dicen de 'reabrir heridas': No, hombre, no, ¡si es cerrarlas! A mí me gustaría saber cómo y por qué terminó la vida, tan fructífera, de mi tío Marcelino Domingo (sabemos dónde está enterrado, pero no cómo lo mataron; creemos que envenenado). ¿Por qué no nos dejan saber dónde están nuestros familiares? ¿Por qué no nos dejan saber todas las barbaridades que se hicieron, en los dos bandos pero también acabada la guerra?... Yo soy muy partidario de la transparencia en el uso del poder, porque sólo los países que tienen memoria tienen futuro. Aquellos que no tienen memoria no tendrán futuro, porque no tendrán una auténtica reconciliación de sus ciudadanos.

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