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Jorge Pueyo (CHA): “En Madrid se refieren a Aragón como ‘territorio de sacrificio’. Debemos cambiar eso”

Jorge Pueyo, este viernes en la plaza de Mariano de Cavia, en Zaragoza.

Luis Faci

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Con 27 años, Jorge Pueyo (Fonz, 1995) fue elegido en las elecciones generales de 2023 diputado representando a Chunta Aragonesista dentro de la lista de Sumar al Congreso de los Diputados. Abogado de formación, Pueyo ha presentado un ‘late night’ en Aragón TV (‘A escampar la boira’) y es un activista declarado del aragonés, del que se ha convertido en uno de los principales divulgadores. 

Tiene fijado en su perfil de X (Twitter) la fórmula que empleo para prometer como diputado en el Congreso. ¿Cómo es sentarse en el escaño sin haber cumplido la treintena?

Como a todos los jóvenes, nos pasa que al principio sentimos ese síndrome del impostor. Impone la primera vez que te sientas en el escaño. Pero te vas adaptando. La primera vez que intervine desde el escaño, recuerdo que tenía detrás una fila de diputados de Vox lanzando bilis. Me levanté para hablar y no me oía a mí mismo. Me dije: “Esto va a ser difícil”.

El Congreso ¿le ha sorprendido para bien o para mal?

Para bien, en que he visto lo que trabajan muchos diputados o que hay posibilidades de lograr cosas si te lo propones. Para mal, cuestiones que la ciudadanía puede esperarse: a menudo, los diputados en el hemiciclo levantan el tono porque quieren tiktoks o reels, y porque si hablan de según qué temas, con más fango, se lo van a comprar algunos medios. Después, en la cafetería, todos se saludan. Y piensas: “¿Por qué no trasladáis esta imagen afuera?”.

¿Con qué diputado de PP o de Vox se iría -o se ha ido- de cañas y por qué?

(Se ríe) De Vox, con un señor del que no voy a decir el nombre, con el que debato mucho y que está siempre con un puro en la puerta. Y del PP… con Luis María Beamonte. Tenemos una ideología diferente, pero siempre que hemos tenido que hablar y negociar algo ha sido muy cordial. Me cae muy bien.

El Gobierno PSOE-Sumar no atraviesa por sus mejores momentos. ¿Cómo se vive esta situación casi de crisis permanente?

Pues trabajando mucho y viviendo cada día como si fuera el último… porque puede serlo.

¿Sí?

Es verdad que depende de la semana o el mes. En estos últimos tiempos pienso que sí que puede durar la legislatura.

¿Provoca frustración ver que tienen una votación atada y que, por motivos distintos a ese asunto, un partido como Junts lo tumba?

Frustración, ansiedad e impotencia. Y ves que la calle respira un pulso que no se ve en el Congreso. El otro día salió publicado el número de inmuebles que tienen los diputados. Algunos ¡con 19! ¿Esta gente cómo va a topar el precio del alquiler? No respiran la realidad.

Como diputado aragonés, ¿votaría a favor de un convenio en materia de financiación para ceder todos los impuestos y garantizar un cupo a Cataluña?

La reforma de la ley de la financiación debe ser general para todas las comunidades autónomas: si Aragón se queda fuera, no podremos votar a favor. Necesitamos que tengan en cuenta nuestros criterios, como la baja densidad o el territorio. Que se calcule el coste de los servicios. Que hablemos de envejecimiento. O del artículo 108 del Estatuto [el que regula el Acuerdo bilateral económico-financiero con el Estado].

Llegado el caso, siento un aspecto tan delicado y fundamental, ¿no sería un motivo suficiente para romper con sus socios?

Nosotros, junto con Compromís y Més per Mallorca, estamos en una situación diferenciada. No tenemos ningún cargo pero damos apoyo como otros grupos. Es difícil, pero en ocasiones el sentido del voto no ha sido unánime. Un diputado de Més per Mallorca tuvo que votar diferente en una cuestión de derecho internacional.

Sí, pero de derecho internacional.

Nosotros tenemos claro lo que vamos a votar; las consecuencias que pueda tener esperemos que sean las mínimas.

Y ¿cómo se conjuga querer una ley general para las comunidades autónomas con defender la bilateralidad con el Estado?

Reformando la ley de las comunidades autónomas. La ministra Montero dijo que iban a impulsar la bilateralidad, y por eso nos da miedo que Jorge Azcón se oponga. Si se da con Galicia o Cataluña habrá unas comunidades de primera o de segunda y ese tren Aragón no lo puede perder: para eso está Chunta en el Congreso.

“Si los Presupuestos Generales del Estado no son buenos para Aragón, votaremos en contra; si la financiación no es buena para Aragón, votaremos en contra; y si no hay fondo de compensación, votaremos en contra”, dijo este jueves el portavoz de CHA en las Cortes de Aragón, mientras usted asentía. Por sus palabras, casi se infiere que dan por hecho un voto en contra.

Lo que estaba dando por hecho es que muchas veces se pone el peso en un diputado, como yo, cuando alguien como Azcón tiene siete diputados en Madrid, el PSOE tiene cuatro. Somos trece diputados aragoneses y parece que toda la presión se pone sobre el de CHA. Yo voy a hacer todo lo que esté en mi mano, y por eso estamos negociando por ejemplo que las infraestructuras sean las mejores posibles. Si la financiación no es buena, no tendremos los servicios sociales básicos cubiertos. Hace falta reivindicar esa financiación y ahí nos hemos plantados.

Jorge Azcón es débil: un gigante con los pies de barro, en cualquier momento se puede romper

Jorge Pueyo Diputado de Sumar-CHA en el Congreso

“¿Cómo es posible que la expresión ‘nacionalismo de izquierdas’ no sea considerada entre nosotros una contradicción en términos, un oxímoron?”, se pregunta Javier Cercas. “La izquierda es internacionalista o no es”, afirma la filósofa Donatella di Cesare. ¿Ha meditado sobre esta cuestión?

Mucho. Creo que el aragonesismo se construye, más que con banderas, con que tengamos el poder de decidir sobre los recursos de su tierra. Qué queremos hacer con la energía, con el medio ambiente, dónde queremos poner los hospitales. Muchas veces son decisiones impuestas desde Madrid: cuanto más acerquemos la democracia a los territorios, más poder va a tener la gente. ¿Queremos un hospital en Alcañiz? Esa decisión la tienen que tomar los aragoneses.

¿Privilegiando a los aragoneses frente a extremeños o gallegos?

Yo sí creo que tengo más en común con un trabajador extremeño o valenciano, o un noruego o un argentino, que con un señorito aragonés.

Pero el hospital, que puede utilizar cualquier trabajador, lo quiere en Alcañiz.

Claro, porque yo quiero acercar la democracia a la gente; de lo contrario, esos trabajadores de Aragón no van a poder tener un hospital. El centralismo ha hecho mucho daño. Ha privilegiado tres focos de industrialización y ha generado que el resto seamos deudores de población hacia otros territorios. Hay que reivindicar lo nuestro o no lo hará nadie.

Yo soy soberanista. El nacionalista confronta desde una identidad, mientras que el soberanista quiere más democracia y más poder para la gente, tiene los pies en la tierra. Suelo poner el ejemplo de la empresa Tubacex, en Navarra. Tenía beneficios pero decidió echar a 180 trabajadores; hubo una huelga que recibió apoyo de los sindicatos, se reunieron fondos para mantener los sueldos de los empleados, surgió un empuje total de la sociedad y, al final, consiguieron que no se despidiera a nadie: eso es para mí el soberanismo.

Cuando alguien dice -usted mismo lo ha afirmado- “renovables sí, pero no así”, ¿quiere en realidad decir “renovables sí, pero no en mi patio trasero”?

El problema es la planificación. Renovables sí, pero lo que no podemos hacer es destruir paisajes naturales, como plantea el clúster del Maestrazgo. Quieren destrozar todo un patrimonio cultural y natural, zonas zepas… No entendemos la transición ecológica del PSOE. Por eso, todos los ministros de Sumar, junto con CHA, han salido en contra del clúster del Maestrazgo.

Y aparte del clúster del Maestrazgo, ¿cuál más rechazan?

Un problema también son las líneas de alta tensión, que trasladan toda la energía fuera de Aragón. Y no solo por eso, sino porque encima pasan a metro y medio de la ventana de vecinos en Ribagorza, o por en medio de pueblos. ¿Quieren líneas de lata tensión? Pongan una en la Castellana, a ver qué les parece.

Hay un problema, y es que en nuestra comunidad producimos cuatro veces más de lo que consumimos: no hacen falta más renovables aquí. En Madrid se refieren a Aragón como ‘territorio de sacrificio’. Debemos cambiar eso.

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, dijo sobre los bienes de Sijena que no compartía la “gestión politizada que hizo el PP de ese asunto”, que era un “conflicto de índole patrimonial” que se quiso transformar en “político”. ¿Comparte esa postura?

No.

¿Se lo ha trasladado?

Sí.

Y ¿qué le ha dicho?

Después de la declaración me trasladó que en todo momento había dicho que la gestión de los bienes era de Aragón. Y que había habido una campaña de información malintencionada por parte de Junts y del PP. Uno al presentar la pregunta en el Senado y otro al intentar sacar rédito político en Aragón. Pero que no nos engañen: el PP de Cataluña votó en 2016 a favor de que los bienes se quedaran ahí.

¿Hasta cuándo se ve en el Congreso?

Como le digo, vivo cada día como si fuera el último. No veo la política como una carrera de la que vivir siempre: soy abogado y quiero volver a ejercer la abogacía. No me veo mucho tiempo en el Congreso, más allá de lo que Aragón quiera. Yo soy aragonés, tengo aquí a mis amigos… y estar en Madrid no es ni mucho menos una bendición.

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