El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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La siembra de cebada empieza un mes tarde por las lluvias, y las olivas sin coger. Las raposas se han comido las gallinas, han hecho un agujero bajo la valla. Invierno sin huevos.
Zaragoza antes de las diez de la mañana está tan vacía como Huesca. Ni un alma sin barredora.
Hasta que abran los comercios no hay nada que hacer. Ciudades vacías del invierno. Brrr. Todo frío y niebla y cierzo y lluvia. Suerte del black friday, que es una especie de halloween con porcentajes y trucos y tratos todo a la vez.
Abusos sexuales al alza, horror de los atroces abusadores.
Abusos sexuales a todo lo ancho y hondo del país. Horror y espanto. Y pocos medios. Sólo hace falta que los buenos no hagan nada. La indiferencia en general ante las tragedias de alrededor. Las afueras empiezan cada vez más adentro.
Las ciudades vacías y heladas con la hora cambiada tantas veces que ya no saben dónde están.
Zaragoza de madrugada es sudamericana, hispana, emigrante. Y algo es mucho.
Zaragoza con artilugios plantados, cables, bombillas, ruedas, florones. La navidad, como todo, se vive un mes antes y así cuando llega ya se puede pensar en lo siguiente, san Valero, san Roscón, san Valentín… carnaval, verbenas y cervezas.
A las diez se desperezan las persianas, abren las tiendas y bares tardanos, se elevan los corazones donde se guarda la visa ya mellada por los bordes, ¡llega el black friday!
La foto es de dos patinadores ya de noche en la plaza Eduardo Ibarra, junto a la semiderruida Romareda. Inmensos vacíos en el centro del mundo, invierno en Zaragoza.
Me acuerdo siempre de Labordeta y Eloy, y en estas noches cierceras los veo pasar del brazo por la plaza de San Cayetano, donde estuvo el colegio Labordeta.
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