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La corrala Utopía recurre a la huelga de hambre ante un callejón sin salida

El pleno de la Diputación reclama al Ayuntamiento que restituya los suministros básicos a la Corrala Utopía

Olga Granado / Eldiario.es/andalucia

La corrala Utopía vive las horas de la cuenta atrás después de más de 20 meses de lucha. La propietaria de este bloque de viviendas siutado en Sevilla, Ibercaja, rompió las negociaciones cuando el pasado 10 de enero no se presentó a la reunión en la que estaban citadas todas las partes con el Defensor del Pueblo Andaluz. Iba a ir, pero dio plantón. Ese día reiteró en los juzgados su petición de desalojo forzoso del edificio. Por ello, varias vecinas de las que ocupan el edificio se han desplazado hasta Zaragoza, apoyadas por Stop Desahucios, 15M y otros colectivos, para intentar que las reciba Amado Franco, presidente de Ibercaja. En la corrala saben que el desalojo podría ser efectivo en un mes aproximadamente.

Mientras, en Sevilla, Toñi Rodríguez, otra de las vecinas, ha iniciado este jueves una huelga de hambre indefinida que no cesará hasta que Amado Franco acepte reunirse con sus compañeras. “Ni las de Zaragoza se viene para Sevilla ni yo me quito de la huelga de hambre hasta que se acepte el alquiler social”, dice. “No me da miedo de morir de hambre. Ya no tengo nada que perder”, dice esta vecina, consciente de que expone su “salud”. “Ni las de Zaragoza se viene para Sevilla ni yo me quito de la huelga de hambre hasta que se acepte el alquiler social”, asevera.

Ha comenzado su protesta en la céntrica calle San Fernando de la capital hispalense, junto a la sede que Ibercaja tiene en el lugar. Estará arropada por miembros de la Plataforma de Apoyo a la Corrala Utopía y del Movimiento Andaluz por la Vivienda. En los próximos días, en apoyo de esta mujer y del resto de familias de la corrala, están previstas acciones solidarias contra Ibercaja que se desarrollarán en todo el país, especialmente en Andalucía, según explican los promotores de la movilización.

Las ciudadanas desplazadas a Zaragoza, en una lucha que se puede ver también en clave de género porque la lideran mujeres, llevan consigo un proyecto que podría sentar las bases de una solución negociada“, subrayan las mismas fuentes. El mismo se basa en la idea de un alquiler colectivo de todo el inmueble del que se haría cargo una cooperativa constituida por los propios vecinos. Las viviendas estarían en régimen de alquiler social mientras que los locales ubicados en los bajos del edificio servirían para poner en marcha una cooperativa de trabajo para los vecinos y un espacio social y cultural para el populoso distrito de la Macarena.

Se trata de una idea avalada tanto por la Junta de Andalucía como por el Defensor del Pueblo Andaluz, “y ni siquiera el Ayuntamiento de Sevilla (hostil desde el comienzo con la corrala Utopía) ha mostrado su contrariedad y negativa ante este proyecto”, aseguran desde la plataforma. El caso es que esta corrala se ha convertido en un símbolo y precisamente ahí radica su debilidad. De hecho, la banca no está mostrando problemas en llegar a acuerdos con todos los casos de ciudadanos a punto de ser desahuciados que se presentan en el Defensor del Pueblo Andaluz y terminan llegando a un pacto para un alquiler social. En el caso de esta corrala, la propia resistencia de la entidad financiera a hacer lo mismo radica en su especial significación. Es algo más que un problema de desahucio: es un ejemplo del empoderamiento ciudadano y de la lucha colectiva por el derecho a una vivienda.

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