Los olivareros toman Madrid (y no es sólo por Trump)

Ana Sola

La plaza de Atocha en Madrid era este jueves un hervidero pasada la una del mediodía. La manifestación con decenas de miles de olivareros llegados desde distintos puntos de España, y especialmente de Jaén, vivía su momento álgido cuando los cuatro representantes de las organizaciones agrarias, Asaja, Coag y UPA y de Cooperativas Agroalimentarias tomaban la palabra ante el Ministerio de Agricultura.

Cada uno a su manera arengaba a las masas buscando la mejor forma de poner en palabras lo que esos olivareros viven desde hace tiempo en sus propias carnes y no se explican las razones. Las palabras, más que a los asistentes, se dirigen a los medios de comunicación y a los representantes políticos. No se les pide dinero, solo medidas, que implican a todas las administraciones, y sobre todo para el Gobierno, que además tiene que ser el valedor del sector ante Bruselas.

Los olivareros ya saben por qué están allí. El olivar es un cultivo rentable si el aceite se paga a un precio razonable. Pero en los últimos meses el precio no cubre ni si quiera los costes de producción, establecidos por el Consejo Oleícola Internacional (COI), hace unos años en 2,70 euros. La última cosecha de aceite fue buena, de récord y además llegaba en un buen momento para España, ya que en el resto del mundo faltaba aceite por distintas razones.

Pero de forma aparentemente inexplicable el precio se ha ido reduciendo hasta un 44% y esa producción de récord se ha convertido en muchas facturas que pagar, un mayor coste laboral para recoger mayor cantidad de aceituna, o más dinero para molturarla, además de una larga cuenta de gastos.

Ahora al problema del precio del aceite, para el que no se pide una solución provisional, sino estructural, a largo plazo, que evite los llamados dientes de sierra de los precios, se une las malas previsiones para la siguiente cosecha por la sequía, el aumento de producción previsible en el resto de países competidores, la factura que pasará el Brexit, y “para colmo” el anuncio del presidente de Estados Unidos, con los aranceles para el aceite de oliva envasado.

Madrugón, bocata y regreso con el deber cumplido

De los cientos de autobuses que salieron por la mañana de distintos puntos de España, tres lo hacían desde Arjona, un pueblo de la campiña jiennense donde, para sus poco más de 5.000 habitantes, el olivar es el principal ingreso y casi el único, tras el cierre de la mayoría de sus fabricas dedicadas a la madera, con la crisis.

Todavía no habían dado las 6,00 de la mañana, faltaban unas horas para amanecer, y el Paseo de Andalucía se llenaba con la gente que esperaba para coger uno de los tres autobuses dispuestos por las cooperativas y el Ayuntamiento.

Ante este escenario, el madrugón para coger el autobús, el bocata a las cuatro de la tarde porque hay que regresar sin tiempo para tomar una caña en Madrid, y las horas de carretera están justificadas. Nadie se queja a la vuelta porque saben que vuelven a sus casa con el deber cumplido.

Juan, Fernando, José, son solo algunos de los nombres de las más de cien personas que viajan en estos autobuses. También hay mujeres, pero son las menos. Se habla del tiempo, del atasco que habrá al llegar, de algunas tareas que hacer a la vuelta, sin estridencias, se va a la manifestación porque hay que ir, “porque si no vamos, ¿quién luchará por lo nuestro?. No es cuestión de política sino que se pague de manera justo por un trabajo”.

Reivindicaciones

Los convocantes, que han calificado la movilización de “éxito”, consensuaron antes de la misma un decálogo de reivindicaciones. El sector se ha mantenido unido, un hecho que no siempre es fácil, y han insistido en las mismas durante sus intervenciones, cada uno haciendo mayor énfasis en unas que en otras.

El presidente de Asaja, Pedro Barato, primero en intervenir, ha hecho hincapié en la necesidad de la puesta en marcha del almacenamiento privado, una medida que tiene que pedir el Gobierno en Bruselas y que ésta autorice, y en la autorregulación del sector. También ha exigido un decreto ley para que no se pueda vender los productos del campo por debajo de lo que cuesta producirlos.

El secretario general de COAG, Miguel Blanco, ha denunciado que en la última campaña se haya quitado a los olivareros más de 1.000 millones de euros, debido a que “la industria envasadora especula con los precios por sus propios intereses, manipulando los precios y las cantidades sin un control por parte de la administración pública”. Y ha terminando su intervención con el grito de “si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra por la dignidad y el futuro del olivar”.

El presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén, Higinio Castellano ha pedido un posicionamiento unido de todas las Comunidades Autónomas y del Gobierno central, así como una defensa férrea y contundente del sector agroalimentario español ante Bruselas.

Ha cerrado el acto el secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, que ha dicho que los manifestantes han dado hoy con su presencia una “lección de fortaleza” y han mostrado a las administraciones la necesidad de involucrarse en busca de una solución, al tiempo que ha pedido tanto al mercado como al consumidor sepan reconocer y valorar al aceite de oliva.

Más explícitos, con sus pancartas han sido los manifestantes, con lemas como “¡precios justos¡”, “USA abusa”, “importaciones, especulación, mezclas, igual a ruina”, “defender a aceituneros”, o “250.000 familias muy afectadas”. La portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas, había acudido a la cita y trató de meterse en la pancarta de la cabecera, pero desde la organización la han invitado a irse bajo el argumento de que no se trataba una manifestación política.

La puntilla de Trump

Según un informe presentado por la Consejería de Agricultura andaluza, el mercado estadounidense representa cerca del 6,5% de las exportaciones totales de productos agroalimentarios andaluces. El valor de estas exportaciones rozó los 680 millones de euros en 2018, lo que sitúa a este país como el primer destino no comunitario y el sexto a nivel mundial en ventas al exterior de la comunidad.

Precisamente los principales productos agroalimentarios exportados al país norteamericano son el aceite de oliva, con 329 millones de euros (el 50% del total); aceitunas, con 142 millones de euros (21%).

Sin embargo, el informe señala que no es viable una aplicación lineal del 25% a todos los productos, porque cada uno soporta en la actualidad unos códigos arancelarios diferentes. En el caso del aceite de oliva, la producción a granel, que representa en torno al 50% de los productos demandados por EEUU, estaría libre de esta nueva política arancelaria. De forma que el informe estima que el valor total de esta política arancelaria rondaría los 120 millones de euros al año de incremento del precio de estos productos en el punto de venta.

Por su parte, el Gobierno quiere dejar claro que traslada al sector agroalimentario andaluz su “defensa acérrima” de los productores frente al anuncio de nuevos aranceles y que lo han hecho en una reunión mantenida hoy con el sector agroalimentario. Una reunión que ha tenido lugar sin la presencia de las organizaciones agrarias, puesto que éstas se encontraban en la manifestación en Madrid.