Esta vieja casa ya no se caerá: arquitectos al rescate del patrimonio rural

Las paredes de una casa, sea humilde o rica, contarían muchas historias si pudieran hablar... Pero cada vez más viejos inmuebles de pequeños -y no tan pequeños- pueblos se quedan mudos, en un silencio que solo rompen los cascotes al caer. En Used, una localidad de la provincia de Zaragoza de menos de 300 habitantes, dos de esas viejas casas se han librado de este triste destino. Una es un caserón señorial que perteneció a un linaje de notarios; la otra, un modesto hogar de labradores. Ambas tienen ya quien las restaure, dos jóvenes arquitectos con la preocupación por el patrimonio rural como nexo de unión.

En junio de 2017, Alberto Sánchez, un joven arquitecto usedano que en la actualidad reside en Estados Unidos, donde cursa un doctorado en Teoría e Historia de la Arquitectura en la Universidad de Berkeley, cumplió el sueño que tenía desde chaval: comprar una vieja casona de su pueblo, deshabitada desde hacía más de cinco décadas. Su objetivo no era solo restaurarla, sino documentar el proceso, averiguar todo lo que fuera posible sobre aquella gran cápsula del tiempo y compartirlo con el mundo a través de la cuenta de Instagram @casadepueblo.

“A través de esta red social he podido establecer muchos contactos, por ejemplo con las escuelas superiores de conservación de bienes culturales de Aragón y de Madrid (donde están restaurando varios de los cuadros que había en la casa). Y poco a poco @casadepueblo se ha ido convirtiendo en algo más grande. A finales de 2018 Berkeley me concedió una ayuda que va a servir para digitalizar los casi 400 documentos históricos desde el s. XVI al XIX que aparecieron en la casa y estoy a la espera de poder confirmar financiación americana para organizar una escuela de restauración este verano o ya en 2020”, explica Sánchez a través de correo electrónico desde California.

Como arquitecto preocupado por el patrimonio, y a pesar de que la distancia, su trabajo como investigador y el propio volumen de la casa que se ha propuesto recuperar hacen de esta una tarea titánica, Alberto Sánchez estuvo tentado de meterse en otro jardín histórico-inmobiliario... “Esta Navidad, cuando estuve en Used, me enteré de que había otra casa en venta, la 'Casa del Rincón' como se la llama en el pueblo. Fui a verla y pude comprobar que estaba intacta, ya que lleva prácticamente deshabitada desde antes de la Guerra Civil. Conserva íntegramente todos los elementos de una casa humilde de labradores (patio empedrado, cuadras, hogar con cadieras, alcobas, etc.) La parte posterior de la casa se encontraba en muy mal estado y los dueños no querían hacerse cargo de repararla, así que habían decidido venderla por 500 euros”. 

“En un principio me plantée comprarla yo mismo para que en el futuro pudiera contar una historia que complementara la de mi casa (familia humilde vs. familia pudiente), pero pensé que sería mejor que alguien se entregara a esta casa de la forma que yo me estaba entregando a @casadepueblo”, explica Sánchez. Así que compartió en su perfil la historia de la 'Casa del Rincón', con la esperanza de que algún idealista (del patrimonio histórico, entiéndase) acudiera al rescate.. “y en menos de 24 horas me escribieron más de 40 personas interesadas”. Era un jueves, y el domingo la casa ya estaba vendida.

Idealistas del patrimonio

El comprador fue Ismael Pizarro, un joven arquitecto murciano asentado en Madrid, cuyo estudio Paisaje Encontrado está especializado en la restauración de patrimonio arquitectónico. “La 'Casa del Rincón' se nos presentó como la oportunidad de aplicar todo lo que desde hacía mucho tiempo teníamos en mente, así que cuando vimos el anuncio nos faltó tiempo para salir corriendo a comprarla”, explica al otro lado del teléfono. Y eso que Pizarro, aunque había visitado Aragón en otras ocasiones, no había pisado nunca antes Used, y ni siquiera conocía el pueblo hasta que empezó a seguir el perfil en Instagram de Alberto Sánchez.

Desde Estados Unidos, el arquitecto usedano se alegra de que el comprador haya sido finalmente “alguien como Ismael”, “gente que realmente ama el patrimonio rural”. “Creo sinceramente que hay personas interesadas en los pueblos, tanto en vivir en ellos como en venir de vacaciones, pero hay que saber conectar a unos y otros, y probablemente esta casa en un portal inmobiliario nunca se habría vendido”, opina.

Asimismo, Sánchez cree que “es importantísimo que esta casa se haya salvado, porque la gente cree que solamente son patrimonio los palacios y las iglesias, y se están destruyendo muchísimas casas humildes que son esenciales para entender nuestra historia. Mi casa tiene 1.300 m², la 'Casa del Rincón' tiene apenas 180. ¿Cómo vivía la mayoría de la gente en los pueblos? Precisamente en casa pequeñas y humildes como esta”.

Este es precisamente el ánimo con el que aborda Pizarro el proyecto de restauración de la 'Casa del Rincón': “Intentaremos mostrar que una vivienda de este tipo también puede enseñar muchísimo, tanto desde el punto de vista arquitectónico como del social, de cómo era la vida en los pueblos. Es igual o más importante que el patrimonio monumental, porque este es el que ha dado forma al paisaje”. Su cuenta en Instagram, @paisajeencontrado, ya ha comenzado a asomarse a lo que se esconde tras la desvencijada y herrumbrosa puerta de la casa.

El reto no es menor: Sánchez calcula que la recuperación de la vivienda costará unos 60.000 euros. Al deterioro propio del tiempo hay que sumar las cicatrices que en su estructura dejaron los avatares de la familia que la habitó. Así, quizás en algún momento de estrechez económica, una parte de la planta superior del inmueble -justo la que se ha derrumbado- fue vendida a la casa de al lado, de manera que la propiedad no coincide con el suelo de la parcela. Pizarro reconoce que, para un particular, “es complicado abordar la restauración de una casa histórica”, tanto en lo económico como en lo técnico.

Despoblación, memoria y arquitectura

“Mi proyecto para la casa se basa en la filosofía que desarrollé ya en mi trabajo de fin de máster en la Universidad de Columbia, en la que argumentaba que es precisamente la gente que vive en los pueblos quien conserva el patrimonio. Ellos son quienes conservan también la memoria de las casas y las cosas que se están perdiendo o ya se han perdido, y por eso mi proyecto tiene un componente de memoria oral muy importante”, cuenta Sánchez. La despoblación es (también) una amenaza para el patrimonio arquitectónico rural, y en ese sentido va la investigación que desarrolla el arquitecto aragonés en Estados Unidos.

“Para mí el principal problema que existe a la hora de atraer y retener vecinos en el medio rural no es únicamente la falta de servicios, como muchas veces se argumenta”, opina Sánchez. “Used tiene escuela, médico 24 horas, farmacia, tienda de alimentación, panadería, taller mecánico, dos bares, peluquería... y sin embargo sigue perdiendo población porque hay mucha gente (por ejemplo agricultores jóvenes) que, pudiendo escoger, prefieren vivir en Zaragoza. Se nos ha vendido que la modernidad es necesariamente urbana, y creo que es un error entenderlo así. Mi trabajo en Berkeley trata de desentrañar la creación de ese imaginario colectivo que argumenta que lo bueno es la ciudad, y que más o menos empieza en los años del desarrollismo franquista y sigue hasta hoy”.

“Mucha gente no se plantea vivir en los pueblos porque le parece que es ir contra el sentido de los tiempos, y eso en muchos otros países no es así. Cuando yo cuento en España que después de un máster en Nueva York, de trabajar un año en el Empire State Building, y del doctorado en Berkeley me planteo irme a vivir a Used, la gente me mira como si estuviera loco. Cuando lo cuento en EE.UU. y saben que Used está a apenas una hora de Zaragoza, lo ven totalmente lógico. ¿Por qué asumimos sin más que la gente formada tiene que vivir necesariamente en las ciudades?”, se pregunta Sánchez.

Dos casas se han salvado de la piqueta en Used gracias al empeño de sendos arquitectos comprometidos, pero son una excepción en el Aragón vacío. En esta misma localidad del Campo de Daroca, esta pasada semana, a solo 200 metros de la 'Casa de Pueblo', una casona del s.XVIII fue demolida para construir en su solar una vivienda totalmente nueva. Con ella desaparecieron para siempre las pilastras toscanas que conformaban su puerta, la elaborada reja de forja que lucía su balcón y los cientos de pequeñas historias que ocurrieron entre sus muros.