Vox presiona para entrar en los principales ayuntamientos aragoneses y el PP allana el camino

Antonio Ibáñez

Zaragoza —

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Los primeros presupuestos de la legislatura, tanto en Aragón como en los municipios de la comunidad están en plena fase de elaboración y son la primera prueba de fuego para evaluar cómo funcionan los distintos acuerdos de gobernabilidad suscritos por el PP y Vox en un buen número de localidades. Mientras en la comunidad autónoma ambos gobiernan en coalición con un reparto proporcional de áreas y departamentos, han sido pocos los ayuntamientos en los que la formación de ultraderecha cuenta con puestos de gestión en los gobiernos locales. Apoyan, pero desde fuera, aunque su voto es imprescindible para que lograr mayorías conservadoras que permitan al PP sacar adelante sus iniciativas. 

La dirección nacional de Vox contempla la estrategia de presionar a los municipios gobernados por el PP para alcanzar acuerdos de gobierno más estables, lo que podría implicar la entrada de la formación en ayuntamientos en los que el PP no tiene la mayoría absoluta, como en Huesca y Zaragoza. Esta opción no era la que barajaban los populares cuando se constituyeron los ayuntamientos, pero esta misma semana, en una entrevista en Heraldo de Aragón, el consejero de Obras Públicas, Octavio López, no solo no la descartaba, sino que consideraba que podría ser positiva. En Teruel no sería necesario ya que el Partido Popular cuenta con la mayoría absoluta.

Las afirmaciones de Blasco llegan en un momento en el que el PP y Vox han alcanzado un acuerdo para que esta última formación forme parte del equipo de gobierno de la ciudad de Valencia. Esta fórmula se podría repetir en los próximos meses en otras ciudades. El propio secretario general de Vox, Ignacio Garriga, ha abierto la puerta a esta posibilidad en una rueda de prensa al ser preguntado directamente por el caso de las localidades aragonesas: “Evidentemente, es posible, como en muchos otros ayuntamientos de España. Ahora es el momento de negociar unos presupuestos, pero mano tendida para cambiar las cosas de verdad. En esa línea estamos, hablando con el PP para protagonizar esos cambios de rumbo y de políticas que demuestren a los españoles, por encima de los puestos, que es posible gobernar de otra manera”, ha señalado. 

En el anterior mandato, Vox condicionó las políticas municipales de Zaragoza, pero no formó gobierno. Cada vez que se elaboraban los presupuestos amagaban con no votarlos si no se cumplían sus pretensiones, aunque siempre los apoyaron después de escenificar con el PP una reunión en la que acordaban algunos puntos. Generalmente, reducir partidas presupuestarias en ayuda a cooperación y subvenciones a entidades. También en el actual mandato está sucediendo lo mismo. Recientemente Vox se ha abstenido en Zaragoza en la comisión de Hacienda que aprobó las nuevas ordenanzas fiscales, con subidas notables en las tasas del agua y las basuras, del 8,5% y el 29%, concretamente. Una tibia medida de presión a la espera de lo que decida en el pleno. 

Pocos cargos para Vox en grandes ayuntamientos

Más explícita ha sido la postura de Vox en Huesca, donde ha amenazado con rechazar las ordenanzas fiscales, e incluso votar en contra de los presupuestos, si no se llega a un acuerdo más amplio con el PP municipal y una negociación más profunda que pueda llegar, incluso, a un acuerdo de gobierno. En el Alto Aragón, Vox forma parte del equipo de Gobierno de Jaca, con la concejalía de Juventud y Educación. En el resto de la comunidad autónoma, hasta el momento son muy pocos los acuerdos de coalición que han permitido a Vox formar parte de gobiernos municipales. Sí lo hacen en Utebo, Cuarte de Huerva, Daroca y Cadrete.

El importante ascenso electoral de Vox tras las elecciones municipales de mayo, con casi 1.700 concejales en toda España y un espectacular crecimiento en número de votos no se ha traducido, sin embargo, en alcaldías y áreas de gobierno. Es decir, son influyentes políticamente, pero esta influencia no se ha traducido en cargos de responsabilidad ni en puestos remunerados. Solo con la entrada en los gobiernos municipales de capitales de provincia y municipios muy poblados, lo pueden conseguir. 

Mientras los acuerdos de gobierno entre Vox y el PP están generando las primeras fricciones en algunas comunidades autónomas como Baleares, Cantabria o Extremadura, en Aragón de momento está funcionando sin grandes alteraciones. No solo eso, sino que las posiciones más extremas de Vox han encontrado el apoyo del socio mayoritario. Ha sucedido, por ejemplo, tras ratificar Azcón en su puesto a los dos directores generales de la formación de ultraderecha que habían hecho apología del franquismo públicamente. No solo fueron ratificados, sino que se justificó su actitud al considerar que eran declaraciones anteriores a su vida política. Además, ha habido sintonía a la hora de establecer un cambio de políticas que implican el aumento de los recursos públicos para la sanidad y la educación privadas, la derogación de la ley de memoria democrática y la ley de lenguas, el apoyo a las actividades cinegéticas y un nuevo marco fiscal con rebajas impositivas.