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La montaña rusa del Huesca: del fútbol modesto a la élite y vuelta a la segunda división

SD Huesca

Miguel Barluenga

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La Sociedad Deportiva Huesca descendió el pasado fin de semana a la Segunda División española. El club aragonés se ha instalado en la élite desde hace unos años. De momento, en un ascensor: subió a la Liga en 2018, bajó la temporada siguiente, logró regresar y ha vuelto ahora a la categoría de plata. Una inestabilidad en el plano deportivo que, a diferencia de lo que sucedería en otras entidades deportivas de más calado que miden su éxito o fracaso en la continuidad en la máxima categoría, no afecta a su desarrollo. El Huesca se encuentra en plena fase de expansión, a punto de terminar las obras de ampliación de su estadio y con una ciudad deportiva para potenciar la cantera aragonesa en el horizonte.

Una serie encadenada de hitos que parecía impensable hace dos décadas. El Huesca ha sido tradicionalmente un club de sustrato humilde desde su fundación en 1960. Desde esa fecha hasta 2006 jugó 30 temporadas en Tercera División y 16 en Segunda B. El cambio de rumbo se produjo a partir de esa última fecha con la llegada a la entidad de Agustín Lasaosa y José Antonio Martín, Petón, dos exfutbolistas del Huesca, con nombre en el panorama nacional y punta de lanza de un grupo de jugadores veteranos. Fue el inicio de todo, de la profesionalización de una entidad que apenas atisbaba las cotas que iba a alcanzar. 

En 2008 lograría subir por primera vez a Segunda B y el Huesca se constituyó como Sociedad Anónima Deportiva (SAD). Supuso otro momento de calado puesto que se garantizó que la entidad permaneciese en las manos de sus rectores y a salvo de injerencia externas. La Fundación Alcoraz es la accionista mayoritaria y su porcentaje de acciones, por encima del 66%, permite garantizar la continuidad y supervivencia del club en la ciudad. Las 17.500 acciones que conforman los 2.625.000 euros de capital están suscritas por 917 accionistas. El resto de las acciones se reparten entre la agencia de representación de futbolistas Bahía (16%), un 10% en poder de accionistas de referencia (con más de siete acciones) y un 7% en manos de los accionistas denominados minoritarios.

El club aragonés se mantuvo cinco temporadas en Segunda División antes de bajar a Segunda B entre 2008 y 2013. De forma paralela se inicio y mantuvo un crecimiento económico sostenido, ayudado por la vuelta al fútbol profesional en 2015 y los dos saltos a Primera en 2018 y 2020. En la última junta general de accionistas, se anunció que el presupuesto para esta temporada recién concluida superaría los 53 millones de euros, con un beneficio antes de impuestos de 6,8 millones  y una inevitable huella de la covid-19 presente en todos los apartados.

Según se informó entonces, el club oscense se encuentra al día de pagos, tanto con Hacienda como con la Seguridad Social, sin haber solicitado nunca un aplazamiento de pago. La SD Huesca también cumple con los requisitos e indicadores establecidos en el Reglamento de Control Económico de LaLiga y ejecuta al 100% el plazo de 29 días de pago a proveedores que establece la Ley 15/2010. Se puso de manifiesto el crecimiento del área deportiva, con 21 equipos masculinos y seis femeninos, con presencia ya en varias de las principales categorías nacionales y regionales con un organigrama cada vez más especializado.

La ‘joya de la corona’ de los próximos años es la que se denominará Base Aragonesa de Fútbol. Una ciudad deportiva que se ubicará en las instalaciones donde entrena el primer equipo, el Instituto de Enseñanza Secundaria Pirámide, y que tendrán un coste de unos 3 millones de euros. Entre otras acciones, se adaptará la residencia actual de 80 plazas para alumnos al servicio de la Fundación Alcoraz y se habilitarán nuevas instalaciones. Igualmente, se acometerá el acondicionamiento del campo de fútbol de hierba natural y una zona para vestuarios. El Huesca también estrenará la temporada que viene la ampliación del estadio de El Alcoraz, que pasará a tener cerca de 9.200 plazas. El doble que hace unos pocos años, en una metáfora perfecta de lo que ha supuesto el crecimiento del club nadando entre las aguas del fútbol profesional.

El principal afán de estas obras ha sido el de dar cabida a un mayor número de aficionados después de que en el verano de 2019 se quedasen unos 2.000 sin poder adquirir su pase de temporada a pesar de haber manifestado su intención al club. El anterior gran impulso al estadio azulgrana data de hace dos años, coincidiendo con el primer ascenso a Primera División y entonces la zancada para llegar a la capacidad actual partió de los 5.200 asientos hasta los 7.600. El número de peñas se ha extendido más allá de la comunidad aragonesa y por varios países, desde Londres a Miami.

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