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Cuando Quijote veía pájaros

Plácido Rodríguez surca la lámina de agua de La Cañada de los Pájaros.

Juan Miguel Baquero

Solo Don Quijote puede ver un paraíso para las aves donde hay una cantera abandonada. ¿Una visión? “Un sueño” cosido a la realidad, puntean Maribel Adrián y Plácido Rodríguez, creadores de La Cañada de los Pájaros (La Puebla del Río, Sevilla). Lo suyo es inventar naturaleza, apostar por “la conservación de los espacios y las especies”. Son los 'quijotes' de los pájaros.

Maribel y Plácido, una pareja de biólogos “quizá un poco locos”, dicen, son fundadores de la primera experiencia privada realizada en España de recuperación de una zona degradada para consolidarla como reserva de aves acuáticas y centro de desarrollo sostenible de un área protegida.

“Diariamente tienes que andar luchando contra grandes molinos de viento que se convierten en gigantes”, cuenta Maribel a eldiario.es/andalucía. Después de “casi 30 años” embarcados “en esta 'locura', maravillosa”, han creado “un 'mundo ideal', una isla en medio de la vorágine cotidiana”. “Nos hemos vuelto un poco pájaros”, confiesan. Disfrutan “de la libertad que ellos –los pájaros– tienen”, como si fueran simples invitados al festín vital.

Una de las mayores “recompensas” es “saber que, gracias a nosotros, la focha cornuda no se ha extinguido en Europa”. Lo dicen casi sin darle importancia, como si el conocido vulgarmente como gallareto no fuera una de las especies más escasas del continente y La Cañada el primer lugar del mundo en la cría de este rallido. Antes, como estímulos, nombraban “ese momento romántico de las luces de un atardecer de otoño” o “saber que año tras año La Cañada permanece en la memoria de las aves”. El regreso reincidente, aluden, de algunos ejemplares cada primavera.

Un edén “en plena ruta migratoria”

Similares situaciones presentan otras especies como la cerceta pardilla, la garcilla cangrejera, el calamón, la malvasía o el porrón pardo. Cigüeñas, garcillas bueyeras, flamencos y martinetes, entre otros ejemplares, encuentran acomodo en el humedal salpicado de fauna como el pino piñonero, zarzas, brezos, jaras, lentiscos y, con menos presencia, olivos, sabinas, bayones, agracejos o retamas. Una curiosidad: hay algún inquilino exótico, caso del ñandú o los trompeteros.

Una antigua gravera despertó la fantasía. Algo más de siete hectáreas y media de terreno abandonado “con eucaliptos como vegetación predominante y mucha basura”, cuentan. La pista quedaba señalada en “algunas hondonadas llenas de agua, con algo de vegetación palustre”. Las aves también las habían descubierto, rodeadas de inmundicia.

Restauraron el lugar en el arranque de los años 90 del siglo pasado y ahí siguen Maribel, Plácido –hijo de uno de los primeros guardas del Parque Nacional de Doñana–, La Cañada y los pájaros. Y los 20.000 escolares de toda la región que visitan cada año un hermoso lugar rescatado a la desgana que lo convirtió en escombrera. O multitud de amantes de la ornitología que acuden a un edén situado “muy cerca de Doñana, en plena ruta migratoria de las aves”.

Las actuaciones en la vieja cantera merecieron en 1991 la declaración de Reserva Natural Concertada por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Fue la primera de España en conseguirlo. La Cañada de los Pájaros forma parte de la Red Natura 2000 y del Espacio Natural Biosfera de Doñana. Está incluida también en la Red de Espacios Naturales de Andalucía (Renpa), en el Inventario de Zonas Húmedas de Andalucía y en el Plan Andaluz de Humedales.

“Convivencia entre aves y humanos”

Los visitantes suelen sucumbir a la belleza de una laguna artificial pero colmada de vida. Pero caen rendidos ante el carácter confiado de los pájaros, fruto del trato casi familiar que dispensan Maribel y Plácido y su equipo de trabajo. Ellos apuestan “por la convivencia entre aves y humanos”.

La construcción y “el manejo” de un terreno “tan degradado supuso un esfuerzo importante, no sólo físico y técnico, sino también económico”, cuentan. Los resultados compensaron “con creces” las dificultades. “Hemos logrado convertir un basurero en un humedal importante, con una elevada biodiversidad, donde se concentra un número importante de especies en peligro de extinción”.

La Cañada ha sido adoptada como lugar de invernada y de nidificación para aves que buscan Doñana. Con otro enclave cercano, la Reserva Natural Concertada Dehesa de Abajo, los arrozales de la marisma del río Guadalquivir y el propio parque natural, conforman un espacio básico en el sur del continente. Cada año realizan sueltas de aves y celebran el Día Mundial de los Humedales junto a organizaciones ecologistas como WWF o SeoBirdlife.

Aunque Maribel y Plácido siguen luchando contra molinos de viento en forma de degradación del entorno que ponen en peligro un humedal estratégico para el Espacio Natural de Doñana. La deforestación y roturación de fincas aguas arriba amenaza con aterrar la zona lacustre en la que viven más de 200 especies de aves, aseguran. Un espacio con presencia además de lince ibérico.

¿A un Quijote siempre le acompaña un Sancho? Puede ser, aunque difícil discernir quién es quién en tal caso. Los 'quijotes' de la cañála cañá, como se conoce a la reserva en las poblaciones del entorno, convirtieron un lugar insalubre en un refugio medioambiental. A contracorriente, sembrando espacios naturales. Como si el mundo no fuera a la inversa. Como si eso no fuera fabular.

Vídeo cedido a eldiario.es Andalucía por Infodoñana TV y WWF España.

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