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Protestas contra Accem en Asturias tras los últimos despidos: denuncian “represalias” y “caza de brujas”

Concentración ante la sede de ACCEM en Xixón

Bárbara Bécares

Siero —

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Trabajadores de la organización Accem se han concentrado hoy en Xixón, frente a la sede de la empresa, en forma de protesta por los despidos recientes de dos compañeras. Mientras que los despidos pueden ser algo normal mientras estén justificados, la principal queja de quienes se han concentrado hoy y de quienes no lo han hecho -por miedo a tener problemas futuros con la dirección, según declaraciones recogidas por este medio-  está el hecho de que achacan que estos despidos han sido una forma de represalia. Y que forma parte de un ‘modus operandi’ dentro de Accem. 

En la concentración liderada por Comisiones Obreras y en la que participaron una treintena de trabajadores y ex trabajadores de Accem, la protesta estuvo encabezada por un cartel afirmando que “La consejería (refiriéndose a la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar) precariza. Las subcontratas esclavizan”. Hace unos días, el centro que esta organización tiene en Hevia, Siero, para atender a personas con discapacidad o problemas de salud mental, despidió a dos de sus empleadas y sancionó a otra más a 20 días sin empleo y sueldo, según la denuncia Comisiones Obreras (CCOO). 

De acuerdo con el sindicato y también con personas presentes en la protesta y trabajadoras con las que eldiario.es ha hablado, los despidos son “disciplinarios”, ya que son consecuencia directa de que estas trabajadoras “represaliadas” han apoyado la candidatura de CCOO como representantes sindicales de la plantilla. El pasado mes de abril hubo elecciones en el centro para escoger a los líderes sindicales y estas tres personas (las dos despedidas y la tercera sancionada) apoyaron abiertamente la candidatura de Comisiones Obreras, en vez de la de UGT que tenía el apoyo de la dirección de la ONG. 

Y, según diversos testimonios recogidos, esto no es la primera vez que sucede. Trabajadoras y ex trabajadoras de la empresa hablan de un patrón común, de “caza de brujas” a quienes protestan contra la dirección o se quejan de la situación en los centros de Accem. 

El centro de Hevia: gran rotación laboral

Estos despidos han sido la gota que ha hecho explotar a mucho del personal de la plantilla de Accem Hevia y de otros centros de la misma organización. Ignacio García, responsable de centros de atención a personas con discapacidad de CCOO, recuerda que este lugar se caracteriza dentro del Principado de Asturies por la falta de estabilidad del personal de atención directa. García comenta que los “protocolos inasumibles” que se dictan desde el equipo técnico, la enorme carga laboral y la presión en el entorno de trabajo llevan a constantes bajas por ansiedad o depresión y a muchas personas que dejan su trabajo. Una trabajadora y un ex trabajador de Hevia, que prefieren mantener su anonimato, así lo confirman. 

Accem Hevia, como la misma ONG describe, es un lugar en el que viven personas con discapacidad intelectual y/o problemas de salud mental que presenten un grado de deterioro en aspectos fundamentales para el desenvolvimiento laboral, social y personal (higiene, relaciones interpersonales, capacidades cognitivas, etc…) de manera que sus posibilidades de integración en el entorno de forma normalizada y autónoma estén reducidas o limitadas. Es decir, habla de personas con graves problemas de salud mental. 

Al mismo tiempo, una trabajadora y un ex trabajador afirman que la plantilla se enfrenta a múltiples turnos de dos o tres personas, siendo lo propio establecido cuatro o cinco y que esto se traduce a una “merma tanto en la calidad de vida de los residentes del centro, como en una gran frustración del personal”. La familiar de una persona residente en el centro desde hace años confirma que esto es cierto y que, sobre todo, en el último año ella misma se ha quejado varias veces tras conocer que para la atención de los casi 50 residentes, hay turnos en los que apenas hay 2 personas a cargo. Esta persona, cuyo familiar lleva años en el centro, afirma que con estas condiciones laborales lo que ha visto es que “ha ido empeorando” la atención que se le puede dar a los residentes del lugar. 

“Es una vergüenza no solo las condiciones laborales a las que se enfrentan los trabajadores, sino las condiciones de vida que esto supone para los residentes del centro” afirma esta familiar. Ella recuerda que las personas que están en este tipo de recursos como el de Hevia tienen en ocasiones graves grados de discapacidad por lo que difícilmente pueden expresar los problemas que enfrentan. Ella dice que conoce bien al personal de plantilla y que sabe que hay muchas trabajadoras frustradas por exigir mejoras en la calidad de vida de los residentes y no encontrar respuesta por parte de la dirección.

Un ex trabajador también afirma que este tipo de circunstancias le ha llevado a estar de baja porque la falta de recursos y la constante rotación de trabajadores “hacen que el trabajo diario sea una locura máxima.” Este hombre que trabajó varios años en la ONG en su recurso de Hevia, afirma que el equipo técnico (la dirección) tiene sus documentos y protocolos muy bien asentados de cara al público, pero que en la realidad los trabajadores no conocen bien estos protocolos que, afirma, muchas veces ni siquiera se pueden llevar a cabo por la falta de material para ello o de personal en los turnos.

“En un mismo lugar puedes encontrarte a una persona bipolar, gente que ha estado en la cárcel con condenas de homicidio y una persona con una enorme discapacidad… es un popurrí de perfiles de personas que deriva en muchos conflictos y muchas veces los trabajadores podemos sufrir agresiones graves”, es lo que ha afirmado este ex trabajador que está convencido de que sus compañeras despedidas hacen un buen trabajo pero resultan molestas por haberse quejado abiertamente de las condiciones que el centro ofrece para sus internos y para su plantilla. 

De acuerdo con Ignacio García, “conozco el centro desde hace muchos años, y no es la primera vez que hay despidos a quien se presenta por Comisiones Obreras”. El sindicato que representaba a los trabajadores de Hevia era solamente UGT hasta las elecciones de abril. Una trabajadora del centro afirma que la líder sindical de los últimos años estaba de excedencia desde hacía varios años, por lo que no estaba enfrentándose a los retos que día a día agotan a la plantilla. Por su parte, García dice que UGT avaló hace unos días estos últimos despidos de las compañeras que apoyaron a CCOO o se presentaron en sus listas. 

Accem es una ONG que lleva a cabo su trabajo por el dinero que pagan algunos de los residentes por el recurso y también de subvenciones públicas que llegan tanto de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar del Principado de Asturies, como de recursos desde España y Europa por estar ofreciendo servicios sociales a diferentes colectivos. El hecho de que el lugar reciba dinero público ha hecho que una de las principales protestas en la concentración de hoy en Xixón haya sido que “es muy fácil despedir a la gente con dinero público” aludiendo que estas decisiones que puedan resultar en mucho gasto extra cuando los despidos son declarados improcedentes, no son directamente asumidas por la organización que decide los despidos. 

Desde eldiario.es Asturias nos hemos puesto en contacto con el centro de Accem en Hevia para conocer su versión sobre estos despidos pero, en el momento de publicar esta información no se ha recibido respuesta. 

Una concentración que ha abierto un melón

A la concentración de esta mañana en Xixón frente a la sede de Accem se han unido también trabajadores y trabajadoras o ex empleados de otros centros, más allá del de Hevia. Esta ONG es conocida en España por ser una de las principales que se encargan de los proyectos de acogida para personas refugiadas, o demandantes de protección internacional.

El enfado por estos dos despidos ha sido aprovechado por más personas para acercarse a la concentración y para contar su historias personales e insistir en que los despidos por “represalias” son algo que la entidad acarrea desde hace años. Desde eldiario.es hemos hablado con Zayra Muñiz y con Ana San José. La primera está de excedencia tras sufrir, según sus palabras, acoso por haberse presentado hace unos años, como representante sindical de una lista alternativa a las que existían dentro de los centros, lo que le llevó, afirma, a grandes niveles de ansiedad y principios de depresión . 

La segunda fue directora de un centro que la empresa tuvo durante años, ahora cerrado, para personas refugiadas con problemas de salud mental (del que dice que era un centro pionero en España) y afirma haber sido víctima de acoso laboral e incluso ha impuesto una demanda por ello. Ella misma confirma que sus superiores mantienen un control sobre lo que votan los empleados para saber quién “está a favor o en contra” de la dirección, siendo en contra los que apuesten por listas alternativas de representación sindical a la que apoye la dirección. E incluso afirma que el control excesivo de la dirección lleva a que los trabajadores en general sientan miedo de hablar abiertamente entre compañeras sobre temas que les puedan preocupar de la gestión del trabajo. 

Muñiz y San José se desempeñaron ambas, durante años, en el área para personas refugiadas (personas que piden protección internacional). Zayra fue profesora de español y presidenta del comité de empresa a nivel provincial. Su lucha arrancó en 2019. Tras unos despidos masivos y escuchar historias sobre acoso laboral  miedo de las trabajadores a hablar o relacionarse dice que comenzó a informarse para crear comité de empresa y promover elecciones sindicales. Dice que en aquel momento el director de la ONG creó una lista independiente y que las tres personas de su lista han ascendido y tienen puestos de poder ahora mismo en la ONG. 

Ana San José confirma lo que describe Muñiz. Ella dice haber sido acosada y controlada para no votar por esta candidatura, al mismo tiempo que habla de cómo la dirección central mantiene mucho control sobre las relaciones interpersonales de los trabajadores. Ana San José explica que a ella le encantaba su trabajo porque el centro ofrecía unos servicios pioneros a personas refugiadas, sin embargo afirma que el ambiente laboral era muy complicado. Tanto fue así que ella puso una denuncia en inspección de trabajo por ambiente laboral tóxico. 

Noelia González Hermida, delegada sindical por Comisiones Obreras entre 2019 y 2023 afirma, por su parte, que está vinculada a Accem desde 2004 (primero durante casi una década como voluntaria y desde 2014 como trabajadora) trabajando desde las oficinas centrales en Xixón. Dice que cuando decidieron buscar representación sindical fue cuando comenzaron las represalias que continúan ahora. 

Esta lista sindical consiguió ganar en aquel momento. González, como otras compañeras, hablan de coacción por parte del director general de la entidad, Javier Mahía, para evitar las votaciones a esta representación y la anterior delegada dice que de las personas que ella sabe que votaron por CCOO cree que ahora mismo no debe quedar nadie en plantilla. Habla de despidos improcedentes y según sus palabras y los documentos que puede aportar, afirma que la mayoría de la gente denunció y se reconoció que, efectivamente estos despidos eran improcedentes. Noelia González vuelve a repetir, como lo han hecho hoy quienes estaban en la protesta en la calle, que no hay que olvidar que el dinero que cuesta a posteriori estos despidos reconocidos por ley como “improcedentes” se acaba pagando con dinero público. 

La ex delegada sindical dice que se han llevado muchas protestas por la gestión de Accem en Asturias, tanto por los despidos improcedentes como por asuntos de acoso laboral, a la dirección general de Madrid pero afirma que, aunque se han abierto expedientes no hay resultados. “Recursos Humanos es parte de la empresa y por tanto no va a ir contra la propia empresa”, comenta la portavoz. 

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