El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Está bien traído lo de la Prosperidad porque acata las normas de las famosas leyes de la atracción: lo que piensas te llega, etc. Si piensas en escasez, facturas y deudas, te vendrán. Si piensas en dinero y prosperidad, igual.
Estos preceptos están muy extendidos y aceptados (yo mismo he comprobado que funcionan) así que el presidente de Aragón hace bien en invocar esa palabra mágica y usarla para perfilar su mandato. Otra cosa será convencer al socio de investidura que abandonó la coalición para que vote los presupuestos. La prosperidad se invoca mejor teniendo la mayoría, aunque sea simple.
Si hay un porcentaje de gente, incluyendo al socio fugado, que no cree en la atracción de la prosperidad, la profecía no se autocumplirá. Así que aparte de los datos es convencer al gentío para que apueste por ese modelo.
A fin de cuentas la prosperidad no puede ser obligatoria, no se puede alcanzar la abundancia por decreto. Y la mejor forma de convencer son los hechos, que suelen darse a fin de mes.
Así, está guay bonificar el impuesto de sucesiones de padres a hijos y entre cónyuges, aunque eso merma el fondo común. Pero quizá habría que bonificar también a los que no tienen nada que heredar, y que salen perdiendo con esa mengua del fondo común.
Así que estaría guay bonificar también la herencia cerocero –dar algo al que nada hereda– con una aportación de ese fondo ya esquilmado y confiar en que con ese y otros estímulos la Prosperidad, evidente en los tramos altos, se invoque con pleno convencimiento y así llegue y capilarice hasta el último rincón.
0