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CIENCIA

Diabetes: cada día más cerca de una cura gracias a la ciencia y al apoyo social

Cabimer

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La diabetes es una enfermedad crónica causada por una deficiencia en insulina, que es la hormona que media la entrada de la glucosa en nuestras células. La glucosa es la fuente de energía de nuestras células, necesaria para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Cuando la producción de insulina no es suficiente, la glucosa no puede entrar en las células y se acumula en la sangre causando una hiperglucemia que es tóxica para nuestro organismo. Por lo tanto, la insulina es la hormona encargada, no solo de que nuestras células reciban la energía necesaria para su correcto funcionamiento, sino también de evitar la toxicidad por la acumulación de la glucosa en la sangre.

La insulina se produce en un único tipo de células, en las células beta pancreáticas, que se encuentran formando parte de los islotes de Langerhans localizados dentro del páncreas. Estas células son capaces de detectar los cambios en los niveles de glucosa en la sangre y aumentar o disminuir la producción y secreción de insulina, para asegurar la correcta entrada de la glucosa en las células y disminuir los niveles de glucosa circulante. El desarrollo de la diabetes se debe a alteraciones en estas células beta pancreáticas. Hay diferentes tipos de diabetes, pero los 2 tipos más frecuentes son la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2. En el caso de la diabetes tipo 1 se trata de una enfermedad autoinmune en la que nuestro sistema inmune identifica a nuestras células beta como posibles patógenos, las ataca y destruye, causando la imposibilidad del islote pancreático de producir insulina. En el caso de la diabetes tipo 2, aunque también hay un componente inmune, el principal desencadenante de la enfermedad es lo que se conoce como resistencia a insulina. Esto quiere decir que nuestro organismo necesita una mayor cantidad de insulina para permitir la entrada de la glucosa en las células y bajar los niveles de azúcar en sangre. Esto genera un aumento en la demanda de insulina que obliga a las células beta a producir mayores cantidades de esta hormona, causando su desgaste y finalmente su incapacidad de producir y secretar insulina en respuesta al aumento de glucosa en sangre, limitando la disponibilidad de insulina y provocando la hiperglucemia. En ambos casos, la diabetes se manifiesta (debuta) cuando la producción de insulina es inferior a la demanda para esta hormona.

Ya hace más de 100 años dos científicos canadienses, Banting y Best identificaron la insulina como el agente necesario para prevenir los efectos de la diabetes y comenzaron a administrar esta hormona a personas que habían desarrollado la enfermedad. En estos 100 años los tipos de insulina y los dispositivos de administración han mejorado de forma espectacular, ayudando considerablemente a las personan que han desarrollado diabetes. Sin embargo, estos tratamientos no curan la diabetes, solo tratan sus síntomas, haciendo que la diabetes sea una enfermedad crónica. Esto es especialmente destacable en el caso de la diabetes tipo 1 que debuta en niños, causando su dependencia de tratamientos con insulina durante toda su vida. Este tratamiento farmacológico con insulina puede dar lugar a subidas y bajadas puntuales en los niveles de glucosa en sangre que tienen efectos nocivos para el organismo, pudiendo causar importantes complicaciones secundarias. Por ello, es necesario encontrar nuevos tratamientos para la diabetes que permitan recuperar el control endógeno de la insulina, es decir, que permitan curar la diabetes.

Nosotros (PIDRU lab, liderado por el Dr. Benoit Gauthier y localizado en CABIMER, Sevilla) trabajamos para descubrir nuevos tratamientos farmacológicos que posibiliten la recuperación o regeneración de las células beta pancreáticas productoras de insulina. Nuestros estudios preclínicos, junto con los estudios de otros grupos de investigación centrados en diabetes, nos permitirá acercarnos más a esa deseada cura. Nuestro objetivo es conseguir que las personas que han desarrollado diabetes puedan, en un futuro, tener un tratamiento regenerativo que les permita recuperar las células beta pancreáticas para que nuevamente el propio organismo sea capaz de regular los niveles de glucosa en sangre, y de esta forma no depender de la administración farmacológica de insulina. Nuestro trabajo es posible gracias a la financiación que recibimos de las agencias gubernamentales tanto estatales como regionales (Junta de Andalucía) y de fundaciones privadas de familiares de personas con diabetes tanto estatales (DiabetesCERO) como internacionales (JDRF). 

Queremos destacar que la implicación de la sociedad a través de fundaciones como DiabetesCERO y JDRF que nos apoyan tanto económicamente como en el plano humano nos motiva y facilita el seguir con nuestro trabajo. Cada día estamos más cerca de encontrar una cura para la diabetes y entre todos podremos hacerlo.

La diabetes es una enfermedad crónica causada por una deficiencia en insulina, que es la hormona que media la entrada de la glucosa en nuestras células. La glucosa es la fuente de energía de nuestras células, necesaria para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Cuando la producción de insulina no es suficiente, la glucosa no puede entrar en las células y se acumula en la sangre causando una hiperglucemia que es tóxica para nuestro organismo. Por lo tanto, la insulina es la hormona encargada, no solo de que nuestras células reciban la energía necesaria para su correcto funcionamiento, sino también de evitar la toxicidad por la acumulación de la glucosa en la sangre.

La insulina se produce en un único tipo de células, en las células beta pancreáticas, que se encuentran formando parte de los islotes de Langerhans localizados dentro del páncreas. Estas células son capaces de detectar los cambios en los niveles de glucosa en la sangre y aumentar o disminuir la producción y secreción de insulina, para asegurar la correcta entrada de la glucosa en las células y disminuir los niveles de glucosa circulante. El desarrollo de la diabetes se debe a alteraciones en estas células beta pancreáticas. Hay diferentes tipos de diabetes, pero los 2 tipos más frecuentes son la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2. En el caso de la diabetes tipo 1 se trata de una enfermedad autoinmune en la que nuestro sistema inmune identifica a nuestras células beta como posibles patógenos, las ataca y destruye, causando la imposibilidad del islote pancreático de producir insulina. En el caso de la diabetes tipo 2, aunque también hay un componente inmune, el principal desencadenante de la enfermedad es lo que se conoce como resistencia a insulina. Esto quiere decir que nuestro organismo necesita una mayor cantidad de insulina para permitir la entrada de la glucosa en las células y bajar los niveles de azúcar en sangre. Esto genera un aumento en la demanda de insulina que obliga a las células beta a producir mayores cantidades de esta hormona, causando su desgaste y finalmente su incapacidad de producir y secretar insulina en respuesta al aumento de glucosa en sangre, limitando la disponibilidad de insulina y provocando la hiperglucemia. En ambos casos, la diabetes se manifiesta (debuta) cuando la producción de insulina es inferior a la demanda para esta hormona.