“La mitad de las mujeres ha sufrido discriminación al practicar deportes de montaña”

En España, el Club Montañeras Adebán es la primera asociación de deportistas de montaña liderada por mujeres. Parece que había ganas porque, en menos de seis meses, ya tienen unos 200 asociados. Blanca Izuel (Jaca, 1970) es vocal de este club y, además, es la autora de un estudio sobre desigualdades de género en deportes de montaña.

¿Por qué sintieron la necesidad de crear un club de mujeres montañeras?

La idea surgió cuando una amiga mía de toda la vida, Astrid García, asumió la vocalía de “Mujer y montaña” de la Federación Aragonesa de Montañismo. Empezó a promover bastantes actividades, tuvieron un éxito de participación total y nos dimos cuenta de que, verdaderamente, había demanda, que cada vez venían más mujeres. Astrid no encontraba suficiente apoyo en la Federación Aragonesa; así que las montañeras que veníamos apoyando estos eventos nos decidimos a iniciar un camino libre, fuera del ámbito de ninguna organización pública.

Nos planteamos realizar actividades entre mujeres porque, entre nosotras, teníamos unos sentimientos de hermandad, de sororidad, de sentirnos libres, de una visión del deporte más discriminatoria, más sexista... nos encontrábamos tan a gusto que pusimos en marcha un club liderado por mujeres. En realidad, es un club mixto, admitimos como socios tanto a mujeres como a hombres. Nos habíamos planteado incluso que el club solo admitiese a mujeres, pero pensamos que no queríamos entrar en el separatismo deportivo que vemos en muchos deportes, con clubes de fútbol masculino y femenino, clubes de baloncesto masculino y femenino… es mejor que los socios varones también sean bien recibidos, porque todos tenemos que aprender educación en igualdad.

Por tanto, somos un club que acoge a ambos sexos, pero la prioridad es organizar actividades con visión de género: queremos promover la mayor participación femenina posible en deportes de montaña o de naturaleza y, además, mejorando la calidad de las actividades que practican las mujeres. Nosotras entendemos el deporte de otra manera: tenemos una visión distinta de la masculina, que es más agresiva, más competitiva... sin perjuicio de que queramos alcanzar también los retos que cada una se quiera marcar.

¿Cómo se aplica esa perspectiva de género en el montañismo y en el deporte de naturaleza?

Fundamentalmente, consiguiendo que en los grupos de montañismo haya una cantidad de mujeres suficiente, porque en los grupos mixtos habituales la presencia de mujeres suele ser mínima. El deporte es uno de los ámbitos más masculinizados y en el deporte de montaña, la brecha todavía es más grande. En España, solo un 33 % de las licencias federativas de estos deportes corresponden a mujeres y solo el 22 % de los deportes en general.

Cuando en los grupos mixtos hay más montañeras, ellas se encuentran más a gusto, más cómodas, más liberadas de una visión sexista y competitiva del deporte. Otro aspecto fundamental es que detectamos que las actividades en grupos mixtos tienden a ser lideradas por hombres. Nosotras le damos mucha importancia a que las actividades guiadas se desarrollen con guías mujeres, que sirvan de referente para todos los participantes.

Es complicado encontrar guías de montaña mujeres, pero pensamos que las poquitas que hay visualizan muy bien hasta dónde podemos llegar todas, al más alto nivel. Por otra parte, nuestra visión nos lleva a atender las circunstancias de la mujer; una limitación frecuente son las cargas familiares. De hecho, hemos detectado que las licencias federativas de las mujeres descienden en un tramo de edad que coincide justo con la etapa en la que la mayoría de ellas son madres. Por eso, en todas nuestras actividades, proponemos una alternativa para que los hijos de todas estas mujeres que participen estén atendidos.

El problema que tenemos es que, claro, buscamos soluciones, pero al final ellas tienen que costearlas porque nosotras no tenemos presupuesto. Vamos a intentar conseguir alguna subvención para actividades gratuitas para la atención a los niños de las mujeres montañeras.

¿Se plantean medidas de conciliación en las federaciones de montañismo?

No, para nada. En la Federación aragonesa, desde que la dejó nuestra compañera Astrid, ahora ni siquiera hay ninguna vocal que lleve la sección. En Aragón, en mayo se aprobó el primer plan para promover el deporte en la mujer. Y en España hay planes de igualdad desde hace años, pero no llegan, al final no acaban llegando a la realidad, a las mujeres.

Tienen que ser iniciativas privadas, como la nuestra, sin presupuesto, las que ponen en marcha actividades de montaña para mujeres. Lo hemos conseguido. Nacimos en mayo, ya tenemos casi 200 socias y en cada actividad que realizamos vienen cada vez más mujeres. También vienen cada vez más hombres y se lo pasan mejor. Ahora son ya casi el 10 % de los socios; la mayoría son “el marido de”. Es un cambio de chip total porque en el ámbito de la montaña, nosotras siempre éramos “la mujer de”.

¿Imaginaban que iban a despertar tanto interés?

No, tener este volumen de socias en tan poco tiempo ha sido increíble. La mayoría de las socias y socios se inscribieron prácticamente en el primer mes; luego poco a poco van sumándose cuando organizamos actividades. La mayoría son de Zaragoza y de Huesca, pero también tenemos de Navarra, Madrid, País Vasco, Tarragona... incluso una asociada de Suiza.

En las jornadas que organizaron la semana pasada en Jaca, presentaron un trabajo sobre la práctica de deportes de montaña por parte de mujeres. ¿Cuáles fueron las conclusiones?

Es un estudio que hice como Trabajo de Fin de Máster del Máster de Cooperación al desarrollo que imparte la Universidad de Zaragoza, porque necesitábamos datos para diseñar una estrategia para fomentar el deporte femenino de montaña con rigor.

Como apuntaba antes, según el Consejo Superior de Deportes, solo el 22 % de las licencias deportivas en España corresponde a mujeres. La participación de las mujeres en órganos de gobierno de federaciones y clubes todavía es más baja: menos del 18 % de los miembros de órganos de gobierno son mujeres. Excepto una, todas las federaciones de montaña de España, las 19, están presididas por un hombre; la excepción es la Federación Canaria de Montañismo.

Entre el personal técnico, por ejemplo, menos del 19 % de los entrenadores españoles son entrenadoras. A partir de ahí, lancé una encuesta a 180 mujeres montañeras para encontrar los porqués.

¿Qué descubrió con esa encuesta?

Por un lado, que las mujeres practican estos deportes con un nivel de capacitación medio bajo: las mujeres quieren practicar más deporte, pero no tienen conocimientos técnicos. Esto confirma que son necesarios cursos de formación y de tecnificación. La encuesta también demostraba que los problemas de tiempo y de cargas familiares son fundamentales.

Además, confirmaba que cuando se realizan actividades en grupos mixtos, la participación de mujeres es muy minoritaria y las actividades suelen ser lideradas por hombres. Una pregunta planteaba incluso si las opiniones de las mujeres suelen ser tenidas en cuenta en ese tipo de actividades; la mayoría respondieron que les escuchaban, pero que no se tiene en cuenta su opinión.

La encuesta también invitaba a comentar si habían tenido algún tipo de discriminación en la práctica de estos deportes. La mitad de las mujeres encuestadas respondieron que han sufrido alguna discriminación: les subestiman en la práctica del deporte por considerarles vulnerables físicamente, excesivo proteccionismo, les preguntan que dónde han dejado al cuidado a sus hijos, infravaloración de conocimientos incluso en mujeres que son guías... En fin, descrédito, menosprecio, discriminación directa, invisibilidad de logros y falta de autoridad.

¿A qué otros obstáculos se enfrentan las mujeres para practicar más deportes de montaña?

Son actividades que precisan ser desarrolladas en grupo y muchas mujeres comentaban que no las realizan más a menudo porque no saben con quién. Eso también demuestra que el asociacionismo es importante.

Otro problema importante en la práctica de deportes en general es la falta de referentes. No se conocen mujeres de la élite que puedan servir de ejemplo, de modelo. En la encuesta, descubrí que la mayoría de las mujeres no conocían a más de tres deportistas famosas por sus logros; la mayoría decían que porque no aparecen en medios de comunicación.

La encuesta invitaba a reconocer a deportistas como Edurne Pasabán, Juanito Oiarzabal, Kilian Jornet, Mayte Mayora, Josune Bereziartu, Bernabé Fernández… El más reconocido por las mujeres era Juanito Oiarzabal, el primer español que hizo los catorce ochomiles, a pesar de que Edurne Pasabán es la primera mujer del mundo que hizo lo mismo. Es decir, las mujeres conocemos más a Oiarzabal cuando el logro de Pasabán es mayor, porque su hazaña es a nivel mundial. También nos sorprendía lo poco que se conoce a Josune Bereziartu, una mujer que ha estado en el top de la escalada mundial durante 10 años.