Polígono Sur: cuando el código postal es un obstáculo para encontrar empleo
“Queremos formarnos, queremos trabajar. Hay un concepto del barrio muy malo, pero aquí hay gente muy trabajadora y con muchas competencias. Yo he estudiado, he trabajado y tengo mucho que dar”. Es Victoria, 25 años, vecina del Polígono Sur, gitana. Esta joven y las cinco que están con ella desmontan en poco menos de diez minutos todos y cada uno de los clichés asociados a este enorme distrito de Sevilla que incluye la famosa barriada de las Tres Mil viviendas y que en total alberga a 40.000 habitantes, el 28% de etnia gitana.
Victoria, Cochi Pérez, Conchi Jiménez, Marina, Nerea, Carmen y Adrián tienen entre 18 y 27 años, han acudido a la III Feria de Empleo y Emprendimiento que organiza el Comisionado del Polígono Sur en la Factoría Cultural, ICAS -un motor clave en la dinamización social del distrito- que se ha celebrado entre el martes y el miércoles de esta semana. Están cursando un taller de comercio impartido por la Fundación Don Bosco, una entidad fundamental para el desarrollo integral de jóvenes en riesgo de exclusión social.
La planta baja de la Factoría Cultural del Polígono Sur está repleta de gente en el primer día de esta feria que este año ha dado un salto cualitativo: el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ha inaugurado este evento por primera vez, y la consejera de Empleo Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía, Rocío Blanco, ha sido la encargada de clausurarlo. Es decir, ha merecido una presencia institucional al más alto nivel. Además, este año se han multiplicado las empresas presentes y su tamaño respecto de las dos ediciones anteriores.
“Si decimos que somos de las Tres Mil nos tachan”
¿Para qué sirve esta feria? Sirve para acercar a los vecinos de este barrio las posibilidades que tienen de acceder a una formación para luego encontrar un trabajo; también para acercar a las empresas y fundaciones a este lugar de la ciudad donde no hay sedes empresariales, escasean los locales comerciales y son inexistentes los edificios o inmuebles de oficinas.
El trabajo en red de la administración pública, las fundaciones y ONG, y las empresas privadas es la clave para lograr el objetivo: insertar en el mercado laboral a una parte de los sevillanos que frecuentemente son discriminados con sólo revelar en su currículum vitae su código postal. “Si decimos que somos de las Tres Mil nos tachan y si somos gitanas también”, comentan este grupo de mujeres jóvenes que han venido a la feria el primer día y cuyas aspiraciones son idénticas a las de cualquier otra persona de su edad: “Queremos tener nuestro trabajo estable, tener nuestros estudios y no depender de nadie”, dice de carrerilla una de ellas.
Pero residen en una zona de la ciudad donde “todos los índices están disparados” según explica el comisionado del Polígono Sur, Jaime Bretón. Se refiere a tasas de desempleo (por encima del 50%), de formación (un 16% de analfabetismo), absentismo escolar y abandono escolar (superiores a la media nacional 17,3% y andaluza, 22%). Este contexto es un gran obstáculo para su incorporación al mercado laboral en condiciones de igualdad con el resto de la ciudad, y por ello impide que estos barrios dejen de ser marginales. Bretón corrobora que cuando un demandante de empleo de esta zona revela su domicilio, es rechazado.
Por eso, la formación es fundamental, no sólo para acceder a un puesto de trabajo en una selección de personal de cualquier empresa; también para descubrir la posibilidad del autoempleo. En este cometido tiene un papel muy importante el Centro Andaluz de Emprendimiento (CADE) que está presente en este distrito y que acude a esta feria con tres ejemplos de vecinos del barrio que han empezado a montar su propia empresa. Todas se caracterizan por tener un marcado perfil social y ecológico. Así, no hay datos medibles de las dos pasadas ediciones de la feria pero sí casos de éxito que puedan inspirar a otros vecinos a emprender un camino nuevo.
Casos de éxito a los que mirar
Es el caso de Reciclatex, una iniciativa puesta en marcha por una pareja y que consiste en el reciclaje y reutilización del textil industrial. Ropa de cama, toallas y trapos dañados procedentes de lavanderías industriales. Estos restos proceden de hospitales, hoteles o residencias. La empresa se encarga de recogerlas y transformarlas para que puedan ser reutilizadas por empresas de limpieza industrial y mecánica.
La idea la tuvieron Isabel Jiménez, del barrio de Torreblanca, y su pareja, Moisés Olmedo, del Polígono Sur. A través del CADE han conseguido una nave en el barrio donde almacenar y transformar estos retales. Los que no son recuperables se fletan hasta Valencia, donde este sector está más desarrollado y los retales son sometidos a un proceso más complejo, se hilan nuevamente para ser reutilizados. Su vocación es que en un futuro, ellos mismos puedan acometer en Sevilla esta segunda fase, asentando aquí toda la cadena de valor de este proyecto, y convertirse en centro especial de empleo pensado para personas con discapacidad, como lo es Olmedo.
Otro proyecto que presenta el CADE en esta feria es el de Enmanuel Álvarez, un hombre que recaló hace un año en el Polígono Sur procedente de Venezuela y donde junto a su hermano ha puesto en marcha Lombricultura Verde. Produce humus a base de lombrices, un abono 100% ecológico que sirve de complemento para el crecimiento de cualquier planta. Tras un proceso de formación y selección, el CADE le ha concedido una nave durante tres años. Está a punto de terminar el papeleo con Hacienda para iniciar su actividad comercial.
El tercero es el de dos vecinas de este distrito, María Isabel y Shanna Rosario, que se conocieron en los cursos de formación de la Fundación Don Bosco. La primera sabía coser e inició un curso de confección industrial, y la segunda estaba interesada en el reciclaje. Juntas crearon Shambel, una firma de complementos hecha a partir de ropa reciclada: bolsos, mochilas, neceseres, bolsas de viaje. Venden por Internet y de momento tienen dos clientes: una tienda de ropa infantil y un centro de eventos para niños a los que fabrican complementos para disfraces. Buscan personas que trabajen con ellas porque prevén un aumento en los pedidos y, de momento, sólo cose una de ellas.
Otra empresa autóctona y con vocación de servir de palanca laboral es Jacaranda, dedicada al cultivo ecológico de frutas y verduras, con un huerto en Alcalá de Guadaira y que ya emplea a 11 personas procedentes del Polígono Sur con perfil técnico y peones. Acuden a esta feria para captar futuros trabajadores con el objetivo de ampliar la plantilla dedicada al cultivo y a la distribución de sus pedidos.
Desde la Armada Española hasta Carrefour o Telefónica
A la posibilidad del autoempleo se han sumado, este año, por primera vez, grandes compañías como Telefónica, Carrefour o Clece, entre otras, y han querido atraer la atención de sus residentes a los distintos programas de formación que ofrecen. Las Fuerzas Armadas han contado también con un punto de información en esta feria y se revelan como un interesante punto de acceso a la formación y el empleo remunerado que muchos desconocen. El Ejército está lleno de oficios y carreras superiores que se pueden cursar al tiempo que se percibe un salario. También empresas privadas como Samu, cuya actividad se centra en servicios sanitarios y sociales, desde conductores de ambulancias hasta personal de primeros auxilios y enfermería. Todo un entorno, en el corazón del Polígono Sur, con un solo objetivo: que el código postal no sea el condicionante que impida encontrar un puesto de trabajo.
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