Las ganas de autoreivindicarse de Susana Díaz tras el fracaso de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre se notan en que la presidenta andaluza en funciones ha vuelto a entrar, con firmeza, en asuntos de política nacional. El más complejo es el problema independentista catalán y la gestión que está haciendo Pedro Sánchez, un asunto el que Díaz se ha alineado con otros barones socialistas sugiriendo una política más beligerante al presidente del Gobierno: “Respeto sus estrategias: En Catalunya defiendo el diálogo”, dice, “pero también tiene que haber un cumplimiento claro y nítido del Estado de derecho. Y desde hace tiempo el Gobierno catalán le está haciendo un pulso permanente al Estado de derecho y a la Constitución, y eso quiebra la convivencia. El diálogo es posible cuando se respetan las leyes”.
En una entrevista en la Cadena Ser Andalucía, la presidenta de la Junta en funciones es preguntada por Diego Suárez, director de contenidos de la Cadena Ser en Andalucía, si apoyaría la aplicación en Catalunya, por segunda vez, del artículo 155 de la Constitución, que permite al Gobierno central intervenir el autonomía política catalana. Se lo pregunta dos veces, y Díaz insiste en subrayar que en Catalunya “determinados dirigentes llevan demasiado tiempo saltándose las leyes”, y recuerda el bloqueo de los CDR de las autopistas de peaje, de hace unos días, o los disturbios en torno al último Consejo de Ministros celebrado en Barcelona. “Siempre que se salte uno el Estado de Derecho, está la Constitución para protegernos. Esa es la fortaleza de la democracia. No puede plantearse la cuestión de Catalunya como una discrepancia o un conflicto político entre dos gobiernos de igual a igual. Ante eso, el Estado tiene garantías y mecanismos constitucionales para hacer frente. Así lo he creído antes y lo sigo creyendo ahora”, sentencia.
Díaz fue la primera dirigente socialista que apoyó abiertamente al ex presidente Mariano Rajoy para que aplicara el 155 en Catalunya tras el órdago independentista del 1 de octubre. Ahora, la presidenta andaluza en funciones reitera su convicción, se alinea con otros barones del PSOE que reclaman a Sánchez más contundencia frente al Gobierno de Quim Torra, y llega a comparar los sucesos vividos en esta comunidad con el terrorismo de ETA. “En este país, quienes utilizaron el terrorismo para defender lo que ellos llamaban un conflicto político, no fueron reconocidos como tal por el Estado de Derecho. Hubo gobiernos de un color y de otro, y nunca se reconoció un conflicto político a quienes utilizaron la violencia y el terrorismo. Si eso fue la respuesta que dio el Estado durante 40 años a quienes lo plantearon en esos términos, no voy a reconocer ahora que cuando un Gobierno le echa un pulso al Estado, se salta la Constitución y las normas, se reconozca eso como un conflicto político. Porque en realidad es un desacato a las normas y una desobediencia a las leyes”, concluye.
Desafío a Ferraz
Desde las elecciones del 2 de diciembre, Susana Díaz está al borde de un precipicio por el que se despeñan 36 años de gobiernos socialistas en Andalucía. La presidenta de la Junta en funciones está a punto de perder la herencia de tres décadas del PSOE más robusto y movilizado del país. La adversidad, sin embargo, hace que esta política de 44 años saque las uñas y se aferre al poder sin ceder un palmo. Todos los partidos políticos, incluido la dirección federal del suyo propio, le señalan la puerta de salida, pero ella parece, como el verso de Wislawa Szymborska, “un árbol clavado en la tierra, al que se aproxima un incendio”.
Este martes 25 de diciembre, ha concedido su tradicional entrevista a la Cadena Ser y ha usado otra analogía terrenal para describir su situación, menos pesimista que la de la poetisa polaca: “Siempre que ha llovido, ha escampado. Y todos los veranos se ha trillado”. Para Susana Díaz, la cosecha perdida de las elecciones andaluzas ya han quedado atrás, ahora está pensando en presentarse a la investidura porque “el PSOE ha ganado las elecciones”; está pensando en plantar cara desde la oposición “a un tripartito de derechas” si finalmente pierde el Gobierno andaluz; y está pensando en las municipales y en volver a movilizar a la izquierda para “hacer un dique que frene a la extrema derecha”. “Los campos se trillan y después de un debate profundo en el partido hay que pasar página y remar todos en la misma dirección”, dice.
Cuando le preguntan si se ve jefa de la oposición, responde firme: “Por supuesto”. A Susana Díaz le parece “una falta de respeto” la seguridad con la que la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha dicho que si no vuelve a ser alcaldesa, se marcha. “¿Qué le digo al millón de andaluces que me han votado, que si no gobierno, me voy? Lo mínimo es quedarse en la oposición y eso es lo que voy a hacer. Además con el orgullo de que el PSOE ha vuelto a ganar las elecciones en Andalucía después de 36 años”.
Hay dirigentes del PP, Ciudadanos, Podemos e IU que esperan que Díaz dé un paso atrás y abra la puerta a la renovación de su partido. “Que asuma el fracaso, que no la quieren, que la han votado 400.000 andaluces menos”, dice Teresa Rodríguez, candidata de Adelante Andalucía, de cuyo apoyo depende la presidenta en funciones para volver a postularse en la investidura. También hay voces en la dirección federal del PSOE que le han abierto la puerta y planteado la necesidad de una “renovación”, aunque luego han reculado porque la vara de medir los resultados de Díaz en Andalucía puede verse demasiado estricta para otros barones territoriales en las elecciones autonómicas de mayo.
La dirigente sevillana se revuelve ante cualquier amago de moverle la silla y recoge el guante de Ferraz: “En el PSOE hay una tradición: nunca al que gana unas elecciones se le pide que se vaya”, y añade, desafiante, “normalmente no se le ha pedido ni al que pierde, mucho menos al que gana”, en velada alusión a Pedro Sánchez, derrotado en dos elecciones generales, dueño del peor resultado del PSOE y presidente del Gobierno con 84 diputados. Díaz planta cara: Asegura que no va a “hacerse un Rajoy ni un Arrimadas”, pero sí se hará un Pedro Sánchez. Intentará gobernar en Andalucía, y si no lo logra, permanecerá en la oposición: “Lo que no me voy a hacer es un Rajoy o un Arrimadas: ganar las elecciones y decirle a los andaluces que su voto no vale y que rehuso a presentarme a la investidura. Claro que me voy a presentar. Para que ese más de un millón de andaluces que nos han votado se sientan orgullosos”, dice.
Albert Rivera y Vox
Susana Díaz tiene 33 diputados, intentará sumar los 17 de la coalición Adelante Andalucía (Podemos-IU) para presentar su candidatura a la investidura como presidenta de la Junta, frente a la alternativa, bastante asentada, de un Gobierno de PP y Ciudadanos, apoyado en Vox. A priori cuenta con menos votos, pero la misma determinación a postularse, porque en su relato político postelectoral la extrema derecha no debería contar en el Parlamento. “Aquí sólo hay dos caminos: o reconocer que el PSOE ha ganado las elecciones y que los partidos constitucionalistas se tienen que sentar a negociar, o entregarse los perdedores a la extrema derecha para desalojar al PSOE a cualquier precio, sólo porque llevamos 36 años gobernando”, protesta.
Los 12 diputados de Vox son clave para que PP y Cs controlen la Mesa de la Cámara legislativa, que se constituye este jueves, y para investir presidente al líder popular, Juanma Moreno. Pero Susana Díaz, los miembros de su Gobierno en funciones y toda la cúpula de su partido presiona cada minuto al presidente de Cs, Albert Rivera, para que no acepte el apoyo de Vox, para que no se alinee con la extrema derecha si aún aspira a sentarse entre los dirigentes liberales europeos, como Emmanuel Macron. “¿Qué va a hacer el señor Rivera. En su afán de echar al PSOE, ¿va a echarse en brazos de Vox? ¿Va a decirle a sus socios de la Alianza Liberal Europea que él ya no representa ese liberalismo europeo moderno, que en Andalucía va a ligar su presente y su futuro a los mismos que en Europa lo van a ligar a Matteo Salvini y a Marine Le Pen?”, repite machaconamente.
Entretanto, PP y Ciudadanos en Andalucía avanzan en sus negociaciones y ya han presentado un acuerdo de Gobierno cerrado, con más de 80 medidas, que sirven de avanzadilla y programa electoral para Rivera y Pablo Casado de cara a las generales, autonómicas y municipales. “Lo que decidan PP y Cs no tiene valor sin el voto de Santiago Abascal y Vox”, insiste Díaz, tratando de arrancar de la ecuación aritmética del pacto de derechas el apoyo necesario de la fuerza ultraconservadora. La socialista advierte a su partido que la irrupción de Vox en el Parlamento andaluz puede ser un aviso a lo que vendrá en el resto de España, pero también un revulsivo para movilizarse. “Andalucía no se acuesta de centro izquierda y se levanta de derechas. Vox forma parte de un fenómeno europeo que ha llegado a Andalucía porque en el ciclo electoral estábamos los primeros”, y añade: “El PSOE debe ser el dique que frene a la extrema derecha. Confío en que en las municipales los partidos se organicen para pararles y que los que se quedaron en casa se movilicen para ir a votar”.