Díaz se rebela contra el PP en el Senado: “Es un juicio político. Estoy aquí como candidata electoral, no como presidenta”
Después de cinco horas y media de comparecencia de Susana Díaz en el Senado para responder a las preguntas del PP sobre el fraude de los ERE y otros casos de corrupción que salpican al Gobierno andaluz, el senador que interrogaba, el popular Luis Aznar, ha dado por terminada la sesión con un mensaje derrotista: “Esto es como estrellarse contra una pared”. Aznar ha expresado así su frustración por la resistencia inquebrantable de la presidenta andaluza a responder lo que le preguntan, y su desesperación al percatarse de que, en muchos momentos, era él quien se veía hostigado por las afirmaciones de la compareciente.
El Partido Popular ha sentado este jueves a Susana Díaz ante la comisión de investigación por corrupción del Senado a una semana para que arranque la campaña de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre. Los populares han llamado a declarar a la dirigente socialista para interrogarle sobre el caso ERE, que sienta en el banquillo a los ex presidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán, y otros 20 ex altos cargos del Gobierno andaluz acusados de prevaricación y malversación de fondos públicos.
Pero las cinco horas largas de interrogatorio se han convertido en una mezcla confusa de viejas polémicas, muchas publicadas hace dos años, como la contratación del marido y dos cuñadas de Díaz para impartir cursos de UGT subvencionados por la Junta; otras ya archivadas en los juzgados (como muchas piezas del caso de los cursos de formación) y alguna denuncia nueva: el PP asegura que la Fundación Alfonso Perales (el think tank del PSOE andaluz, hoy casi extinto) recibió dos subvenciones de 54.000 y 12.000 euros de los fondos de fomento para el empleo de la Junta de Andalucía.
Nunca ha llegado a ser un interrogatorio como tal, porque la presidenta se ha zafado de todas las preguntas: bien aparentando incomprensión y desconcierto (obligando al desesperado senador a repetirse una y otra vez); bien corrigiendo la formulación de la pregunta o negando los términos de la misma; bien repreguntando al senador por las cosas de su partido; o bien tirando de victimario y “martirologio”, como lo ha llamado Aznar: indignación, agravio, sorpresa...todo ello desviando el foco de la pregunta. “¿Por qué me habla usted así? Yo qué le he hecho”; “¿Por qué me levanta la voz?”; “Mi marido, criatura, lo único que hizo es casarse conmigo”; “Mi cuñada, la pobre, sólo recogía aceite usada por las casas [fichada por una empresa que recibió ayudas públicas]”; “¿Por qué me llama mártir?”; “¿Por qué me llama complicada?”; “¿Por qué dice que estoy en campaña electoral? Eso me parece ofensivo”; “Esto me parece muy grave”; “Esto es injurioso y debe recogerlo el diario de sesiones...”.
Díaz tenía frente a sí a un senador del PP, asesorado allí mismo por los dos abogados de su partido en el caso ERE, donde ejercen la acusación particular. Aznar se ha sumergido en una montaña de documentación sobre diversos asuntos judiciales, periodísticos y políticos de Andalucía, y a ratos parecía perdido entre nombres, fechas y datos. Aún así ha lanzado denuncias durísimas contra Díaz. No hay casi nada que no se hubiera escuchado ya en la comisión de investigación sobre la formación que tuvo lugar hace dos años en el Parlamento andaluz, y en la que también fue llamada a declarar la presidenta de la Junta. Pero el altavoz del Senado es más alto, y la campaña de las elecciones andaluzas arranca en siete días.
Del rifirrafe no sobresale tanto el contenido o los datos aportados como las formas broncas y hostiles que han mostrado el uno con el otro. “¡Con esta mujer es imposible!”, ha llegado a decir Aznar, tras pedir amparo varias veces a la presidenta de la comisión “para poder oír mis propias palabras, porque ella no calla”. “Usted debe de estar acostumbrada a levantar la mano en Andalucía y que la gente se calle, pero aquí no, a mí no me calla”, decía el senador.
Uno y otro parecían afanarse en que el contrario perdiese los papeles y que las cámaras del circuito cerrado grabasen una reacción airada. “La está viendo toda España y usted no se va a gustar mañana”, afirmó el senador. “Yo me siento contenta conmigo misma porque me miro en el espejo y veo una presidenta decente”, replicó ella. La presidenta de la Junta se ha bebido cinco coca colas, pero ha repetido muchas más veces una expresión que ha terminado de sacar de quicio a su interlocutor: “Tranquilícese, no se ponga nervioso, no tenemos prisa”. También Aznar ha usado esta estrategia contra Díaz, pero pocas veces ha logrado sacarla de sus casillas, ni siquiera usando el tema de su derrota en las primarias del PSOE. “No dude de su capacidad por aquello”, le ha dicho. “Pedro Sánchez es un tipo con más capacidad que yo, a la vista está, él me ganó unas primarias”, replicó ella.
“Juicio político”
La sesión ha comenzado a las 10.30 horas. Susana Díaz ha llegado a la sala escoltada por senadores socialistas y con el secretario de la Presidencia de su Gobierno, Máximo Díaz Cano, que la ha acompañado toda la comparecencia. Apenas cinco minutos después de sentarse ante los senadores, la presidenta de la Junta ha querido referirse a la comisión como un “juicio político” y ha denunciado que su presencia en la Cámara Alta formaba parte de la estrategia electoral del PP. “Estoy aquí no como presidenta, sino como candidata a las elecciones del 2D. Son las elecciones las que condicionan mi presencia hoy aquí. Esto es fruto del interés de algunos por querer contaminar el debate electoral en mi tierra con el trabajo de esta comisión”, dijo.
Esta primera intervención ha sido la inmediata respuesta a la portavoz del Grupo Mixto, Rosa Domínguez de Posada (de Foro Asturias), que aunque no ha hecho preguntas a Díaz, sí ha introdujo el debate con una frase que la presidenta de la Junta le ha corregido al instante: “Usted es presidenta de una tierra golpeada duramente por la corrupción, con algunos casos que están vinculados a la financiación de los partidos”, dijo Domínguez. La sevillana le reprochó su “valoración política” y contestó, tajante: “No hay ninguna causa abierta en Andalucía sobre corrupción vinculada a la financiación ilegal de los partidos políticos, esa información no es cierta”, para volver a insistir que la razón de su comparecencia es puramente electoral.
La comisión de investigación de los partidos políticos en el Senado es fruto de la iniciativa exclusiva del PP. El resto de formaciones -excepto el Grupo Mixto- no participa de ella, porque lo consideran una “pantomima” de los populares “para desviar el foco de casos como la trama Gürtel o el caso Bárcenas”, que salpican de corrupción al hasta hace poco partido del Gobierno de Mariano Rajoy. Los senadores socialistas no han intervenido en este foro, que dura ya año y medio, pero sí han acompañado a Díaz. El grueso del interrogatorio recae sobre el portavoz del PP en la comisión, Luis Aznar, que le ha recordado a la presidenta andaluza que fue convocada el pasado 25 de septiembre, “cuando aún no había convocado las elecciones, porque usted estaba en esa pelea con Pedro Sánchez para ver si convocaban juntas o separadas” andaluzas y generales.
El Senado ha sido escenario de un cruce de descalificaciones, juicios de valor, interrupciones, adjetivos gruesos y comentarios trufados de cinismo tanto por parte de Díaz como de su interlocutor, quedando arrinconado finalmente el tema principal de los ERE. Aznar ha enumerado 200 causas abiertas relacionadas con la corrupción en 15 juzgados andaluces, con casi 600 imputados, y en casi todos “el foco judicial está sobre los fondos de gobiernos socialistas para empresas y parados en las últimas décadas”. El senador popular ha corregido a Díaz aclarando que ninguno de estos casos juzga la financiación ilegal de partidos porque hasta 2014 el Gobierno de Rajoy no incluyó este delito en el Código Penal. “A usted no le interesaban hacer coincidir las elecciones con la sentencia de los ERE”, ha remachado Aznar.
El “gracejo andaluz”
El cara a cara con la presidenta andaluza se ha ido enconando a medida que pasaban los minutos. El senador popular se ha remontado a 1999, cuando Díaz inició su actividad política en el Ayuntamiento de Sevilla, y poco a poco ha ido elevando las críticas contra ella. Aznar, leyendo el sumario del caso, ha acusado a la presidenta de “ordenar romper papeles” de la Junta relacionados con el fraude de los ERE. Ha sido el momento más tenso del diálogo, en el que Díaz le ha interrumpido para exigir que aclarase en qué página del sumario aparecía esa frase, quién la dijo, y qué refirió la Fiscalía al respecto. “No voy a soportar insidias de usted”, ha dicho la dirigente socialista, que ha reprochado a su interlocutor las “mentiras” e “interpretaciones que hace” del sumario. “Yo no lanzo insidias, yo hago preguntas, si quiere responda o no”, replicaba Aznar.
Más allá del contenido -muy técnico- de la comparecencia, ha sobresalido la escenografía, la imagen de dos políticos enzarzados en un pulso dialéctico, en un diálogo de sordos. Ambos parecían buscar que su interlocutor perdiera los papeles, instando al otro a “tranquilizarse” y a “no ponerse nervioso”, lo cual ha tensado aún más el diálogo. En un momento, Aznar ha observado que la presidenta de la Junta tiene “el sentido del humor”, un gracejo especial“ y ”la gracia al hablar“, en referencia a su acento andaluz, algo que ha molestado mucho a Díaz. ”Creo que no tengo gracejo, pero se lo digo con solemnidad: esta comisión sobre financiación ilegal de los partidos no tiene sentido si no viene el anterior presidente del Gobierno y los tesoreros del PP“, le ha espetado la sevillana.
Las preguntas de Aznar han reciclado las mismas preguntas que el PP hizo a Díaz en la comisión de investigación sobre los cursos de formación a parados en el Parlamento andaluz, incluidas las referentes a su marido, José María Moriche, que fue beneficiario de 102 cursos como monitor en un instituto ligado a UGT. Los populares también señalaron a otros dos familiares de Díaz beneficiarios de estos cursos subvencionados por la Junta.
La presidenta respondió lo mismo que en su día en el Parlamento andaluz: que su marido cobraba “entre 700 y 1.200 euros”, porque era “un currante”, que fue despedido cuando ella llegó al Gobierno andaluz, y que sus nóminas las puso a disposición del PP andaluz. “No han encontrado una mancha en mi presidencia y eso les irrita”, ha replicado Díaz, que ha contraatacado denunciando a los “políticos del PP con sueldos abultados en los consejos de administración de grandes empresas”, “en conversaciones privadas con el ex comisario Villarejo”, y que tienen “Jaguar sin saberlo en el garaje”, en referencia a la ex ministra Ana Mato. Sobre su marido, ha vuelto a tirar de ironía: “La criatura lo que ha hecho es casarse conmigo. ¿Le parece poco pecado?”
El PP, personado en la causa de los ERE, tiene en su mano el voluminoso sumario del caso, del que se ha servido para interrogar a Susana Díaz, aunque ésta ha esquivado prácticamente todas las preguntas de Aznar. La presidenta de la Junta ha denunciado reiteradamente que la vista oral del juicio está abierta, y ha exigido al senador popular que no haga afirmaciones sin referirlas exactamente en cada página del sumario. Díaz ha recordado que el PP solicitó su comparecencia en el juicio de los ERE y que el presidente del tribunal, el magistrado Juan de la Calle, rechazó la petición porque no veía su vinculación con el caso.