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Intelectuales y ex altos cargos se movilizan contra la degradación política: más de 500 firmas a favor de un “radicalismo moderado”

Conrad Blásquiz

27 de mayo de 2021 22:53 h

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Más de 500 catedráticos, profesores de universidad y ex altos cargos han firmado ya el manifiesto en el que apelan al diálogo y la moderación para que la clase política busque acuerdos esenciales y huya de populismos y frentismos. Los firmantes se declaran “radicalmente moderados” en la campaña de recogida de firmas. El objetivo de la iniciativa es alcanzar las mil firmas de apoyo en Change.org.

Entre los firmantes de Aragón, se encuentran el responsable de la Fundación Manuel Giménez Abad, José Tudela, el presidente de la Cámara de Cuentas de Aragón, Alfonso Peña, el letrado de las Cortes Jerónimo Blasco, el ex Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, la ex consejera de Educación, Pilar de la Vega,  Manuel Giménez Larraz, hijo de Manuel Giménez Abad, asesinado por ETA, el ex consejero de Economía, Eduardo Bandrés, el catedrático de Derecho Constitucional Manuel García Guatas y la ex diputada socialista Eva Sáenz.

Los firmantes se definen como “un grupo de ciudadanos” que, “preocupados por la deriva frentista que ha tomado la política en nuestro país”, se ha animado a redactar y compartir la declaración con el ánimo de que “nuestros representantes políticos tomen conciencia de la importancia de la moderación en el debate público y la necesidad de llegar a acuerdos básicos para impulsar la imprescindible modernización de nuestro Estado”.

PP y PSOE, incapaces

En el documento, se advierte que los dos grandes partidos de ámbito nacional, representantes de los sectores ideológicos mayoritarios, se muestran “incapaces de alcanzar acuerdos esenciales para procurar tanto un correcto funcionamiento de las instituciones (incluida su renovación) como el desarrollo de las políticas sociales y económicas que el país necesita”. “Esta incapacidad para el acuerdo erosiona las estructuras del conjunto del Estado y de sus servicios públicos”, remarca.

Como consecuencia de este clima político, el sistema democrático sufre “un desgaste” de consecuencias difíciles de pronosticar. Una de estas consecuencias es el auge de los movimientos populistas  “que se benefician del fracaso de los gobiernos de uno y otro signo”. 

Apuestan por una “política con mayúsculas” que sustituya “los banales  muchas veces irresponsables fuegos de artificio elaborados en trastiendas opacas”, Y, al mismo tiempo, reivindican la “inexcusable vigencia del Estado de derecho”.