El ERE de Extel, un ataque a la dignidad de los trabajadores aragoneses

A pesar de que los poderes políticos y económicos quieren vendernos que estamos saliendo de la crisis y que hay ‘recuperación’ en la generación de empleo, lo cierto es que el drama del paro, la precariedad laboral y la disminución de derechos laborales continúa en toda España y, por supuesto, también en Aragón. Desde 2008 se han perdido, aproximadamente, dos millones de horas trabajadas en España.

En Zaragoza, estas semanas, 104 familias ven cómo el fantasma del desempleo sobrevuela sus cabezas. Son los 104 trabajadores amenazados por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de Extel, la división de centros de atención telefónica de Adecco que trabaja para Movistar. Por cierto, tiene su miga que una empresa especializada en trabajo temporal como Adecco haya sido contratada por Movistar, que fue pública hasta su privatización en 1999 por el ‘Aznarato’ para llevar el peso de un servicio tan importante como el de la atención a sus clientes, es decir, la atención en el número de teléfono 1004. Cosas del neoliberalismo.

La tortura comenzó el 12 de septiembre, cuando la empresa comunicó a los trabajadores que comenzaba el ERE. Desde entonces la presión sindical y la lucha de los trabajadores, que han realizado 3 huelgas de 24 horas con rotundo éxito de participación, ha conseguido que la empresa haya propuesto rebajar a 85 los despidos. Pero esto no es sino un intento de Movistar de dar visos de legalidad a un ERE que los sindicatos consideran ilegal, ya que la empresa no ha conseguido demostrar ninguna razón objetiva para llevarlo a cabo.

Deplorable es la actitud de la empresa con los trabajadores que, en el centro de Extel en Zaragoza, forman parte del Departamento ‘Emisión Este’. Un Departamento creado en abril de este año para realizar llamadas telefónicas a la zona del Este de España con, según la propia empresa, un gran rendimiento. Sin embargo, en septiembre y paralelamente a la presentación del ERE, la empresa decide cerrar ese departamento y deja, a todos los efectos, a 33 de sus 42 trabajadores a las puertas del ERE –el resto no pueden acogerse a él por motivos legales: mayores de 50 años, familias numerosas, empleados con discapacidad…-.

Estos trabajadores, que no pueden ser recolocados en otros departamentos, han sido sacados de la sala común del centro de trabajo –donde están todos los teleoperadores- y pasan sus días en la sala de formación, recibiendo cursillos de asuntos que conocen sobradamente e, incluso, autoformándose durante varias horas con power points. Aislados, sometidos a la presión de saber que seguramente serán víctimas del ERE, con un permanente estado de acoso y ansiedad por parte de la empresa. No pueden trabajar, no pueden vender producto y, en consecuencia, no cobran ya incentivos, que en algunos casos eran un porcentaje significativo del salario.

Se trata, según los sindicatos, de un ERE consensuado entre Adecco y Movistar, que quiere ceder el servicio de atención del 1004 a una subcontrata para esquivar así el convenio colectivo. Estamos, sin duda, ante un ataque a la dignidad de los derechos laborales, en pos de aumentar la precariedad y los beneficios de una empresa que antaño fue pública.

Es necesario reabrir YA el debate sobre la recuperación para el Estado, y para los ciudadanos, de grandes empresas en los sectores estratégicos –las telecomunicaciones son, sin duda, uno de ellos-, para evitar que algo tan importante como el comunicarnos entre nosotras por teléfono o Internet siga cayendo en manos de especuladores que no respetan los derechos laborales.