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La Cueva del Agua de Tíscar, misterio y paraíso en la Sierra de Cazorla

La Cueva del Agua de Tíscar, misterio y paraíso en la Sierra de Cazorla.

Laura Ferrer

Aunque es casi imposible hablar de lugares secretos, la Cueva del Agua de Tíscar, en la provincia de Jaén, sigue siendo un paraje casi escondido y paradisíaco de la Sierra de Cazorla. Esta época es perfecta para programar una visita. Ahora que comienza a apretar el calor apetece más que nunca adentrarse en esta fresca gruta natural de caliza, decorada por la naturaleza con estalactitas y estalagmitas y que destaca, sobre todo, por un salto de agua de 20 metros de altura.

El valor natural y paisajístico de la Cueva del Agua ha sido reconocido muy recientemente por la Junta de Andalucía: el pasado mes de abril lo declaraba Monumento Natural. Un ‘título’ que no solo garantiza su protección y conservación sino que potencia el atractivo turístico del lugar.

Aunque el modelo económico de la zona se basa en el olivar, el municipio de Quesada, al que pertenece la cueva, apuesta cada vez más por atraer al turismo de naturaleza. Todos los esfuerzos son pocos cuando se trata de frenar el problema de la despoblación, un mal que afecta a numerosos municipios en todo el territorio nacional.

El lugar, que también se conoce como Gruta de las Maravillas y Cueva de la Virgen de Tíscar, es interesante por su valor paisajístico pero también por las leyendas que lo habitan desde hace siglos.

El ‘hombre pequeño’ que remató la reconquista

El ‘hombre pequeño’ que remató la reconquistaUna de las leyendas bien podría ser, con pequeñas adaptaciones, el argumento de un capítulo de Juego de Tronos. Junto a la Cueva del Agua se encuentran los restos del castillo árabe de Tíscar, que en 1319 era el último reducto a reconquistar por los cristianos en la zona. Cuenta la leyenda que uno de los escuderos de la tropa cristiana, llamado Pero Hidalgo, un hombre al que describen como “de muy pequeño tamaño” —el Tyrion Lannister de esta historia— se ofreció para escalar por la noche la Peña Negra, sobre la que se asentaba la fortaleza (y hoy sus restos). Pero —no ‘Pedro’, como se le cita erróneamente en algunos textos— Hidalgo escaló la peña con un cuchillo entre los dientes y llegó a la cima con las manos ensangrentadas por las heridas y todas las uñas rotas.

Allí, sigiloso, degolló uno a uno a los diez centinelas y tiró sus cadáveres al vacío. Luego, se echó una siesta. Tras esta incursión, Mohammed Abdón, que estaba al frente de la fortaleza, rindió la plaza.

Hidalgo, por su parte, recibió el apellido Diez (el actual Díez) por las diez cabezas que degolló esa noche. Y así aparecen en el escudo familiar de esta rama de los Díez, acompañadas por un lucero del alba como el que le iluminó mientras escalaba la peña aquella noche.

En el mismo momento de esta historia, pero un poco antes de su desenlace, se sitúa otra leyenda, la del Milagro de la Virgen de Tíscar, que se le apareció a Mohammed Abdón para advertirle de que debía rendirse para evitar muertes en uno y otro bando. Pero, lejos de seguir su consejo, los árabes cogieron la imagen de la virgen y la arrojaron desde lo alto de la Peña Negra hasta el fondo de la Cueva del Agua hasta siete veces. Y las siete veces la Virgen de Tíscar reapareció en su camarín, según la creencia popular.

Finalmente, cuando la volvieron a tirar, la imagen se hizo añicos. Los cristianos, tras expulsar a los árabes de la fortaleza, recogieron los pedazos y la llevaron a reparar a Toledo, pero la virgen, de forma milagrosa, volvió a Tíscar.

La cueva donde tocó Kiko Veneno

La cueva donde tocó Kiko VenenoDejando a un lado las leyendas y regresando al paisaje, la cueva es el punto de fusión entre las aguas del río Tíscar y la roca del Monte del Caballo, lo que forma bellos saltos, pilones, cascadas y fuentes.

Para llegar a su interior hay que atravesar primero un túnel cavado en la roca de 15 metros de longitud y de algo más de un metro de altura. El visitante se encuentra a continuación con unas escaleras que le conducen al ‘escenario’: la plataforma desde la que contemplar el salto de agua y la oquedad en todo su esplendor.

Que lo llamen escenario no es casual porque este paraje albergó conciertos entre los años 1993 y 2017. Después tuvieron que cesar porque el lugar no reúne las condiciones de seguridad y accesibilidad necesarias.

El último concierto lo dio Kiko Veneno y, en años anteriores, se pudieron disfrutar recitales de música andalusí, celta, flamenca, andina, sefardí y renacentista, entre otras.

Inspiración para un poema de Antonio Machado

Inspiración para un poema de Antonio MachadoLa belleza y singularidad del paisaje han sido celebrados desde hace décadas. Incluso inspiró un poema de Antonio Machado. Se cree que el escritor visitó la cueva a finales del verano de 1917, dentro de un viaje más amplio que hizo por las sierras de Segura, Cazorla y del Pozo. Estaba regreso a Baeza, donde daba clases como catedrático de francés cuando recorrió el paraje. Estos son los versos:

En la sierra de Quesada

hay un águila gigante,

verdosa, negra y dorada,

siempre las alas abiertas.

Es de piedra y no se cansa.

Pasado Puerto Lorente,

entre las nubes galopa

el caballo de los montes.

Nunca se cansa: es de roca.

En el hondón del barranco

se ve al jinete caído,

que alza los brazos al cielo.

Los brazos son de granito.

Y allí donde nadie sube,

hay una virgen risueña

con un río azul en brazos.

Es la Virgen de la Sierra.

Donde nace el Guadalquivir

Donde nace el GuadalquivirQuesada está en la comarca del Alto Guadalquivir, al sur del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, en la provincia de Jaén. En este mismo municipio se encuentra también la Cañada de las Fuentes, en la que nace el Guadalquivir y que merece mucho la pena visitar.

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