Musethica: una aproximación con mirada social y desde la excelencia a la música clásica
“La música expresa todo aquello que no puede decirse con palabras y no puede quedar en el silencio”. Esta frase de Víctor Hugo define parte de la esencia del festival de Música de Cámara de Musethica, una iniciativa sin ánimo de lucro, que nació en Zaragoza hace ahora once años y que actualmente está presente en 13 países. La necesidad de “vivir y expresar la música de otra manera” y acercarla a quienes quizás, de otra manera, “no se habrían interesado por conocerla” son las razones por las que hace una década y un año la profesora Carmen Marcuello y el del violista Avri Levitan deciden poner en marcha este proyecto.
Avri Levitan es violinista, nació en Israel en 1973 y siempre tuvo inquietud por hacer de la música un lugar de acogida, pero también una profesión reconocida y digna. Cansado de ver cómo los jóvenes no tenían espacios en los que poner en valor su talento, y con el objetivo de sacar la música de las salas convencionales para llevarla a la sociedad más general y menos especializada, Levitan, junto con Carmen Marcuello, iniciaron en 2009 un recorrido musical solidario que siempre tuvo aspiración de ser internacional y de alcanzar la excelencia. Así, en 2016, la asociación fue declarada de Utilidad Pública porque ha introducido un nuevo concepto y enfoque para la formación superior en la interpretación de música clásica.
El programa de Musethica incluye semanas intensivas y festivales en los que cada músico toca unos doce conciertos por semana. Cada país que lleva a cabo estos programas ofrece alrededor de 100 conciertos al año.
Un programa que aspira a la excelencia, con la mirada puesta en lo social
A través del programa de Musethica, las y los jóvenes músicos seleccionados por su excelencia, que hasta ahora no tenían la oportunidad de realizar conciertos con regularidad como parte de su programa educativo, son tutelados de manera individualizada por profesores de prestigio internacional que no solo imparten clases, sino que también participan en los conciertos junto con el alumnado.
Conciertos en los que se enfrentan a una audiencia que no acude habitualmente a las salas de conciertos. “La música va donde están las personas” explica la profesora Carmen Marcuello. Por eso, gracias a Musethica, hospitales, centros de educación especial, albergues sociales, colegios, refugios, guarderías, centros psiquiátricos, prisiones, centros para personas con discapacidad, centros de inmigración, empresas sociales o residencias de ancianos se convierten, por unas horas, en salas de conciertos en las que las emociones y la reacción de los asistentes “siempre merece la pena porque nunca nos dejan indiferentes” confiesa Marcuello.
Musethica trabaja para ofrecer la misma calidad y el mismo repertorio en todos los lugares, independientemente de la audiencia que haya o la tipología de la sala. Se define como un proyecto de “caridad” desde su esencia más profunda porque “ser un músico excelente significa tocar para todos y tener la capacidad de convencer a cualquier tipo de público de la belleza de la música” explican.
En los conciertos, los músicos han aprendido a enfrentarse a momentos de todo tipo “desde personas que se levantan y se van, hasta otros que, aun sin tener formación música, son capaces de hacer una crítica certera y emocional de la obra que acaban de escuchar. ”Nos enfrentamos a un público muy exigente, por eso los músicos saben que lo único que pueden hacer es llevar a cabo su mejor interpretación“, explica la profesora.
Conservatorios como el de Viena, ya han implantado el método de enseñanza con el que nace Musethica, y no es el único; y por ello esta iniciativa de raíz aragonesa con ramas internacionales, aspira a formar parte del sistema oficial de educación musical. Un cambio que, de hacerse realidad, supondría un profundo cambio en las nuevas generaciones de músicos, en su comprensión de la música y en el impacto social importante y único que llevaría consigo.
“La ilusión de participar en cada concierto como si fuera el primero”
Carmen Marcuello todavía trasmite la ilusión propia de antes de un estreno en una iniciativa que hace mucho tiempo que dejó de ser novedosa; con 3400 conciertos, 140.000 asistentes como público, más de 500 músicos implicados hasta la fecha y 600 centros sociales trasformados en sala de concierto de manera puntual, pero “con gran calado entre el público”, añade.
“Musethica me hace sentir que cada concierto es el primero”, confiesa la profesora zaragozana, “y esa magia me hace seguir adelante”, añade, aunque reconoce que el apoyo a las iniciativas culturales en España no es el que se esperaría, sobre todo si se compara con la implicación que tienen en países como Alemania, Suecia y otros países europeos.
En la XI edición que se celebra en Zaragoza, el programa contempla actuaciones en cerca de una veintena de de colegios y centros de educación especial, residencias de mayores, aulas de formación sociolaboral, centros sociales, cárceles o psiquiátricos. Las entradas para el concierto del día 15 de marzo en el Paraninfo se agotaron casi al momento, pero el público general tiene dos oportunidades más de ver actuar a los jóvenes talentos internacionales que este año participan en el programa Musethica. Una de las oportunidades será el 12 de marzo en 12 de marzo en el Rock & Blues Café, con acceso libre hasta completar aforo. Y la siguiente, el 16 de marzo en el Auditorio de Zaragoza, con entrada.
El talento sobre el escenario
Al frente del Festival estarán Erica Wise; profesora de violonchelo en la Escuela Superior de Música de Cataluña y el Conservatorio Superior de Música de Liceo, solista y fundadora de Dalia Quartet y Funktion), el violista Yuval Gotlibovich; profesor en la HochSchule de Frankfurt y el Conservatorio Della Svizzera Italiana, y la violinista Sara Bitlloch; fundadora Mediterráneo Piano Trio.
Los maestros estarán acompañados por los jóvenes talentos seleccionados para participar en esta XI Edición del Festival de Música de Cámara de Musethica: Johannes Brzoska, Oliwia Meiser, Naor Equba, Ania Custodio, Noemi Fúnez, Quentin Routier, Victoria Gelman y Carla Guillén.
Tanto los asistentes de los centros sociales, como aquellos que disfruten del concierto en salas disfrutarán de un exquisito repertorio de obras de Mozart, Brahms y Dvořák. “La misma música en cualquier escenario, porque ahí es donde residen su esencia, en lo común a todos; ser personas”
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