La decisión del PSOE de Andalucía de convocar primarias para elegir a su candidato para las próximas elecciones autonómicas ha sido exhibida por su secretario general, José Antonio Griñán, como un ejercicio de democracia y participación, frente a una designación a dedo como fue su caso o como ocurre en el PP, que no aplica estos procesos. Sin embargo, el sabor que ha quedado con una sola candidata, y por tanto no se vota, es que algo puede estar fallando en un sistema que es tan hermético que impide que haya una competencia real por el puesto.
Lo que se presentaba como un proceso “histórico” en el PSOE-A –era la primera vez que se convocaban primarias en Andalucía– arroja una lectura de frustración entre muchos socialistas, al menos entre el tercio de los avalistas que firmaron por una alternativa que no era Susana Díaz, y de desazón entre una ciudadanía que los observa y cuya confianza precisamente pretenden recuperar los políticos. No es ingenuo pensar en la ciudadanía, porque en países como Francia o incluso Chile, estos procesos se abren no sólo a los militantes, sino a todos los ciudadanos.
El sistema del aval es un proceso previo que resulta útil como herramienta de depuración, pero sobre todo de control, y por tanto limita las posibilidades de la contestación. Surgen a partir de ahí una serie de preguntas en el partido, que su estructura tendrá a bien responder con cambios o simplemente dejarlas en el debate para que vuelvan a ser motivo de discusión cuando dentro de unos años se afronte un proceso similar.
¿Por qué el mínimo de avales se ha fijado en el 15% y no en el 10%?
Se ha optado por el porcentaje aprobado en el 37º congreso federal, pero igualmente podía haber elegido el 10% fijado en el último, el 38. Un 5% menos de avales hubiera dado alguna opción más a los rivales de Susana Díaz.
¿Por qué hay un mínimo de avales y no un máximo?
Es otra pregunta que se hacen los que pretenden plantear una alternativa. Que el equipo de la aspirante más fuerte haya arrasado en la recogida de avales ha dejado sin margen al resto y ha puesto en evidencia que quería quedarse con toda la tarta y no someterse a una batalla en las urnas con sus hipotéticos rivales. Legítimo, porque el sistema la avalaba, pero de nuevo, contrario a unas elecciones internas de verdad.
¿Por qué no valen los avales enviados por correo electrónico?
El reglamento de primarias no lo prohíbe expresamente y de hecho el alcalde de Jun (Granada), José Antonio Rodríguez, pudo usar esta vía para inscribirse en el proceso. Pero el Comité de Garantías Electorales Regional rechazó la petición de permitir el mismo sistema para los avales, aduciendo que no era el órgano competente para pronunciarse. Tal vez el órgano competente decida considerarlo para la próxima ocasión.
¿Qué margen de libertad hay en la elección si la primera fase exige una firma?
Si el proceso pretende ser limpio de cualquier presión, el que tengan que firmar antes es otra traba porque puede haber muchos militantes que cuando llega el equipo del aparato a pedirles su aval no son capaces de decir que no, que ellos van con otra opción. El voto es secreto. El aval, no. Y esto en un partido, como en cualquier organización, pesa mucho.
¿Por qué los aspirantes a ser elegidos van a ciegas a la hora de recabar apoyos?
Porque en teoría hasta que no son nombrados oficialmente candidatos, es decir, hasta que reúnen los avales necesarios y comienza la llamada semana de información interna (donde en teoría cada aspirante vende su proyecto), no tienen acceso al censo de militantes y por tanto no saben con certeza quiénes son, dónde localizarlos, cómo contactar con ellos. Sin embargo, si todos los secretarios provinciales iban con Susana Díaz, quiénes mejor que ellos para tener un absoluta control sobre su militancia.
¿Cómo se les puede llamar primarias si no hay votación?
La dirección del partido insiste en que una cosa no quita la otra, porque las primarias se han celebrado ya que consideran que comienzan con la recogida de avales, y terminan más rápido (cuando en ese periodo solo un aspirante lo consigue y por tanto es el elegido y punto) o más lento (cuando hay más de uno y entonces sí se tiene que ir a la votación).
Todas estas preguntas se resumen en una, que se hacían este miércoles muchos socialistas: ¿se cree realmente el PSOE este proceso o sólo lo hace por guardar las formas?