El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Hace un par de días, una de las diputadas de Ciudadanos citó en el pleno a Albert Camus y me llamó profundamente la atención, no me imaginaba que el neoliberalismo hiciera guiños literarios a un provocador y rebelde como Camus. El hecho es que su nombre fue pronunciado en el pleno de las Cortes de Aragón de manera casi premonitoria por Ciudadanos, días antes de que estos mismos hicieran al PSOE duplicar su rostro mostrando que se podía ser de derechas, de izquierdas y de lo que haga falta según como te traten las encuestas.
Digo que resultó premonitorio porque es el propio Albert Camus el que en su obra 'La caída' puso de actualidad una figura que es hoy fundamental para entender el presente del Gobierno de Aragón: el dios de la mitología romana Jano. Camus apela a este dios en su novela como símbolo de aquello que habita a la vez y de manera casi delirante el pasado y el futuro, los comienzos y los finales, el rostro que se duplica para tratar de mirar a derecha e izquierda a la vez y sin perder la cabeza. Sin duda no había mejor alegoría, mejor metáfora para describir lo que desde hace unos días vivimos en torno a un presidente de Aragón “janizado”. El canto de sirenas de un Ciudadanos cotizando al alza ha tenido su efecto performativo en un PSOE que hace meses, casi diría desde la crisis en Ferraz con pizzas incluidas, que va a la deriva y navega “de oídas” al albur del mejor postor. Esta vez el mejor postor, Ciudadanos, ha conseguido imponer en el PSOE la bicefalia casi esquizofrénica de aquel que pretende engañar al electorado alegando que bajar impuestos y mantener servicios tiene truco y es posible.
La escalada sin freno en las encuestas de Ciudadanos ha servido como acicate y excusa para que, tras tres años de legislatura, el gobierno de Aragón haya revelado lo que hacía meses que otros señalábamos: que el PSOE de Aragón no se siente cómodo mirando hacia el futuro, ni mucho menos si ese futuro le exige afrontar nuevas respuestas a la altura de un mundo que en los últimos diez años ha vivido una crisis demoledora y un 15M que han cambiado las coordenadas de lo que será la política del mañana. Ante ese marco que exige cierta audacia, y sobre todo la frescura de aquel que sabe que a veces equivocarse es mejor que no hacer nada, el PSOE en vez de asumir un papel central en la política progresista del mañana ha preferido: en el mejor de los casos, repetirse a sí mismo esperando evocar tiempos mejores, y en el peor de los casos, contradecirse hasta el ridículo para dejarse caer en manos del salvavidas de Ciudadanos, compañeros de viaje que exigen poco y parecen darle la comodidad de los viejos tiempos en manos del PAR.
Lambán ha decidido hacer de dios Jano, regalar la coherencia de su partido y todo su ideario socialista a cambio de duplicar su cara para que uno de sus rostros pueda mirar hacia la derecha ante lo que pueda pasar. El miedo al futuro unido a una deriva en lo político sin rumbo acaba por justificar que lo que ayer era buenísimo hoy sea el peor de los males, que las que ayer eran políticas de derechas hoy sean asimiladas por ese lado de la cara de Lambán que necesita sucumbir al cebo de la derecha ante el miedo a un mal resultado electoral.
¿La congruencia? Olvidada en tiempos de guerra electoral en los que la excepcionalidad acaba por justificarlo todo. Probablemente ni Lambán ni Ciudadanos entendieron la advertencia de Camus, uno sólo se entrega a la hipocresía, al dios Jano, cuando la caída es inminente. El PSOE ha comprado como amarres los brazos de una “derecha nueva” que con sólo 5 diputados ha conseguido engatusar a un PSOE sin valores ni referentes claros. Átense los machos, comienza la batalla electoral y como decía Camus ¿será la caída inminente?
Hace un par de días, una de las diputadas de Ciudadanos citó en el pleno a Albert Camus y me llamó profundamente la atención, no me imaginaba que el neoliberalismo hiciera guiños literarios a un provocador y rebelde como Camus. El hecho es que su nombre fue pronunciado en el pleno de las Cortes de Aragón de manera casi premonitoria por Ciudadanos, días antes de que estos mismos hicieran al PSOE duplicar su rostro mostrando que se podía ser de derechas, de izquierdas y de lo que haga falta según como te traten las encuestas.
Digo que resultó premonitorio porque es el propio Albert Camus el que en su obra 'La caída' puso de actualidad una figura que es hoy fundamental para entender el presente del Gobierno de Aragón: el dios de la mitología romana Jano. Camus apela a este dios en su novela como símbolo de aquello que habita a la vez y de manera casi delirante el pasado y el futuro, los comienzos y los finales, el rostro que se duplica para tratar de mirar a derecha e izquierda a la vez y sin perder la cabeza. Sin duda no había mejor alegoría, mejor metáfora para describir lo que desde hace unos días vivimos en torno a un presidente de Aragón “janizado”. El canto de sirenas de un Ciudadanos cotizando al alza ha tenido su efecto performativo en un PSOE que hace meses, casi diría desde la crisis en Ferraz con pizzas incluidas, que va a la deriva y navega “de oídas” al albur del mejor postor. Esta vez el mejor postor, Ciudadanos, ha conseguido imponer en el PSOE la bicefalia casi esquizofrénica de aquel que pretende engañar al electorado alegando que bajar impuestos y mantener servicios tiene truco y es posible.