La tierra, en unos metros, ha entregado los cuerpos de 42 personas. Las fosas comunes del cementerio de Nerva (Huelva) han cerrado el año 2019 como la excavación con más víctimas del franquismo recuperadas en suelo andaluz. Con una secuencia que puede situar al lugar como la tumba ilegal más grande abierta en suelo rural, según los expertos. Y sin participación de la Junta de Andalucía.
El trabajo arqueológico ha tenido una segunda fase –acaba de concluir– financiada por el Ministerio de Justicia del Gobierno de España. Como en los casos de Pinos Genil (Granada), Utrera (Sevilla) o Hinojos, también en la provincia onubense.
Esta última intervención en suelo nervense ha exhumado restos óseos de 19 asesinados por el fascismo español. Con anterioridad, una primera campaña pagada por la Diputación de Huelva y el Ayuntamiento de Nerva sumó otros 23 cadáveres. La Junta de Andalucía no ha participado hasta el momento en este proceso de búsqueda de desaparecidos forzados.
Las fosas del camposanto nervense ya muestran evidencias de más víctimas. De seguir la cadena de enterramientos ilegales, y dada la extensión que resta por sondear –con apenas una quinta parte hay 42 cuerpos–, cabe la posibilidad de que la tumba colectiva supere las 200 personas convirtiéndose en “la mayor fosa en zona rural” de Andalucía, según el equipo de historiadores y arqueólogos encargados del caso.
Inversión “cero” de la Junta
Las personas exhumadas en la rojiza tierra de Nerva son una pequeña muestra de las aproximadas 1.500 víctimas que la represión franquista acumuló en la Cuenca Minera de Huelva. Andalucía suma 45.566 personas asesinadas por los golpistas y 708 fosas comunes, cifras que superan al terrorismo de Estado de Argentina y Chile juntas.
Hasta ahora “los trabajos se han realizado con la Diputación de Huelva y este último con el Ministerio de Justicia”, apunta el alcalde de Nerva, José Antonio Ayala (PSOE). La Junta de Andalucía “ni está ni se le espera”, dice, porque “aquí la inversión ha sido cero”.
“De los 42 cuerpos exhumados, unos diez son mujeres”, explica el arqueólogo Cristóbal Alcántara. En la primera fase fueron localizadas 23 personas y ahora otras 19. “Un número de víctimas elevadísimo”, refiere, “y si sigue esa proporción apareciendo en estos sectores del cementerio podríamos alcanzar las 200 víctimas de largo”, agrega.
“Los datos no hacen más que corroborar que esta va a ser la mayor fosa común en zona rural probablemente de toda España”, destaca el alcalde nervense. “Los trabajos del grupo de arqueólogos demuestran que esto fue un horror, un holocausto de persona inocentes”, subraya.
Queipo contra la “resistencia” minera
La pedagogía del terror se cebó con esta zona sin guerra. Con conatos de resistencia a la rebelión contra la democracia de la Segunda República. O con episodios como el de La Pañoleta, ya a las puertas de Sevilla, con la emboscada a los mineros que pretendían cambiar el curso de la historia.
De la zona partió la Columna Minera, “la resistencia que opusieron los trabajadores que intentaron sofocar el golpe de Estado”, recuerda Ayala. Y, a raíz del envite, “el criminal Queipo dejó caer toda su saña y su rabia” sobre la comarca.
La “cifra tan alta” sumada en dos intervenciones de campo, y la tierra que queda por abrir, hacen pensar que la tarea futura “confirmaría lo que se estima de la mayor fosa común en zona rural, corroborando el trabajo de investigación y arqueológico”, estima Alcántara.
Y del terror aplicado por los golpistas, con especial intensidad en Andalucía, queda como testigo “por ejemplo la disposición de los cuerpos, que ya es una muestra muerte violenta”. Pero también “fracturas en huesos largos e impactos de proyectil”, apunta el arqueólogo.
O “muchos objetos personales”, como “peinetas que pertenecían a mujeres”. Y mecheros, monedas, “incluso una de Portugal”, anillos, cruces, gemelos... “una cultura material que se asocia a estas personas” y es, subraya, “bastante significativa”.