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Tres abogadas asturianas entonan el ‘Yo sí te creo’ con una fundación de ayuda a mujeres y menores víctimas de violencia

Imagen de archivo de una mujer sosteniendo una careta durante una concentración con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. EFE/Nacho Gallego

Bárbara Bécares

Asturias —

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Empoderar a la mujer víctima de violencia, darle un espacio donde la van a creer y a valorar, ofrecer un lugar donde nadie la va a culpar. Esa es la máxima de la 'Fundación Corvera Sueña' que este 25 de noviembre se presenta oficialmente en Asturies. La fecha no es casualidad: es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que este año viene encabeza por el lema puesto por Asturies 8M: “Y la culpa nunca fue nuestra”. 

Tres abogadas asturianas se ponen a disposición no solo de mujeres víctimas de violencia machista sino que, también y sobre todo, de los menores que viven en hogares donde sus madres sufren de violencia machista. 

María Consuelo Pérez Robledo, fundadora y presidenta del patronato; Clara González, fundadora y que ejerce como secretaria; y Emma Julia Pérez Robledo, vocal del patronato, son tres abogadas de Asturies especializadas en violencia machista y las que tienen en marcha la nueva Fundación Corvera Sueña (con el apoyo del Ayuntamiento de Corvera). 

La idea llevaba tiempo en mente, tras ser las tres testigos de injusticias hacia menores en estos años de profesión y es que ven que la legislación no tiene en cuenta a los menores que viven en hogares con casos violencia machista ni tampoco tiene en cuenta a los hijos en los casos en los que una una madre se separa del padre maltratador.

La situación de los niños y niñas que viven en hogares con violencia machista

La presidenta de la Fundación, María Consuelo Pérez Robledo, abogada que está especializada en temas de violencia de género lleva años notando una falta de atención hacia las víctimas y, sobre todo, a los menores. Considera que en el procedimiento judicial se los ignora. “En los Tribunales no hay un espacio para los hijos de hombres violentos”, explica su compañera Clara González. 

Según las expertas en leyes, lo que ven es que ahora los niños son considerados víctimas, únicamente si son víctimas vicarias. Este término, como explica Amnistía Internacional, se refiere a una forma de violencia de género por la cual los hijos e hijas de las mujeres víctimas de violencia de género son instrumentalizados como objeto para maltratar y ocasionar dolor a sus madres. Pero desde Corvera Sueña consideran que todos los niños son víctimas. Si un menor vive en sus hogares violencia, si presencian malos tratos a sus madres, si ven a sus madres pasar miedo…. eso también les hace víctimas, explica González. 

Aida Díaz González, Psicóloga general sanitaria, explica al respecto que los “menores expuestos a violencia de género van a sufrir los efectos a corto plazo y largo plazo” y es que está comprobado que “hay repercusiones importantísimas en los menores que, en ocasiones puede derivar en respuestas agresivas, en ansiedad y depresión. Todo ello provocado por el trauma y por el estrés de las situaciones que tienen que soportar en el hogar”.  

En general, la socialización en estos ambientes violentos puede derivar en que el menor interiorice respuestas hostiles aunque, aclara Díaz González, también puede derivar en una conducta totalmente contraria, de rechazo a este tipo de agresiones. Explica la experta que, en general, el comportamiento futuro del menor “depende mucho de la casuística: tiempo de exposición a la violencia; en qué rango de edad; la red que tenga la familia, la educación o el sistema de valores”… Pero, con todo, concluye que “en lo que sí hay unanimidad es en que hay consecuencias psicológicas tanto a corto como a largo plazo en las personas que han estado expuestas a situaciones de violencia hacia sus madres, en el hogar”. 

Cómo actuarán las abogadas de Corvera Sueña

Este nuevo proyecto va a centrar su trabajo en mujeres que sufren violencia machista y tienen hijos. Está creado para ofrecer asesoramiento legal a las víctimas y darles a conocer qué medios tienen a su alcance: apoyo legal, ayudas públicas, ayuda psicológica y siempre con especial atención a niños y niñas. Además afirman que ofrecerán representación judicial si la mujer necesita. 

Otro de los principios de la fundación es que un niño no debería seguir visitando al padre violento en caso de separación. Y, en caso de mantener las visitas, que estas sean tuteladas y muy supervisadas por expertos, anteponiendo el bienestar del menor, por encima de la custodia. 

En sus años de experiencia estas tres expertas están convencidas de algo: “el mito de que los agresores pueden ser buenos padres lo dudamos profundamente. Si es un buen padre lo debe probar. Alguien que ha cometido abusos sobre la madre del niño es poco probable que sea un buen padre”, explica Clara González que ha sido testigo de cómo en ocasiones los hijos no quieren visitar a sus padres y están obligados, aun así, a pasar tiempo con ellos.  

No hay que olvidar un informe del año 2020 que apuntaba a que uno de cada cinco niños y niñas en España habrían presenciado en su vida algún tipo de violencia machista contra su propia madre (en la gran mayoría de estos ataques, el abusador era el padre del menor o la pareja de la madre), de acuerdo con la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. 

Ofrecer un espacio seguro y proponer cambios sociales

Recuerda Clara González que aunque el problema es a nivel nacional, ellas comienzan con su proyecto en Asturies, porque su experiencia es aquí. “Ni siquiera Asturies encabeza la región con mayor violencia, está en la media”, explica. Para hacernos una idea: en el primer semestre de este año 2024, 1.755 asturianas han denunciado algún tipo de maltrato y, en total, más de 2.000 tienen protección. 

González considera que en Asturies “hay buenas políticas y mucho esfuerzo por visibilizar esto y dar herramientas a las mujeres maltratadas”. De todos modos, lo que sí ven es que, en la práctica, estas herramientas no siempre son efectivas y se ignora mucho a los menores. 

Explican desde Corvera Sueña que muchísimas mujeres tienen miedo a denunciar. No solo por el miedo a represalias de su pareja violenta, pero del estigma o de ser víctimas de un nuevo juicio social. Las abogadas de Corvera Sueña han visto cómo muchas mujeres sienten pena por el agresor y cómo otras tienen miedo de que no las crean. Y también muchas no se separan por falta de recursos económicos, amenazas por parte del abusador, que es común que usen a los hijos para estas amenazas. 

“Hay un estigma social que apunta a que solo un determinado tipo de mujeres sufre violencia, pero no es así, es mucho más general y, además, la violencia no se traduce solo en maltrato físico”, explica Clara González. 

En Corvera Sueña prometen que “se las va a escuchar, creer y ayudar”. Y añaden que: “Queremos dar luz, claridad, comprensión…. son tragedias y aunque parezca difícil, de todo se sale. Este será un espacio donde nadie te cuestione más” porque, explica González que estas abogadas han podido ver cómo ese discurso popularizado y falaz de que es fácil meter a un hombre en la cárcel, y de que las mujeres se están aprovechando de las leyes que las protegen, ha calado y, con ello, las mujeres víctimas de violencia “se sienten y se ven cuestionadas constantemente en todo el proceso, cuando se atreven a denunciar”. 

Plantear un cambio de políticas

“Te cuento esta situación que es real: una mujer acabó en el hospital por una paliza brutal de su pareja. Hasta varias horas después, cuando una médica preguntó que dónde estaría la hija de la mujer, nadie había cuestionado dónde estaría la niña, porque no existe un protocolo al respecto, en el que una de las prioridades tenga que ser, en una situación así, tener estipulado quien se encargará de los hijos, quién les comunicará dónde está la madre…”, explica Clara González.  

Por ello, además del apoyo directo a las mujeres maltratadas, Corvera Sueña quiere, en algún momento, cambiar los protocolos de cara a una mejor protección de los menores. En el mencionado caso en el que la mujer recibió una paliza muy violenta que acabó en un hospital, lo correcto sería que las instituciones tengan un plan bien marcado para la atención a sus hijos: que las fuerzas de seguridad o algún tipo de asistente puedan ir a buscar a los niños a sus colegios o centros educativos, saber cómo darles la noticia de dónde se encuentra madre y poder darles un lugar donde se sientan seguro y personas con quienes puedan comunicar sus preocupaciones. 

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