Los palestinos de Siria, refugiados por partida doble (o triple)
En plena crisis de los refugiados, Yamani Khaled ha venido a Zaragoza a contar la historia de “los otros refugiados”, de los que se habla menos a pesar de contar con casi siete décadas de exilio a sus espaldas. Procedente del campo de refugiados de Al Baddawi, en Líbano, este palestino de ojos vivos y rostro asurcado participó ayer en una charla organizada por el Foro Palestina Libre de Zaragoza, y el próximo martes 12 de abril hará lo propio en Huesca, en el local de la Asociación de Vecinos Juan de Lanuza. Su discurso es claro: “Solo hay una solución justa para los refugiados palestinos: volver a nuestro hogar, Palestina”.
Yamani Khaled trabaja en el área de relaciones internacionales del Comité de Refugiados Palestinos por el Derecho al Retorno, una organización que impulsa tanto la causa política como la mejora de las condiciones de vida de los refugiados palestinos. Sabe de lo que habla, él mismo habita en uno de los doce campos con los que cuenta el Líbano, y que según la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados, tienen una población total de casi medio millón de personas.
“La vida diaria allí es muy dura, porque el gobierno libanés, 68 años después de la llegada de los palestinos, no tiene leyes que nos contemplen. No nos permite el acceso a hospitales o escuelas, y tenemos vetada una larga lista de empleos”, explica. Cuenta Khaled que la situación ha empeorado en los últimos años, ya que la UNRWA ha recortado su asistencia, lo que ha llevado a que “el 73 % de los habitantes de los campos vivan por debajo del umbral de la pobreza”. La guerra de Siria no ha hecho sino empeorar las cosas.
Khaled relata que, hasta que estalló el conflicto en Siria, allí vivían unos 600.000 refugiados palestinos, en mucho mejores condiciones que sus compatriotas en el Líbano. La huida de muchos de ellos al país de los cedros ha provocado que en campos como El Baddawi, de apenas 1 km², se haya pasado de una población de 17.000 personas a 50.000. “¿Qué puedes hacer con todas esas personas recién llegadas, que no tienen derechos ni pueden acceder a trabajos?”, se pregunta Khaled.
“Un plan político deliberado”
La mayoría de estos refugiados por partida doble tuvieron que salir de Siria con lo puesto. Huyeron del ataque de Daesh (Estado Islámico) y Al Nusra (organización militar que se vincula a Al-Qaeda en Siria) hacia el campamento de Al Yarmuk en 2015. “Es significativo el testimonio de una anciana -rememora Khaled-, que me decía que esto había sido peor que la catástrofe de 1948, porque entonces llegaron a un sitio donde los acogían, y ahora en Líbano no les dan cobijo alguno”.
Ante esto, se produce un tercer éxodo, el de aquellos que tratan de cruzar a Europa: “La única conclusión a la que llegan es que es mejor arriesgarse a morir en el mar que quedarse y esperar una muerte segura”, asegura Khaled. Para el representante del Comité de Refugiados Palestinos, la actual crisis de los refugiados a las puertas de Europa responde también a un plan político deliberado: “La intención es vaciar los campos, dispersar a la población por el mundo y que se olvide la reivindicación del derecho al retorno a los territorios palestinos ocupados. Lo que ocurre en Siria es la excusa perfecta para acelerar ese plan”.
“La población solo contempla una solución justa: volver a sus casas”
Respecto a su larga batalla para recuperar la tierra que tuvieron que dejar atrás en 1948, Khaled afirma que “es duro mantener la lucha, pero estamos acostumbrados”. ¿Hasta qué punto estarían dispuestos a ceder en sus reivindicaciones para regresar a Palestina? “Si les preguntas a los refugiados, la mayoría no quiere volver a Gaza, Cisjordanía o a ese queso gruyère en el que Israel ha convertido el territorio palestino, quiere volver a sus casas. Es la única solución que contemplamos”.
Khaled reconoce que su causa sería más fuerte si no existiera división entre las distintas facciones palestinas. “La intifada de los últimos meses es un ejemplo de ello -dice-, ya que esa acción del pueblo, para ser eficaz, tiene que tener un horizonte político definido y común del que ahora carece: unos piden deshacerse de los Acuerdos de Oslo, otros que se eliminen los 'checkpoints', otros que se establezca un cordón entre Gaza y Palestina...”.
Es obligada la pregunta sobre la reciente intifada: ¿Considera que ayudan a la causa palestina los adolescentes que, armados de un cuchillo, atacan a israelíes? “Hay una pregunta previa: ¿Por qué llegan a eso? Hay que imaginarse el contexto de ocupación en el que viven. ¿Qué reacción se puede esperar que tenga alguien de esa edad que ve como se quema su familia o matan a un amigo?”, argumenta Khaled, que para zanjar la cuestión añade: “Obviamente, no queremos que nuestros jóvenes hagan eso, ¿quién puede pensar que una madre palestina se siente feliz al ver a un hijo hacer eso?”.