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Moreno se instala en la centralidad del tablero político y reivindica el “espíritu integrador del 28F” frente a la polarización

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, saluda a la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, en la celebración del 28F de 2022.

Daniel Cela

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Tras apagarse la luz en el Teatro de la Maestranza, apareció en el escenario el compositor Manuel Alejandro, 90 años, Hijo Predilecto de Andalucía 2022. Se acercó al enorme piano de cola del centro del escenario, recibió una larga ovación, y empezó a interpretar su popular canción: “Háblame del mar, marinero”. 

“Yo saco la lágrima en la canción, pero cuando me quito del piano estoy todo el rato riéndome, diciendo la tontería más grande del mundo”, dijo, al recoger la distinción. Y en ese tono de concordia transcurrió todo el acto oficial que conmemora este 28F, el último de la legislatura, el último antes de las elecciones andaluzas. El otro Hijo Predilecto es el cantante Alejandro Sanz, que se echó a llorar al abrazar al compositor. “Es un doble honor, padrino. La vida nos lo debía”, dijo.

Alejandro Sanz le dedicó el galardón a sus padres. “Yo he elegido a Andalucía y Andalucía me eligió a mí. Escucho a mi madre decir: mi niño es una eminencia y escucho el ole musitado de mi padre. A María de Alcalá y a Jesuli de Algeciras, os lo dedico”. Su discurso fue tan lírico como breve. Recordó todas sus orfandades -Camarón, Morente, Paco de Lucía- y terminó llevándose la mano al corazón.

Tras la pandemia

La celebración oficial del 28F, Día de Andalucía, regresa al Teatro de la Maestranza sin limitación de aforo, tras el paréntesis amargo de la pandemia, que ha segado la vida de más de 12.000 andaluces, y ha pateado la economía regional -muy dependiente de los servicios y la restauración- con más de 800.000 parados registrados el mes pasado.

El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, arrancó su discurso con un mensaje de solidaridad hacia el pueblo de Ucrania y contra la invasión rusa. También fue un paréntesis. Toda su presentación ha estado envuelta en “optimismo y alegría”, dos requisitos del temperamento andaluz, dijo, y también dos requisitos para encarar bien las próximas elecciones. “28F. F de fuerte y fe, nada es más fuerte que la determinación de los andaluces”, ha dicho.

Moreno se ha enguantado más que nunca el traje institucional de presidente, censurando los extremos, reivindicando la moderación y la centralidad con la que se ha labrado su perfil político. Reivindicó una “Andalucía sosegada que escucha y conversa, que abraza e integra, en un mundo alterado por el enfrentamiento, la polarización y la confusión”. A dos kilómetros de allí, también a la orilla del río Guadalquivir, la diputada en el Congreso de Vox y posible candidata a la Presidencia de la Junta, Macarena Olona, congregaba a docenas de seguidores en un mitin con aires de campaña electoral, y lanzaba un órdago directo a Moreno: “Vox va a por la Presidencia de la Junta, no a por la Vicepresidencia”.

El partido de extrema derecha va disparado en las encuestas, es lo que más le preocupa al presidente andaluz, como ya le advirtió a su compañero, el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, cuya mayoría insuficiente le ha terminado sentando a negociar con Vox. Olona volvió a dejar claro en Sevilla que su partido gobernará con el PP en Castilla y León, y después en Andalucía y después en España. Y ese discurso distorsiona el mensaje pacificador de Moreno, más institucional que nunca en este 28F.

El presidente andaluz abomina de las batallas ideológicas, de todo lo que tenga que ver con la ideología, pues está convencido de que sus rivales de izquierdas -y su socio de legislatura, Vox- explotarán este marco mental en la próxima campaña electoral. “Apelo al espíritu integrador del 28F. Un espíritu en el que cabe la libertad, la diversidad y la discrepancia y de todo ello sacamos la fuerza para hacer una Andalucía mejor para todos”, dijo.

En su discurso hubo espacio para asuntos que esta legislatura han dejado mal sabor de boca: reivindicó el feminismo, denunció la violencia machista, que Vox viene negando desde que votó la investidura de Moreno; también habló de la defensa del medio ambiente, un compromiso “personal” de Moreno que sus rivales le niegan.

El presidente de la Junta habla del campo, de la agricultura y la ganadería de la mano de la conservación, denunció el cambio climático, y se paró para agradecer a Miguel Delibes su compromiso al frente del Consejo de Participación de Doñana. De fondo, la polémica sobre la proposición de ley de PP, Ciudadanos y Vox para legalizar regadíos junto a Doñana, que no ha pasado por la consulta del Consejo de Participación, y que tiene en contra a la Comisión Europea, la Unesco y a los ecologistas.

En la recta final de su discurso, adoptó un tono cuasi olímpico, apelando de tú a tú a los andaluces: “Andaluces, podemos ser líderes, merecemos ser líderes. Esto es Andalucía”, dijo.

Las medallas de Andalucía

Este año, las Medallas de Andalucía han recaído en Inocencio Arias, diplomático y escritor; el Real club recreativo de tenis de Huelva, recogido por su presidente, Federico Sánchez de la Campa; Fátima Gálvez, tiradora olímpica; José Manuel Ruiz, jugador paralímpico de tenis de mesa; Belén Cuesta, actriz; Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, torero; Cristóbal Gallego, JaénCoop; Rocío Medina, presidenta del Grupo Medina; Federico Beltrán, presidente de Famadesa; y a Enrique Jesús Biosca, en representación del Ejército del Aire. 

También ha recibido medalla la Fundación Internacional Aproni; la asociación de lucha contra el cáncer Andex, que recogió su presidenta, María Luisa Guardiola; las universidades de Córdoba y Málaga, que cumplen 50 años; que recogieron sus rectores; el doctor José Manuel Quesada, investigador del centro IMIBIC; Miguel Delibes de Castro, presidente del Consejo de Participación de Doñana; la Federación Andaluza de Caza; la Fundación Cruzcampo; y Pilar Vera, diseñadora de trajes de flamenca.

La Medalla Manuel Clavero Arévalo, que se creó el año pasado para distinguir al primer presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo, reconoce este año la labor de la Fundación Blas Infante.

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