Moreno mantiene el equilibrio entre PSOE y Vox mientras ambos le empujan a elegir socio para el Presupuesto andaluz
A fuerza de empujones, desde el flanco izquierdo y desde el extremo derecho, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, acabó el debate de la comunidad autónoma en el centro del tablero político. Donde él ansía estar de cara a las próximas elecciones andaluzas.
Los comicios no están convocados formalmente, pero este miércoles ha arrancado la campaña electoral en el Parlamento autonómico: Moreno ha lanzado las primeras promesas de su programa, muchas dirigidas a la población joven (ayudas a la contratación indefinida, bonificación del transporte público, vacunas gratis a bebes), mientras que PSOE y Vox han coincidido al colocar al presidente ante la misma disyuntiva, pero desde ángulos ideológicos opuestos: “O con Vox o con nosotros”, le ha espetado, con un tono durísimo, la portavoz socialista, Ángeles Ferriz. “O con el PSOE de Pedro Sánchez o con nosotros”, ha añadido luego el diputado de Vox, Manuel Gavira.
Moreno, inmovilizado en el centro por ambos envites, se ha metido las manos en los bolsillos y sin arrugarse el traje institucional ha mirado al frente, como dirigiéndose a la gente y no a sus rivales políticos: “Estamos dispuestos a negociar hasta la extenuación con todos los grupos políticos el Presupuesto de 2022, la herramienta para mejorar todo lo que la pandemia ha debilitado. Sin vetos, y en beneficios de los andaluces”. Dice el presidente andaluz que “nadie se va a acordar” de quién apoyó las cuentas del año que viene, si fue el PSOE o Vox. Pero todos coinciden en que es el Presupuesto de la recuperación, con un montante histórico de 43.814 millones de euros -3.625 millones más que este año-, y servirán de plataforma tanto para salir de la crisis provocada por la pandemia como para proyectar los millones que llegarán de los fondos europeos Next Generation.
Dice el artículo 147 del reglamento del Parlamento andaluz que el debate del estado de la comunidad debe versar sobre “la política general del Consejo de Gobierno”. La definición es suficientemente abstracta como para que quepa todo. El de este miércoles, probablemente el último de la legislatura, ha sido un ensayo del debate de totalidad de los Presupuestos para 2022, que se celebrará en la Cámara el próximo 24 de noviembre. “Son vitales”, ha dicho Moreno, que era muy consciente de lo que hacía cuando convocaba este debate en mitad de la negociación “inédita” con el PSOE para tratar de sacar las cuentas adelante.
Antes de que arrancase el debate de política general, que se ha prolongado cinco horas y media, los socialistas de Juan Espadas y el partido de Santiago Abascal se desmarcaban de la negociación presupuestaria. Espadas daba por roto el diálogo y acusaba al presidente de haber ninguneado sus propuestas, que le fueron entregadas hace un mes. Vox exigía el cumplimiento del pacto de investidura para sentarse a hablar del cuarto Presupuesto de la legislatura -los otros tres salieron adelante con su apoyo-. El presidente ha rebatido a ambos casi con la misma línea argumental, es decir, que “el momento excepcional” que vive Andalucía permite pactar “sin cordones sanitarios ni vetos”. “¿Por qué con Vox nada? ¿Por qué con el PSOE nada? ¿Por qué no probar?”, se ha preguntado.
El escenario que plantea Moreno no existía hace un mes, cuando su Gobierno barajaba la prórroga presupuestaria. Lo que ocurrió hace un mes fue que el nuevo secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, abrió un escenario “posible” de acuerdo, más allá del Presupuesto de 2022, que incluía comprometer el gasto para la equiparación salarial de médicos y profesores con la media de España. Ahora el líder socialista se siente frustrado porque los avances en la negociación han sido mínimos, pero el presidente andaluz rezuma ganas de terminar el mandato. “Estiremos, estrujemos esta legislatura todo lo que podamos. A esta legislatura le queda vida”, ha dicho Moreno para culminar el debate. Si no hay Presupuesto, el presidente andaluz se verá abocado a convocar los comicios en primavera, ha querido sugerir sin decirlo. “Un Gobierno no puede caminar sin apoyos parlamentarios. Si hay prórroga presupuestaria, ustedes irán empujando al Gobierno a un callejón sin salida y eso no será bueno para Andalucía”.
Moreno era el más experimentado de los intervinientes en un debate del estado de la comunidad -el resto de portavoces se estrenaba en este formato- y ha dominado el escenario. Sus rivales, en especial la portavoz socialista, Ángeles Ferriz, se han mostrado agitados y beligerantes, pero se han topado con un dirigente extremadamente tranquilo. Hasta el punto de que ha ironizado con la posibilidad de estar equivocándose y arriesgarse a perder el Gobierno. “Muchos me han dicho que convoque ya las elecciones. A lo mejor me estoy equivocando, a lo mejor dentro de unos meses he perdido el Gobierno, pero estoy convencido de que debemos aprovechar el año que nos queda por delante”, ha asegurado.
El discurso del presidente contrasta con la situación real de la negociación presupuestaria. El PSOE ha escenificado una línea de oposición muy hostil de la que se desprende que los puentes que tendieron al Gobierno andaluz han ardido. Ferriz ha anunciado que todas las propuestas que Espadas le hizo llegar a Moreno en un documento hace un mes -“ninguneadas por el consejero de Hacienda”- volverán a presentarlas este jueves, en la segunda sesión del debate, como propuestas de resolución, obligando a PP y a Ciudadanos a votarlas o tumbarlas. Gavira se ha centrado más en asuntos identitarios, subrayando que “Vox no quiere convertirse en otro PP”, pero también ha sido inusualmente duro: “Si no fuera por la pandemia, usted no habría sido presidente tres años”.
Las intervenciones de Ferriz y de Gavira, por separado, se han neutralizado para regocijo de Moreno. La socialista ha usado como fórmula machacona la expresión: “Usted es muy del PP y muy de derechas”. El de Vox, en cambio, le ha dicho a Moreno: “Usted es del PP, porque de derechas no tiene nada”. El presidente, ufano, ha exhibido algunas dosis de buenismo que han irritado a sus contrincantes, que buscaban el cuerpo a cuerpo sin encontrarlo: “Seguro que si buscamos punto a punto en el Presupuesto habrá coincidencias entre PSOE y Vox. Para los socialistas yo soy un derechoso, para usted [Gavira] soy un izquierdoso peligroso. Yo intento sumar y ser inclusivo”, ha respondido Moreno, pero acto seguido ha advertido al portavoz de Vox: “Si hacen caer a mi Gobierno, la alternativa será la izquierda y además la más radical”.
Espadas ha seguido el debate desde un despacho del grupo parlamentario socialista, porque no tiene escaño. Su partido parece resignado o predeterminado a dar por finiquitado el diálogo con el Gobierno andaluz, pese al riesgo de que los comicios se adelanten a febrero o marzo si no hay Presupuestos. Ahora está en disputa el relato de quién de los dos es el responsable de la ruptura, pero lo cierto es que Moreno ha dispuesto de más minutos en el debate para martillear con el mensaje de que las cuentas de 2022 son necesarias y que la legislatura debe apurarse hasta noviembre del año que viene.
Lo que más agita al Gobierno andaluz es el debilitamiento estructural del sistema sanitario y, en especial, los déficit de la Atención Primaria. Por eso ahí han puesto el acento los grupos de izquierda, tanto el PSOE como Unidas Podemos. Su portavoz, Inmaculada Nieto, también ha señalado la gravedad de que la Junta prescinda de 8.000 sanitarios de refuerzo el próximo 31 de octubre, cuando expira su contrato. Moreno ha anunciado que prorrogará en sus puestos a 12.000 profesionales, hasta ahora contratados con fondos excepcionales del Estado y sólo durante lo peor de la pandemia. Nieto dice que muchos de esos 12.000, que seguirán en el sistema sanitario andaluz seis meses más, no querrán hacerlo, porque otras comunidades ofrecen contratos de uno o dos años. “¿Quién quiere volver a la precariedad y la temporalidad?”, dice.
Moreno no ha negado las grietas de la salud pública, que han motivado las primeras movilizaciones masivas de sanitarios y usuarios en las calles. Las mareas blancas que ya hirieron de muerte al anterior Gobierno socialista. El presidente andaluz se aferra a una inversión histórica para la Consejería de Salud, con mil millones más que en el presente ejercicio, pero la preocupación en San Telmo es notoria. Los sindicatos del sector están en pie de guerra y el malestar de los usuarios es palpable en los centros de salud, donde las colas persisten, la dificultad de ser atendido por un médico de cabecera, y el retraso en las pruebas y los diagnósticos paralizados durante la pandemia de Covid. Este descontento social es el verdadero rival político del Gobierno de Moreno, el factor que más distorsiona los sondeos de intención de voto que apuntan mayoritariamente a una victoria holgada de los populares, convoque cuando convoque el presidente andaluz.
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