La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, viene ejerciendo como azote de oposición al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, desde la legislatura pasada. Montero, política sevillana con años de experiencia en la Junta y en el PSOE-A, tiene cogido el pulso a la realidad andaluza y sus muchas y nuevas atribuciones dentro del Gobierno central y de la dirección federal socialista no le han hecho levantar un pie de Andalucía. Al contrario.
Montero ha participado este viernes los Encuentros de la Cadena Ser Andalucía, en la sede de Cajasol en Sevilla, donde ha querido desmontar, antes que nada, el leit motiv de la oposición del PP al Gobierno de Pedro Sánchez, que cuenta con un eco institucional notable en la figura del presidente andaluz. Esto es: que los “acuerdos que hemos desarrollado con los independentistas catalanes abren la puerta a supuestos agravios con otros territorios, ponen en peligro la igualdad entre los españoles, y crean una España asimétrica y a dos velocidades”. “Niego la mayor”, ha zanjado en los primeros minutos de su intervención.
La vicepresidenta ha parado en Andalucía para negar tajantemente esta tesis -que abona a diario Moreno y todo el Gobierno andaluz- y de, paso, hacer “pedagogía” sobre qué supone para el conjunto de España el pacto bilateral que el PSOE mantiene con Junts para preservar la estabilidad de la legislatura. “Todo lo pactado con las fuerzas catalanas es perfectamente replicable en el resto de comunidades de régimen común, como la trasferencia de competencias, o la asunción de la deuda de las comunidades por parte del Estado”, ha querido subrayar la número dos del PSOE federal, poniendo énfasis en que “incluir ese párrafo” en el pacto con el partido de Carles Puigdemont “costó”. “Meter ese párrafo en el acuerdo cuesta. Cuando figura en un acuerdo con un grupo catalán que las medidas se extienden al resto del territorio, cada punto y cada párrafo cuesta”, ha afirmado.
“Andalucía saldrá claramente beneficiada de este acuerdo al que se ha llegado con un partido independentista, hay que aprovechar esta coyuntura para que el interés general se extienda”, ha insistido.
Montero se ha esforzado en girar las tornas del relato político que patrocina Moreno desde la Junta, machacón con la idea de que “Andalucía no permitirá ningún agravio” ni que se “rompa el principio de igualdad entre españoles”. “Un andalucismo de pacotilla”, ha llegado a decir la ministra, haciendo un paralelismo entre la situación actual de Catalunya y la de Andalucía. La ministra ha elogiado a los partidos independentistas catalanes que “pelean” por más autogobierno -exigiendo más competencias y financiación al Estado- frente a la “inacción”, ha dicho, de Moreno, al que acusa de “no estar gestionando las competencias que le atribuye el Estatuto”.
“Hay comunidades que aspiran a desarrollar su autogobierno, que lo pelean, y hay otras que piden cosas porque lo ha pedido otro y además dos duros más”, afirma Montero, para ejemplificar con la solicitud “tímida” que ha hecho el Gobierno de Moreno de las competencias sobre los trenes de Cercanías, después de que PSOE y ERC pactasen el traspaso de Rodalies a Catalunya. La solicitud andaluza, de hecho, parte de una propuesta de resolución de dos grupos de izquierdas en el Parlamento -Por Andalucía y Adelante Andalucía- que fue respaldada sorpresivamente por el PP, y contó con el rechazo de los socialistas andaluces.
Con todo, la vicesecretaria general del PSOE ha admitido que a la relación de su partido con Junts le falta una “confianza que no se establece en un mes”, sino que “se hace camino al andar”. “Acordar no puede entenderse nunca como una humillación”, ha reiterado, en respuesta al malestar que ha provocado en las filas socialistas la imagen que ha proyectado el forcejeo con los catalanistas y con Podemos para sacar adelante dos de los tres decretos ley anticrisis.
En el Gobierno admiten que la negociación con Puigdemont ha proyectado una imagen de “humillación” que lastra a Sánchez y al propio PSOE, pero defienden que es la primera vez -tras el voto de investidura- que Junts cambia el voto del no a la abstención para facilitar la gobernabilidad de España. “En la pasada legislatura, Junts se situó fuera de la Constitución como consecuencia del procés, votando que no a todo. Que vuelva al diálogo y a la negociación se tiene que interpretar como algo positivo para la democracia”, ha asegurado.
El “desmantelamiento de la sanidad andaluza”
La dirigente sevillana ha cargado duramente contra el presidente Moreno, afeándole una estrategia de “confrontación permanente” con el Gobierno de España, “en vez de gestionar sus competencias asumidas, con unos recursos récord”. “Es una dejación de funciones, un andalucismo sin ningún sustento, por no decir de pacotilla”, ha asegurado, tildando su ejercicio de gobierno de “infantil”.
Montero no ha dado querido adelantar la cifra de la quita de deuda que corresponderá a Andalucía, una vez se aplique la misma fórmula con la que se ha cifrado la quita catalana en 15.000 millones de euros, un 20% del total. La ministra sólo ha explicado que el Estado admite que parte de ese endeudamiento de las comunidades tiene que ver con la “asfixia financiera” a la que fueron sometidos por el Gobierno de Mariano Rajoy durante la recesión de 2008 -singularmente entre 2012 y 2014- y ahora está dispuesto a compensar. “Se reconoce diez años después aquella situación de asfixia económica a los territorios que debilitó la provisión de servicios públicos, y se asume parte de la responsabilidad de lo que hicieron otros, aunque nosotros seamos de otro color político”, dice.
La vicepresidenta primera también ha avanzado que la reforma del sistema de financiación autonómica se abordará en esta legislatura, aunque ha reclamado al PP que ponga de acuerdo a sus presidentes autonómicos, “porque el modelo que reclama Galicia no es el mismo que la Comunidad Valenciana o que Andalucía”.
“Apoyo a Espadas”
Montero también se ha extendido en las críticas al Gobierno de Moreno por la crisis sanitaria que tiene al colectivo en pie de guerra, asegurando que “lo que está pasando en la sanidad andaluza, no lo vamos a recuperar”. “La manera en la que se está desmantelando no se reconstruye en los mismos años que se desmantela, darle una patada al castillo de arena es más fácil que reconstruirlo”, avisa.
Por último, la vicepresidenta ha colmado de elogios al secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, defendiendo su labor de oposición a Moreno. Montero es el nombre más recurrente cuando se habla del futuro de la otrora federación más poderosa del socialismo, una dirigente del núcleo duro de Sánchez, recién ascendida en el Gobierno y en el partido, a la que muchos señalan como verdadera rival de Moreno en las elecciones andaluzas de 2026.
La ministra ha representado ese papel de némesis del presidente andaluz, pero tratando de no opacar a Espadas, que seguía su intervención desde la primera fila. “Yo apoyo la oposición del PSOE andaluz. Soy parte de ella. Mi compañero Espadas tiene todo mi apoyo, él lo sabe, lo digo públicamente, porque algunos permanentemente intentan estar horadando las posibilidades del PSOE-A, da igual quién esté al frente”, ha defendido.
Montero ha recordado que la situación de su partido “no es fácil”, en referencia a la condena del caso ERE, que ha llevado a la cárcel o apartado de la vida pública a dos ex presidentes andaluces y una docena de ex consejeros. “Las organizaciones necesitan recuperarse de los golpes tan fuertes que hemos recibido, sabéis el dolor al que nos referimos”, ha dicho, para insistir en que “Espadas va a ser el próximo presidente de la Junta”, instando a los grupos a la izquierda del PSOE para que “se recompongan y. no estén fragmentados”.