“Huesca es un ejemplo de estabilidad con gobierno de izquierdas”
Luis Felipe Serrate (Huesca, 1962) es el alcalde socialista de Huesca. Tiene mayoría absoluta en el Pleno gracias a su gobierno en coalición con Cambiar Huesca y Aragón Sí Puede. Es un ejemplo de que, donde suma, sí se puede. Se le nota tranquilo, satisfecho y orgulloso de lo realizado. Presume, sin excesos, de tener ya presupuesto. Cuando la grabadora empieza a funcionar se concentra, mide sus palabras y se explica con calma. Moviendo mucho las manos. Antes y después se suelta. En el off the record.
Como cada lunes (cuando en el fin de semana ha habido mujeres asesinadas víctimas de la violencia machista) en la puerta el Consistorio de la capital oscense se guarda un minuto de silencio. Desgraciadamente, este año han sido muchos. Al finalizar, y tras los aplausos, está preparado para comenzar la entrevista. En el ascensor que lleva a la planta de Alcaldía, empieza a hablar.
¿Qué balance hace de 2016?
Lo primero que pondría en valor es la estabilidad del equipo de gobierno. Segundo que se han cumplido los objetivos marcados en el presupuesto: la puesta en marcha de servicios dirigidos a las personas como la Oficina Municipal de Vivienda, la atención a la emergencia social, el Plan de Empleo que supone la suma de voluntades de sindicatos, empresarios y administraciones y hemos dado pasos importantes en transparencia y participación.
Al mismo tiempo, he visto como se hacía real un proyecto tan importante como “Hecho en los Pirineos”, que le concede centralidad y capitalidad a Huesca en un aspecto fundamental en políticas de desarrollo, como es la gastronomía y la hostelería. Es un balance satisfactorio y repito lo de la estabilidad, porque Huesca es un ejemplo de estabilidad con gobierno de izquierdas.
Por tanto, ¿la relación con los socios de gobierno es buena?
Muy buena. Los pactos de gobierno funcionan si hay comunicación y confianza. Los asuntos de gobierno de la ciudad se hablan todos. Salvo el periodo 2003-2007, en la ciudad de Huesca siempre se ha gobernado en coalición, ya sea izquierdas o derechas. No entiendo ese afán de tildarnos de tripartito para debilitarnos. El gobierno es uno y lo forman tres formaciones políticas.
¿Le sienta mal que les digan, despectivamente, lo de tripartito?
Es una estrategia de comunicación política del PP. En democracia gobierna quien tiene capacidad de pacto. En la coyuntura política actual, el llegar a acuerdos y conseguir la estabilidad política nunca es una debilidad. Cuando alguien no es capaz de llegar a acuerdos, tiene incapacidad para gobernar.
Desde esa perspectiva, ¿cómo ha visto todo lo sucedido a escala nacional?
Lo que hicimos en Huesca en 2015, de llegar a un acuerdo, es un ejemplo para el resto de instituciones y para mi partido. Si se puede hacer en Huesca, por qué no en otros sitios. Hay planteamientos políticos de las fuerzas de la izquierda, donde lo que suma es más de lo que nos separa. Falla la capacidad de pacto.
¿Se esperaba una oposición como la que le está haciendo el PP?
El PP hace una oposición de procedimiento administrativo. Hay ausencia de proyecto político alternativo y se limita a seguir el procedimiento administrativo, para eso, con un despacho de abogados y un gabinete de prensa sobra todo el grupo. Es bueno que la oposición controle la labor administrativa, pero un grupo político, además, tiene que presentar proyectos alternativos.
En el PP va a tomar posesión en el próximo Pleno el concejal número 15 de la lista, y son nueve. Perdieron a la persona que lideraba el grupo y lo noto desnortado. Les falta dirección. No son un grupo cohesionado.
¿Eso le hace la vida más fácil?
No, porque eso lleva a que se radicalice el mensaje y las formas, cosa que yo no comparto: la crítica puede hacerse sin trazo grueso, con buenas formas, y el PP, con otros responsables políticos, lo ha demostrado.
Retomando el inicio de la entrevista, ¿qué objetivos se marca para 2017?
Yo ya dije en mi discurso de investidura que el objetivo tienen que ser las personas. Esta crisis, que quizás ya no es crisis sino un nuevo modelo económico, ha generado una fractura social entre los que más y menos tienen. Hay que cohesionar esa sociedad y se empieza con las políticas locales. Mi objetivo es que esa fractura en Huesca se cohesione. A la vez trabajar en políticas de empleo. El margen de un Ayuntamiento es limitado, pero si se llega a acuerdos con otras instituciones hay espacio para hacer cosas.
Huesca tiene dos herramientas muy importantes, la primera la logística: estamos trabajando con el Gobierno de Aragón para que en la planificación de Aragón en materia de ferrocarril esté muy presente Huesca con su Plataforma Logística. El Gobierno de Aragón (DGA) va a presentar una propuesta de planificación del ferrocarril del Canfranc, ahí tiene que estar Huesca.
Otro aspecto es el Parque Tecnológico. También hay interés en la DGA por darle contenido y agenda a Walqa, que se descapitalizó a nivel de empresas y perdió importancia en la agenda de las nuevas tecnologías en el anterior mandato.
Muy importante es también el tejido productivo de pequeña y mediana empresa. Ha habido ayudas municipales, se ha hecho un esfuerzo en incrementar esa partida. También el tema universitario, el campus de Huesca tiene que tener una singularidad.
¿Cree que la Plataforma Logística y el Parque Tecnológico estaban, o están, infrautilizadas?
En el pasado mandato, quizás por los recortes, perdieron mucho protagonismo. Entraron en un escenario complicado de gestión y se fueron empresas importantes. Pero eso se va recuperando, y va habiendo avances, con empresas que se interesan, otras que directamente vuelven al parque. Lo más importante de la Plataforma Logística es el ferrocarril, que exista un apeadero, ya hay estación, pero que tiene que estar en la planificación regional del Canfranc. Si no estamos allí, no tiene sentido la logística en Huesca.
¿Cómo se articula esa apuesta por grandes empresas que puedan estar en Plhus o Walqa, con apoyar también el comercio de proximidad?
El modelo que define el equipo de gobierno es de no apostar por grandes superficies. Porque la experiencia de otras ciudades es que cuando se instalan grandes superficies se cae el comercio de proximidad. Plhus o Walqa complementan.
¿Qué se va a hacer en el barrio del Perpetuo Socorro?
Primero hemos conseguido trabajar de la mano tres administraciones: Ayuntamiento, Subdelegación de Gobierno y Comunidad. Trabajamos para atajar problemas de convivencia, que a veces se convierten en problemas de seguridad. Es algo minoritario. Pero en puntos concretos hay problemas serios de convivencia. Hay que trabajar en materia de vivienda, de vías públicas, equipamientos, limpieza, educación… Y también contamos con todas las entidades sociales que operan en la ciudad.
¿Y qué puede decir del cuartel Sancho Ramírez?
Es una mala decisión del Gobierno de Rajoy, que ha soportado esta ciudad. Es una decisión injusta, donde no se sostiene el criterio de planificación ni económica ni de infraestructura militar. La ciudad pierde 300 familias y una actividad económica importante. Las infraestructuras del cuartel son excelentes, estamos a media hora de Zaragoza y Huesca pierde protagonismo en el mapa de la defensa nacional: no hay un general de plaza en Huesca.
¿Se va a peatonalizar Ramón y Cajal?
No. Se hará una intervención de adecuación del espacio. Hoy tiene la misma fisonomía que hace 40 años, como carretera nacional. Tiene que tomar otra fisonomía, debe ser una de las arterias urbanas más importantes. Requiere una modificación del espacio con vehículos y mayor espacio para los peatones. Es una inversión de mucho coste económico, que comenzará este año.
¿Cómo ve todo lo que está pasando en el PSOE?
Con mucha preocupación y tristeza, porque entiendo que lo que ha ocurrido ha sido una mala gestión del proyecto colectivo. No hay un único responsable. Quiero creer que los compañeros y compañeras que están en los órganos de dirección encontrarán una solución: porque el PSOE es, y sigue siendo, fundamental en la vida democrática de España.
Ahora el debate es qué modelo de partido queremos y luego ya veremos quién lo lidera. Quien lo lidere tendrá que tener capacidad de acuerdo, de consenso y de negociación, que es fundamental en la nueva política, porque o tiene esa capacidad o no se gobernará.
Tenemos que decidir qué pensamos ante la realidad plurinacional del país. Cómo colocamos un partido que no es nacionalista en lo plurinacional. Que no haya distintos partidos según las diferentes realidades plurinacionales. Solo puede haber un PSOE en España, que dé respuesta a las diferentes realidades territoriales.
También tiene que haber un relato que defienda los valores socialistas de siempre. Si la derecha, en España y en Europa, ha hecho suyo una parte del discurso de la socialdemocracia –nadie discute la educación o la sanidad pública- tendremos que poner en valor lo que nos diferencia: valores de injusticia social, de las libertades, antes que ser socialista hay que valorar la libertad. Ese relato lo tiene que resolver el partido: qué hacemos con Catalunya, qué hacemos con Euskadi. El partido tiene que tener un discurso único. Todos participamos de esa filosofía universal, el señor Iceta participa como yo. Hoy hay diferentes PSOE en España. Nos hemos fraccionado.
¿No es momento de pensar en volver a gobernar?
Si no tienes poder no transformas. En la oposición hace mucho frío. Pero no tenemos que correr, ni perder el tiempo. Hay que ordenar ese nuevo relato. Y cuándo se haga, definiremos cómo queremos dirigir el partido. Hay un choque de dos legitimidades: la que introdujeron las primarias, eligiendo a un secretario general por elección directa, y la que tiene un modelo del PSOE (que ha sido siempre el mismo) con órganos intermedios. La decisión no puede ser nunca unipersonal. Otra cosa es qué relación mantienen los órganos intermedios con el secretario general. No somos ni asamblearios, ni presidencialistas, somos un modelo de partido que funciona hace 137 años, no hay que cambiarlo, hay que ajustarlo a los nuevos tiempos y eso no lo hemos hecho.