Erés es una localidad de 10 habitantes que durante más de 30 años ha convivido con la amenaza de ser inundada por el proyecto ya finiquitado del pantano de Biscarrués, en la provincia de Huesca. Por ello no se invirtió en la restauración de la torre de su iglesia, que parecía destinada a emerger de las aguas solo en los meses de verano cuando el embalse se vaciara, como le sucede a la de otra población altoaragonesa, Mediano, o a Jánovas. Para evitar su pérdida se ha iniciado una campaña de recogida de fondos auspiciada por los vecinos y por la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos.
Anulado el pantano por la Justicia, estos señalan como causantes de este abandono a la Confederación Hidrográfica del Ebro y a las instituciones, por lo que apelan a la solidaridad por medio del micromecenazgo o crowdfunding. La campaña pretende recaudar el máximo de dinero posible para la restauración de la torre de San Jorge en Erés. Tiene como objetivo reconstruirla y presenta un coste de 6.000 euros. La campaña se cerrará a finales de este año.
La mitad de este dinero pretende conseguirse con la plataforma Verkami y el resto con aportaciones directas en la cuenta de la Coordinadora o por bizum. “Son muchos los que conocen nuestra lucha por este territorio y la victoria sobre el proyecto del pantano de Biscarrués. La amenaza de este proyecto ha provocado que la torre de san Jorge en Erés que estaba destinada a morir ahogada bajo las aguas del pantano se haya salvado de eso pero no de una mala situación tras 30 años de abandono”, señala Lola Giménez, portavoz de la Coordinadora.
La torre de Erés es un símbolo como la torre de Mediano, “que ahora se está restaurando”, recuerda Giménez, y la de Jánovas, “que tras décadas de ruina ya se ha arreglado”. “En estos años de lucha contra la inundación, la despoblación y la no preservación de los territorios vivos siempre hemos tenido una voz única, la voz de nuestra campana de Erés. Un símbolo de lucha y resistencia que ha encabezado y aunado voces durante más de 30 años por un fin común”, añade la Coordinadora.
Se han ofrecido varias formas de colaborar. Entre ellas, mediante un ingreso en la cuenta de la Coordinadora (BBVA ES61 0182 6856 21 0208525744) o por bizum en el 606340951, enviando por WhatsApp los datos para especificar los detalles. Por 10 euros, la recompensa es una mochila o una toalla del río Gállego; por 25 euros, el libro La Campana de Erés; por 50, la posibilidad de rafting, paintball o arborismo con la colaboración de empresas de deportes de aventura de Murillo de Gállego.
Con una aportación de 100 euros se brinda un baño de bosque y un concierto, dos experiencias exclusivas. Un baño de bosque en el Sendero Botánico con paseo y música. Una experiencia en la arboleda singular de Biscarrués que permitirá sentir, oler, tocar mirar, desconectar y conectar de nuevo con la naturaleza. Un recorrido entre árboles singulares con ejercicios de mindfulness y conciencia sensorial.
Ya en mayo de 2020, en plena pandemia, se recuperó la campana de Erés, que había acompañado a la zona de la Galliguera en su lucha contra el pantano de Biscarrués durante 33 años. Entonces, la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos recorrió los pueblos de Murillo de Gállego, Agüero, Riglos, Concilio, Ayerbe y Biscarrués, hasta llegar a Erés en una celebración popular y festiva después de que la justicia tumbase el proyecto del embalse contra el que se había luchado durante más de tres décadas.
La sentencia del Tribunal Supremo, que ratificó unas semanas antes el descarte del embalse de Biscarrués, supuso un alivio y una sensación de victoria definitiva en la zona conocida de la Galliguera tras tres décadas de lucha por la supervivencia y contra una amenaza para su economía rural. Se sucedieron entonces los actos simbólicos con los que celebrar esta victoria judicial, como el que tuvo lugar con la campana de Erés, convertida en símbolo y devuelta ya a la localidad. Murillo de Gállego, Agüero, Riglos, Concilio, Ayerbe, Biscarrués… el río Gállego “vive ahora y siempre”.