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La Junta de Andalucía asumirá la gestión de las escuelas consorcio

Una imagen de la cocina de La Cónsula // Europa Press

Néstor Cenizo

Las escuelas consorcio dejarán de existir, tal y como se las conocía hasta ahora, en enero de 2015. Pasarán a depender exclusivamente de la Junta de Andalucía, que asignará a los trabajadores al ente público andaluz de Infraestructuras y Servicios (ISE). La viceconsejera de Educación, Montserrat Reyes, y la delegada en Málaga, Patricia Alba, informaron ayer de estos cambios en la reunión que mantuvo el consorcio de la escuela de hostelería de La Cónsula. La nueva fórmula podrá servir para garantizar la solvencia económica futura de los once centros de Andalucía, en entredicho desde que su financiación quedó condicionada a que se justifiquen las subvenciones recibidas los últimos años; sin embargo, no resuelve los problemas inmediatos para los alumnos que debían haber comenzado el curso el 22 de septiembre, y que no podrán hacerlo hasta, al menos, el 7 de enero. Ayer volvieron a manifestarse a las puertas de la Delegación de Educación en Málaga.

El consejero de Educación, Luciano Alonso, avanzó la semana pasada en el Parlamento andaluz que la financiación de las escuelas dejaría de depender de las subvenciones anuales a partir del 1 de enero de 2015. Ayer, en la reunión que responsables de la Consejería mantuvieron con representantes del Ayuntamiento de Málaga a propósito de La Cónsula, empezó a saberse algo más. Los consorcios se disuelven y la Junta de Andalucía asumirá en solitario la gestión de estos centros. En el caso de la escuela de hostelería, la Junta participaba con el 80% y el consistorio malagueño, titular de los terrenos donde está el centro, con el 20%. Hasta ahora, las subvenciones se convocaban anualmente, en plazos no coincidentes con el supuesto inicio del curso (en 2013 el plazo se cerró el 23 de octubre), lo que provocaba desajustes de tesorería que ponían en el alambre (cuando menos) el inicio de las clases, las nóminas de los trabajadores o el suministro de servicios y la compra del género con el que trabajan los alumnos y que se sirve en los restaurantes.

La Consejería asegura que esos problemas se terminarán porque el nuevo sistema garantiza la viabilidad económica de las escuelas y la estabilidad laboral. Los trabajadores de las escuelas consorcio pasarán ahora a depender del ISE, un ente público de la Junta de Andalucía, según confirma la Consejería. Para conocer qué cantidades se destinarán a La Cónsula y a las otras escuelas habrá que esperar al proyecto de Presupuestos. Queda pendiente que las distintas delegaciones de Educación provinciales y los órganos municipales que participan liquiden los consorcios y determinen cuál es su balance de cierre. El estado de las cuentas de La Cónsula ha sido motivo recurrente de enfrentamiento político entre la administración autonómica y el Ayuntamiento de Málaga, que se ha quejado de no recibir información.

Los alumnos, víctimas de la burocracia

Los alumnos, víctimas de la burocraciaLos problemas para garantizar la viabilidad económica de escuelas como La Cónsula vienen repitiéndose desde hace tres cursos. La secuencia se repite, a veces en septiembre, a veces en abril: alumnos protestando porque, por el camino de garantizar la solvencia se pierden los trabajos que algunos de ellos dejan para entrar en el centro y los alquileres que abonan con la esperanza de comenzar las clases cuando se les dice, y no semanas o meses más tarde. Ayer, estos chicos de entre 20 y 30 años se sentían ninguneados a las puertas de la Delegación de Educación en Málaga. Sienten que son la víctima colateral de una maraña burocrática que no entienden porque nadie se la explica. “Te planificas tu vida y no cumplen. Nos dijeron que íbamos a empezar, y no empezamos; nos dijeron que nos llamarían para explicarnos, y no llamaron”, dice Francisco Muñoz, uno de ellos. Son 44, pero los concentrados no llegaban a la veintena porque la Subdelegación del Gobierno no les había autorizado a manifestarse.

Muchos de ellos aseguran que han dejado un trabajo. Muñoz, en un restaurante. “Pedí la baja voluntaria porque llevaba mucho tiempo queriendo esto. Y ahora no sé si puedo volver al trabajo, porque no sé cuándo empezamos”, decía ayer, todavía con la esperanza de que la fecha del 7 de enero no fuese definitiva. Según explica, la delegada de Educación les aseguró hace una semana que podrían empezar “en noviembre o diciembre”. El martes se confirmó, sin embargo, que hasta el nuevo año no habrá curso de primero en La Cónsula. Ismael Vinagre explica que trabajaba en el Hotel Don Carlos, en Marbella, y que ni siquiera intentó renovar su contrato de prácticas: “Les dije que mi prioridad era La Cónsula”. A comienzos de verano se presentó, por cuarta vez, a las pruebas, y el 9 de julio le informaron de que estaba admitido, y que comenzaría el 1 de octubre. Después corrigieron: sería el 22 de septiembre.

Algunos, como Rafael Rodríguez, dejaron su ciudad, Madrid, y se trasladaron a Málaga. En su caso, con su pareja. Los dos dejaron el trabajo, y ahora no pueden desvincularse de un contrato de alquiler. Nadie le dijo nada hasta que el 22 de septiembre se presentó en la escuela. “¿Cuándo empezará el curso?”, preguntó. “No se sabe”, les dijeron a todos. Hasta el martes, cuando en el Pleno del Ayuntamiento se desveló que sería en enero. Beatriz González viene de Cabra (Córdoba), trabajaba como teleoperadora en el Parque Tecnológico hasta el 12 de septiembre y no quiso renovar: “Tengo 28 y buscas un futuro cercano. Aposté por La Cónsula por su prestigio. Pagamos la matrícula (150 euros) y nos probamos el uniforme. Organizas tu vida. Vivo de alquiler, y ahora ¿qué hago? ¿Busco trabajo? ¿A jornada completa? ¿Con qué compromiso?”. La solución a los problemas burocráticos, confirmada en un despacho a pocos metros de donde estaban ellos, no les vale.

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