Dos años del Rey Heredia: de la ocupación al triunfo vecinal
Fue el 4 de octubre de 2013 cuando comenzó la nueva vida del colegio abandonado Rey Heredia. Aquel día, bajo el nombre de la Acampada Dignidad, unas doscientas personas entraron en el edificio de titularidad municipal que llevaba varios años cerrado y había sido reclamado por los vecinos de la zona como un espacio para el barrio. Ante los oídos sordos del Ayuntamiento, la Acampada Dignidad y los vecinos tomaron posesión de él para convertirlo en sólo unos días en un centro social para el barrio y colectivos de toda la ciudad.
Ahora, dos años después, el triunfo ciudadano radica no sólo en haber mantenido toda esa actividad sino en haberla convertido en su gran baza para hacer que el Ayuntamiento cediera formalmente el uso del edificio a los vecinos y que éstos figuraran también en el papel oficial a los mandos del nuevo Rey Heredia que habían construido entre todos.
El comedor social, las clases de apoyo a los niños sin recursos del barrio, la biblioteca con más de 3.000 volúmenes, las clases de idiomas e informática, las charlas, conferencias, exposiciones y reuniones de colectivos de toda la ciudad se pusieron en pie en este tiempo gracias a la labor vecinal que limpió y remozó el colegio abandonado. La máxima que siempre les ha guiado ha sido la autogestión y la solidaridad: todo el que se sirve del Rey Heredia colabora con el Rey Heredia.
Y si bien el objetivo de los vecinos siempre estuvo claro para conseguir quedarse en el colegio, este camino de dos años ha estado sembrado de pulsos y adversidades que han debido afrontar. La cronología del centro social Rey Heredia está salpicada de obstáculos, desde el ultimátum de desalojo que les dio el Ayuntamiento a la semana siguiente de ocupar el colegio, a la denuncia judicial que finalmente interpuso y que se saldó con diez activistas imputados, pasando por el corte de suministros de luz y agua al colegio ordenado también por el anterior gobierno municipal.
Contra esa postura del Ayuntamiento, la actividad social del Rey Heredia cada vez tuvo más eco en la ciudad y fuera de ella. A la vez, los activistas y usuarios del colegio mantuvieron durante meses sus protestas por la falta de diálogo y la denuncia judicial del gobierno municipal. Y se hicieron con el apoyo de miles de ciudadanos que con sus firmas, con la campaña ‘Yo también ocupo el Rey Heredia’ y en manifestaciones mostraban su adhesión al proyecto.
Un pulso entre Ayuntamiento y vecinos
En paralelo, los vecinos se organizaron desde el órgano de interlocución con el Ayuntamiento –el Consejo de Distrito- para solicitar formalmente la cesión del edificio y mantener la actividad que se venía desarrollando. Y el pulso que mantenía el Ayuntamiento parecía que empezaba a ponerse del lado de los vecinos a finales de 2014.
Pero la campaña de las pasadas elecciones municipales se cruzó por medio y el gobierno del PP paralizó su anunciada intención de llegar a un acuerdo con los vecinos. Por contra, el resto de partidos políticos mostraron su compromiso con el Rey Heredia. Y llegados los resultados del 24M, el nuevo equipo de gobierno lo compusieron partidos que habían dado su apoyo al centro social.
Así, a comienzos del pasado verano, el Rey Heredia recuperaba el suministro de agua, el equipo de gobierno municipal aprobaba la cesión del uso del edificio a los vecinos para mantener las actividades del centro social y retiraba finalmente los cargos contra los diez activistas imputados. Era el triunfo de la lucha que los vecinos y colectivos han mantenido en estos dos años.
Ahora, en el tercer mes de octubre de vida en el nuevo Rey Heredia, la actividad habitual se mantiene e incluso se amplía, abierto a actividades propuestas por vecinos y colectivos. Y, es más, mostrando que han logrado llevarse a su lado a quien antes, varado en su postura, tenían en contra: el propio Ayuntamiento ha desarrollado en el patio del antiguo colegio parte de las actividades culturales del Plan Urban Sur hace sólo unas semanas.