Marín gana las primarias de Ciudadanos y será candidato por tercera vez en Andalucía

Daniel Cela

14 de diciembre de 2021 21:23 h

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Hace 48 horas, en una entrevista radiofónica, Juan Marín trataba de recordar el nombre del “filósofo español” que pronunció aquel proverbio tan útil para el vicepresidente andaluz en política: “En España, el que resiste, gana”. La cita, que usó Camilo José Cela en su discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias, se ha demostrado cierta hace unos minutos, cuando la dirección nacional de Ciudadanos ha confirmado su victoria en las primarias a la presidencia de la Junta de Andalucía. Es la tercera vez que gana un proceso interno y repite como candidato.

Las dos primeras -en 2015 y en 2018- no ocupaba el puesto institucional que ahora tiene y, sin embargo, estas primarias han sido las de mayor contestación interna -pese a contar con el favor de la presidenta del partido, Inés Arrimadas-; las más broncas entre compañeros de filas y las que más cicatrices deja en la formación naranja. Había 2.589 militantes llamados a votar, un 54% menos que hace tres años. Finalmente han participado Han participado 1.412 personas. El vicepresidente ha obtenido el mayor número de votos, 823 (58,3%) seguido de lejos por el diputado por Córdoba, Fran Carrillo, 454 (32,2%), el aspirante con más opciones.

Juan Marín será el cartel electoral de las próximas andaluzas en las que Ciudadanos se juega su supervivencia política, quizá no sólo en este territorio. Andalucía es la región más poblada de España y donde más poder institucional concentra el partido de Arrimadas, que pasó de nueve a 21 diputados en 2018, convirtiéndose en socio de un Gobierno de coalición con el PP de Juan Manuel Moreno.

El descalabro en estos comicios, tras el fracaso electoral de Euskadi, Cataluña, Murcia y Madrid, puede precipitar la extinción de una formación extremadamente debilitada, y sometida al acecho constante de la dirección nacional del PP. Los populares han tenido un papel protagonista indirecto en el proceso de elección interna de sus socios. En plenas primarias exprés de Ciudadanos -dos días de campaña y dos de votación-, primero Arrimadas y después Marín han verbalizado la necesidad de “explorar” una alianza electoral con el PP para reeditar el Gobierno de coalición. “La posibilidad de ir en listas conjuntas podría significar un resultado de mayoría absoluta”, anunció el vicepresidente andaluz el lunes, primer día de votación. Luego ha añadido que es Pablo Casado quien se impide a Moreno avanzar hacia la coalición PP-Cs en Andalucía, porque su verdadero interés es destruir a su formación.

Es cierto que el presidente andaluz ha sopesado en público la “suma” de ambos partidos, si así se garantiza la mayoría suficiente para seguir gobernando sin depender de Vox. Las cuentas para reeditar su Gobierno de coalición con Cs sin la influencia de la extrema derecha no terminan de cuadrar. El margen electoral para lograr representación en las ocho circunscripciones andaluzas es más bajo que en España -un 3% del escrutinio, frente al 5%-, pero la mayoría de sondeos pronostican un desplome rotundo de los naranjas: tres o cuatro diputados, algunas encuestas vaticinan su desaparición del Parlamento andaluz -como ocurrió en Madrid-, mientras que el barómetro Centra, que financia la Junta, ofrece una proyección más optimista de siete escaños.

Moreno no ha decidido aún, aunque Marín esta semana ha puesto en su boca el deseo compartido de concurrir con “listas conjuntas”. La dirección nacional del PP se ha mostrado abiertamente en contra. Los números de Casado en las encuestas de intención de voto en el conjunto del país son buenos, hay una tendencia al alza, pero ningún sondeo le aproxima a la Moncloa sin el apoyo necesario del partido de Santiago Abascal. Esa dependencia de la extrema derecha no la percibe el PP andaluz, es más, en el reciente congreso que reeligió a Moreno como presidente del partido, éste marcó una hoja de ruta centrista, moderada, andalucista y socioliberal. Es lo que necesita el presidente andaluz para terminar de normalizar el gobierno de derechas en una comunidad donde el PSOE ha estado 37 años ininterrumpidos gobernando.

Por eso, lejos de enfadarse cuando Marín habló por Moreno de “listas conjuntas”, el consejero de la Presidencia y portavoz de la Junta, Elías Bendodo, se ha reafirmado en la sede del Gobierno andaluz respecto a esta fórmula, confirmando que se estudiará “al final del periodo de sesiones”, esto es, en septiembre de 2022, dando por hecho que las elecciones serán en octubre. Es el presidente de la Junta el único que tiene la potestad de apretar el botón para abrir las urnas, y éste ha barajado convocarlas en junio o bien en octubre. La debilidad parlamentaria de su Gobierno, ante una oposición que debe apoyar su agenda legislativa, será lo que determine una fecha u otra.

Los rivales de Marín, en especial el diputado por Córdoba, Fran Carrillo, le han acusado de “querer vender el partido y a los afiliados al PP a cambio de preservar el poder”. Carrillo ha denunciado fraude en el recuento de votos y ha pedido la impugnación y repetición de las primarias. Muy por detrás de ellos, el resto de adversarios que no ostentaban ningún cargo público han logrado un apoyo residual: Elena Bago Sotillo, 74 (5,2%); Carmen Almagro Berraquero, 36 (2,5%); Jesús Ángel Martín Duzmán, 13 (0,9%); Adolfo Cros Goma, 4 (0,3%); Antonio Pozo Indiano, 4 (0,3%); Paula María López Moreno, 2 (0,1%) y Rosario Ortega Carreño, 2 (0,1%).

Ni las duras acusaciones de su rival, tildando a la organización del partido de “mafia” y “estalinistas”, ni la fractura interna del grupo parlamentario Ciudadanos, con la mitad de los diputados cuestionando su autoridad; ni la filtración del audio en el que admite que “es estúpido aprobar un Presupuesto en año electoral”, que terminaría por dar la puntilla a las cuentas del Gobierno andaluz, socavando la autoridad del vicepresidente; ni los recelos de la propia Arrimadas con Marín; ni los amagos por disputarle el liderazgo de la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, punta de lanza del sector crítico... Marín, como decía Cela, ha resistido y ha ganado. Ahora falta saber hacia dónde conduce esa victoria a Ciudadanos.