Mariano Rajoy ha hecho una visita relámpago a Jerez de la Frontera en uno de sus últimos actos de precampaña bajo los 40 grados que azotaban la localidad. Los datos dicen que la tasa de paro en esta población es del 36,80% y quizá por eso su paso por el centro de la ciudad estuvo marcado por las reacciones en contra de un buen número de ciudadanos.
El primer punto en su agenda fue acudir a las instalaciones de Montesierra, una fábrica de jamones y embutidos de Jerez que cuenta con 80 empleados y que fue tomada por el presidente del Gobierno como “un ejemplo de lo bien que hacemos las cosas los españoles”.
Tras conocer las instalaciones y posar con la plantilla, el líder del Partido Popular tomó la palabra e insistió en un discurso reincidente durante toda la precamapaña. “España no está para experimentos ni para bromas”, subrayó. “España está para formar un Gobierno que sea capaz de generar confianza, que tenga los objetivos muy claros, y algunos los tenemos, y que sea capaz de aplicar medidas para conseguir los objetivos”.
En su alocución ante los medios de comunicación, Rajoy subrayó que “uno de los grandes retos en la próxima legislatura en Andalucía es acometer el tramo ferroviario Algeciras-Bobadilla. Vamos a intentar hacerlo a la mayor celeridad posible porque, sin duda, tiene una enorme importancia desde el punto de vista industrial y de la generación de empleo”.
El jefe del Ejecutivo estaba acompañado por la plana mayor del Partido Popular a nivel andaluz y hacía hincapié en la recuperación del país a nivel económico. “Los próximos cuatro años el objetivo tiene que seguir siendo la creación de empleo. Hemos superado la peor crisis económica en décadas con dramas personales y al final vemos la luz. Hay que seguir desarrollando políticas que permitan que los emprendedores sientan el apoyo del Gobierno y no pretender derogar todo lo que se ha hecho”.
Afines y descontentos
El tono de la visita cambió cuando se desplazó a las inmediaciones del Mercado de Abastos de Jerez. Inicialmente fue recibido por un grupo de simpatizantes del Partido Popular, pero en el corto paseo que dio por la plaza tuvo que oír los gritos de algunos ciudadanos que ponían en tela de juicio su labor al frente del Gobierno.
“¡Menos coches oficiales y más ayudas a los autónomos!”, le gritaban desde una de las churrerías de la plaza. María, una desempleada de 48 años, se acercaba para increparle por su difícil situación personal. “Me van a echar de mi casa, tengo a mis hijos parados y tengo que venir a la Plaza para que me regalen una pescadilla porque no tengo para comer. Toda la vida trabajando y ahora no tengo ayuda ni nada. Que se vaya ya y nos deje tranquilos. Eso es lo que pienso yo de Rajoy”. Rápidamente recibió la réplica de Angustias, una jerezana de 61 años, que había oído el lamento de su paisana. “El coleta es el que va a arreglar esto, seguro”, decía irónicamente. “Váyase a quejarse a la puerta de la Junta de Andalucía, que tampoco han hecho nada en muchos años”, le insistía mientras se oían abucheos.
Dentro del Mercado de Abastos había una gran expectación, pero en opinión de algunos de los trabajadores no hay muchas esperanzas de que la situación mejore. Fernando Pina, empleado en un puesto de venta de pescado, tiene claro que “Rajoy viene a una de las ciudades con más paro de España y así va a seguir mucho tiempo. Ahora él dice que desde Europa le piden que haga más recortes y eso hará él o el que entre. Al final la que manda es la Merkel, esto no tiene solución”.
Sus partidarios, sin embargo, ven su visita como un guiño a una de las zonas más deprimidas del país. Irene portaba una cartel que rezaba “Rajoy presidente” y veía todo desde una prisma diferente. “El ambiente ha sido muy bueno. Algunos han gritado y quizá pueda parecer que hay gente en su contra, pero se ha visto que se preocupa por Andalucía y por Jerez. Aquí está dando la cara, paseando entre la gente, cosa que no hacen otros”.