Los trabajadores de Figueruelas: “Opel nos ha encabritado, plantea la negociación como una cuestión de huevos”
“Opel nos ha encabritado a todos, ahora la mayoría pensamos que plantean la negociación como una cuestión de huevos. Pues a echarle huevos, y a ver si tienen suficientes como para cumplir su amenaza y llevarse media fábrica”. V. M., veterano trabajador de la planta de Opel en Figueruelas (Zaragoza), expresa una sensación cada vez más generalizada en la plantilla de la factoría, más de 5.000 trabajadores que ensamblan más de 380.000 coches al año, ante la dureza que muestra la empresa, adquirida hace unos meses a General Motors por el grupo francés PSA, en la negociación del convenio.
Primero planteó una ampliación de jornada con una rebaja salarial del 6%, modificada luego por una congelación de tres años que elevaría a trece los de pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, para responder con la congelación de las inversiones en la planta y la amenaza de trasladar el ensamblaje del Corsa a otras fábricas cuando el comité de empresa (UGT, CCOO, OSTA, CGT y Acumagme) puso sobre la mesa el documento de cinco reclamaciones que las asambleas consideran un punto de partida innegociable.
Este consiste en presentar un plan industrial con dos líneas de producción y tres turnos de trabajo, aplicar contratos de relevo desde los 60 años, contratar a los 170 trabajadores finiquitados en los últimos meses, rejuvenecer la plantilla con salidas pactadas a los 61 años e incluir en el convenio de los llamados nivel 6 y 7.
Fecha límite
Las negociaciones quedaron rotas a partir de ese momento, que es cuando PSA, que ya es líder de ventas en España con 311.673 vehículos en un año - aunque argumenta que Opel acumula pérdidas multimillonarias-, oficializó la amenaza de trasladar la cadena de ensamblaje del Corsa, que se fabrica en Zaragoza desde 1982, a otra de las plantas del grupo, que cuenta con una factoría de Citroën en Vigo y con otra de esa misma marca y de Peugeot en Villaverde (Madrid).
La ruptura de las negociaciones en Figueruelas, considerado uno de los motores de la economía aragonesa al sumar el 54% de las exportaciones (el 87% de su producción se vende en otros países), hizo que el Gobierno de Aragón mediara entre la empresa y el comité, que el jueves anunciaron que volvían a la mesa.
El comité, respaldado por el grueso de la plantilla, como pudo comprobarse en la concentración del jueves, ha mostrado su voluntad de alcanzar un acuerdo, aunque Opel, en principio, mantiene este lunes 29 como fecha límite para cerrar un pacto sobre el convenio.
Durante el fin de semana, los sindicatos han convocado multitudinarias asambleas de trabajadores, en las que, además de hacerse palpable lo tensa de la situación, se ha manifestado una vez más el rechazo a la propuesta de la empresa. Con todo, el comité confiaba en apurar el plazo de negociación, si bien ha advertido que Opel deberá dar tiempo para que la plantilla ratifique cualquier acuerdo.
Una amenaza inverosímil
La plantilla se muestra expectante ante las conversaciones, aunque la irritación ante la postura de la empresa es intensa. “Nos están diciendo que no hay nada que negociar, pero por huevos no se negocia nada. Eso es como pisarte la dignidad, y así, sin respeto, no se puede trabajar”, indica V. M.
“La gente está trabajando a disgusto y con la oreja en el transistor”, explica. No ayudó mucho a calmar los ánimos, en una crisis en la que comienzan a sonar ecos de la palabra “huelga”, la carta personalizada con la firma impresa del gerente de Opel España, Antonio Cobo, que cada trabajador de Figueruelas recibió el jueves.
Con todo, la plantilla considera también que las amenazas de la empresa tienen aspectos inverosímiles, como el eventual traslado del Corsa, ya que montar una línea de esas características puede requerir más de un año y medio. “Perderían mucho dinero. Y, por otra parte, ¿cómo van a cerrar si hay contratos con proveedores para suministrar material a partir del mes de marzo?”, plantea.