El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Ojalá yo hubiera inventado esta palabra, pero no, se la escuché a mis amigas del “Mobu”. En cuanto la escuché sabía que me definía perfectamente. Vivo en un municipio en el que todos sus habitantes caben en un bloque de una gran ciudad, he viajado algo (más que me gustaría haber viajado y viajar) pero creo que no hay mejor sitio para vivir que un pueblo.
Y he de decir, atención: ¡que no estoy sola! Somos unos cuantos a los que nos gusta vivir en nuestro pueblo. Y que ya nos cansa ese mensaje lastimero y pesimista sobre nuestra vida aquí y nuestro futuro.
Vivo en la España “vacía”, en un “desierto demográfico” y mis vecinos son la despoblación. Últimamente se ha puesto de moda, todos se alarman y quieren decirnos (o quieren saber) qué es lo que hay que hacer para evitar este abandono total e ignominioso en el que vivimos.
Así que voy a decir una cosa que se puede hacer: ¡empecemos a hablar en positivo de la vida en los pueblos! Nadie, en su sano juicio, quiere ir a vivir a un sitio donde no hay nadie, no tiene servicios y hace un frío que pela (gracias al cambio climático puede que esto último cambia). La lista interminable de cosas que nos faltan las conocemos (y las luchamos), pero hay que empezar a hablar de las cosas que sí que tenemos.
La gente cosmopueblita tenemos muchas horas al día. Horas que puedes dedicar a tu familia, a tus amigos, a tener huerto o a pasear con el perro. Y tenemos horas porque ir al trabajo no nos cuesta tiempo, compramos rápido (nos cuesta más la charrada en la tienda que lo que es ir a comprar en sí), tenemos los servicios cerca y además no están saturados. Y eso, a lo largo del día, son horas para poder hacer cosas diferentes.
La gente cosmopueblita nos involucramos. Sacamos adelante actividades festivas, culturales, asistenciales, educativas, sociales y todo lo que se nos ponga por delante. Básicamente porque es la única forma de que todas estas actividades lleguen a la gente de los pueblos pequeños, pero que en el fondo nos llena y nos encanta. Da a nuestra vida un plus difícil de cuantificar.
Y, sobre todo, la gente cosmopueblita queremos seguir viviendo aquí. Y por eso a veces hay que buscar soluciones fáciles a grandes problemas o intentar hacer fuerte nuestra pequeña tribu para suplir aquellas cosas que nos faltan. Y, por encima de todo, lo que queremos es dejar de mirar hacia atrás y empezar a construir. Porque aún estamos a tiempo, aún es posible y aún tenemos ganas de luchar.
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