Los grandes del rock, en pueblos de 500 habitantes
En el verano del 2008, el batería y único componente en activo de los Ramones actuaba en una localidad oscense de poco más de 120 habitantes. En un marco eminentemente rural, los vecinos de Sesué, ganaderos, montañeros, hosteleros y público venido de otros valles, vivían una noche de punk de la mano de Marky Ramone. La estrella se subía al escenario recién llegado de Dubai e iniciaba en este pequeño pueblo de los Pirineos su gira europea. El músico interpretó esa noche los mejores temas de la banda neoyorkina dentro del festival Estoesloquehay, una muestra artística e itinerante que recorre cada año pequeñas poblaciones de la provincia de Huesca con los sonidos más internacionales y vanguardistas. Celebrará su próxima edición los días 19, 20 y 21 de junio en Boltaña.
Este verano resonarán las arpas paraguayas, el folklore argentino y la cumbia digital de los argentinos Chancha vía Circuito, primeros confirmados del festival. Conocidos en las pistas de baile de medio mundo y lanzados por su remix del tema “Quimey Neuquén”, la banda sonora de la serie “Breaking Bad”. Otro nombre es el del rockero de Coimbra Paulo Furtado, de Legendary Tigerman, un superventas en Portugal, de gira por Brasil, México y Francia que también dejará en los Pirineos algo de su blues.
En ediciones anteriores, la cita programó, en localidades que en raras ocasiones superaban los 500 habitantes, a grandes del rock, como el pionero de este género en la psicodelia, el británico Arthur Brown, que ofreció en pleno desierto de Los Monegros su único concierto en España en 2009. El ex vocalista de Los Bravos, Mike Kennedy, actuó en Benabarre, donde también se recuperó una antigua tienda textil abandonada para montar una exposición colectiva de artes plásticas.
De San Petersburgo al casco antiguo de Alquezar viajaron Messer Chups con su surf de Serie B. Y grandes nombres del panorama español como Víctor Coyote, Lagartija Nick, Dead Bronco, Los Coronas o Guadalupe Plata se subieron al escenario ante un público orgulloso de que esos sonidos no solo tuvieran que ser para las masas.
Traer a grandes figuras de la música hasta pequeños municipios es, para el organizador de la muestra, Pablo Pérez Terré, “más una facilidad que un problema”. Asegura que Ramone, Brown y Kennedy se mostraron encantados con la idea de vivir una experiencia diferente, alejada de los grandes circuitos musicales. La otra singularidad del festival, su itinerancia, es la verdadera complicación. “Con los cambios es más difícil fidelizar al público”, reconoce. Pero también valora que distintos puntos de la provincia acojan una cita tan diferente. Considera que lo más gratificante es que esta permite a todo el mundo, independientemente de si vive en un pueblo muy pequeño o en mitad de las montañas, descubrir nuevas propuestas.
Por eso, la muestra ha programado decenas de bandas de culto con puestas en escena que siempre aportan “un extra”. Es el caso de Crudo Pimento, con una fusión de country y folk muy personal a través de la fabricación de sus propios instrumentos con materiales reciclados, o el garage, punk y Rock & Roll de los valencianos Wau y los Arrrghs!!!, quienes incluyeron su visita a la Comarca del Somontano tras girar por Estados Unidos, Puerto Rico, México o Alemania.
Más pequeño, mayor implicación
Al principio, la muestra “fue una apuesta arriesgada”, reconoce su director. “Pero comprobamos que funcionaba y aportaba mucho. Marchaba en contraposición a la política de grandes contenedores culturales que, por norma general, han generado más problemas que beneficios”. El festival, que cuenta con el apoyo de la Diputación Provincial de Huesca, genera lazos con cada ayuntamiento e institución donde recala, y hay cola para albergar las siguientes ediciones.
Nació como una iniciativa de jóvenes creadores en Riglos, dedicados a trasladar actividades creativas y culturales a lugares que necesitaran una rehabilitación. Las exposiciones colectivas de artes plásticas en Estoesloquehay llegaron hasta antiguos pozos de hielo, almazaras, establos, bodegas y un antiguo refugio de la guerra civil. El equipo del festival recuperó los jardines del palacio de los Barones de Valdeolivos en Fonz y organizó en Zaidín una de sus exposiciones más multitudinarias: la colección de máscaras y objetos de artesanía que el periodista Joaquín Ibarz recopiló durante sus años como corresponsal en América Latina.
Personajes de cuento, grandes artefactos metálicos sobre ruedas, pianos rodantes, robots instrumentistas y pasacalles protagonizan las actividades de día en este festival. Los espectáculos de danza, circo, teatro y performances son, al igual que los conciertos, gratuitos. El aforo lo marcan las calles, plazas y rincones de cada localidad. “Lo bravo”, “Sin límites”, “Aventura”, “Latino”, “Lo fenómeno” o, la última, “Raíces Futuras” son algunas de las temáticas que guían las propuestas artísticas de cada edición, y ya van 13.