Les Luthiers: medio siglo de carcajadas hacen escala en Sevilla
Nueve millones de espectadores. 170 obras. 40 instrumentos inventados por ellos mismos. Pero, sobre todo, medio siglo de carcajadas. Los comediantes argentinos Les Luthiers llegan al Teatro de la Maestranza de Sevilla, donde actuarán entre el 8 y el 16 de septiembre, sin necesidad de muchas presentaciones. ¿Quién no ha visto alguna vez al sexteto argentino tocando esos instrumentos imposibles? ¿Quién no ha oído alguna vez el sonido metálico del campanófono, las cuerdas del cellato (esa parodia desternillante del violoncello...) o la esférica locura del bolarmonio?
Lo mejor de lo mejor. Eso es lo que prometen estos músicos argentinos con la selección antológica de ¡Chist!, donde se reúnen piezas de hasta 40 años de antigüedad. En la rueda de prensa celebrada en el Maestranza, Marcos Mundstock ha confesado que llevan “haciendo antologías desde hace un tiempo. Es una buena idea, porque son espectáculos maravillosos, en los que elegimos lo mejor”.
Carlos Núñez puntualiza que se trata de una “muy linda antología, donde echamos manos de esos momentos únicos de nuestros 50 años de historia. No se trata sólo de que la música y los chistes sean los mejores, sino de los que mejor respuesta han tenido del público. Están siendo los momentos más felices de nuestra historia”.
Los nombres de esas obras llegan a ser tan hilarantes como su puesta en escena. Así, el público del Maestranza podrá disfrutar de gags musicales como Los jóvenes de hoy en día. R.i.p. al rap, La redención del vampiro. Hematopeya o La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa, entre otros tantos. Y, por supuesto, estará uno de los más celebrados de su historia: La Comisión, donde un poeta se enfrenta a la proeza de cambiar el himno nacional frente a dos políticos que acaban de ganar las elecciones.
Un humor “intemporal y universal”
Y es que, según Mundstock “desde un principio nos gustó hacer un humor intemporal y universal, algo que no dependa de la complicidad con tu vecino, congénere o compatriota. Tampoco es que lo calculáramos. Hacer un chiste con el político de la portada del periódico es muy fácil. En cambio lo del poeta y el himno se sigue haciendo sin cambiar una coma. Y la gente se sigue riendo”.
¿Ha variado el público a lo largo de estas cinco décadas? “El público ha cambiado, claro. Algunos se han muerto, otros se reprodujeron y vienen con sus hijos. Pero la risa está siempre”, señala Núñez con humor. Su compañero Carlos López Puccio añade, en este sentido, que su público lo conforman ya tres generaciones y que ellos se sienten “muy orgullosos al ver cómo estas tres generaciones se siguen divirtiendo” con sus obras.
Aunque sus inicios estuvieron vinculados a parodias desternillantes de música barroca o renacentista, en su trayectoria han ido incluyendo piezas inspiradas en música popular como el rap o el bolero. Todas ellas están presentes en el repertorio de ¡Chist!. “Es un popurrí para cubrir todos los gustos del público”, subraya Carlos Núñez.
El año en el que Núñez se jubila, sus compañeros no dudan en denunciarlo... con su humor habitual. Sostienen que el humorista no tiene 65 años, sino “solamente treinta años y lo que se propone el muy ladino es cambiar a Les Luthiers por otras actividades con las que sueña en secreto desde siempre: apenas se retire, escalará el Aconcagua para visitar algunos cóndores que todavía no conoce, practicará buceo de aguas profundas para enriquecer su colección de caracoles marino y se aprenderá de memoria las 32 sonatas para piano de Beethoven y toda la obra de Chopin”.
Bromas aparte, Carlitos, como lo llaman cariñosamente sus compañeros, se muestra encantado de ponerle el broche de oro a su carrera con dos acontecimientos tan especiales como el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, que recogerán el 20 de octubre, y un fin de gira en un lugar tan “maravilloso” como el teatro romano de Mérida.
La nostalgia, en fin, ha sobrevolado la sala del Maestranza en todo momento. Recordando sus inicios, Jorge Maronna ha indicado que, cuando comenzaron, “era imposible imaginar un futuro tan hermoso. Nos divertíamos y disfrutábamos mucho, además de ganarnos unos pesitos. Hace 43 años vinimos a Madrid, Barcelona y Canarias, pero tuvimos poco éxito, no fue una temporada muy brillante. Volvimos en el 81 y entonces tuvimos éxito y giramos por toda la península”.
El grupo, narra Núñez, nació “con los instrumenots puestos”. Su orquesta de instrumentos informales fue un “chispazo genial de Gerardo Masana, que fue casi nuestro papá, y que inventó aquellos instrumentos informales con los que ejecutar obras clásicas”. Una parodia de una obra de Bach, en forma de prospecto para un laxante, fue el hilarante inicio con el que Les Luthiers se dio a conocer... ante coros universitarios, más que familiarizados con este tipo de obras.
“El juego era múltiple: una contraposición entre un texto bíblico y el prospecto de un laxante, de la sustitución de las violas por instrumentos como un serrucho, un latín hecho de lata, una guitarra que se tocaba al revés o una flauta hecha con tubo de laboratorios. Fue un exitazo muy divertido”.
La locura de estos sexagenarios incansables llega a Sevilla en plena forma, pues, como señala Jorge Maronna, “creo que fue Fellini el que dijo que los payaso envejecen muy bien”. Larga vida al humor... o, quizás, mejor dicho, humor para alargar la vida.