Los vecinos del municipio asturiano de Valdés quieren recuperar la normalidad una semana después de que las llamas arrasaran la mitad del territorio

David Suárez Fuente

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Hace una semana, el municipio asturiano de Valdés, en la parte occidental de la comunidad, quedaba incomunicado por las llamas. Los más de 130 incendios que asolaban Asturias se cebaron con este concejo de casi 12.000 habitantes y 34.000 hectáreas de extensión. Con el corte de la Autovía del Cantábrico se cerraba toda puerta de acceso o salida y los vecinos, junto a todos los efectivos de lucha contra los incendios forestales desplegados en el territorio, lucharon unidos para evitar, ante todo, víctimas humanas.

Fueron horas de intensa angustia y de mucho trabajo coordinado que se saldaron con casi la mitad de hectáreas del terreno valdesano calcinadas. Siete días después se siguen evaluando los daños para hacer efectiva la solicitud de zona catastrófica. Las autoridades calculan que el inventario final no estará cerrado hasta, al menos, dentro de una semana más.

Ahora Valdés quiere recuperar poco a poco la normalidad, y lo está haciendo. En algunos lugares ya se ha renovado la red de fibra óptica quemada. Además, el alcalde valdesano, el socialista Óscar Pérez Suárez, invitaba hace unos días a visitar el municipio, para ayudar a la recuperación económica. “La mitad del concejo que no ha sido calcinada va a tirar de la otra mitad hasta que lleguen las ayudas del Principado y del Gobierno de España”, dijo poniendo en valor el potencial del municipio y enviando un mensaje a los visitantes para que no dejasen de venir a Valdés.

Parece que los turistas han respondido. “No hemos tenido ninguna cancelación, aunque sí cientos de llamadas de clientes preocupándose por lo que estaba ocurriendo en Asturias”, ha asegurado el presidente de la Asociación Valdesana de Turismo Rural (AVATUR), Luis Gabriel Suárez Martínez. Martínez recalca que los turistas pueden venir al paraíso ya que, “tenemos verde la mitad del concejo y pueden compararlo con el desolador paisaje tras lo incendios. Es una buena manera de concienciar sobre lo ocurrido”, apuntaba el responsable del sector del turismo rural en Valdés.

La recuperación continúa poco a poco. El Ayuntamiento ha puesto en marcha nuevas infraestructuras que tenía pendientes, como el área de autocaravanas de Luarca, ubicada en la Estación de Renfe, o la pista de padel, que ya ha abierto sus puertas en la localidad de Trevías. Todas las procesiones de Semana Santa de Luarca se están celebrando y la XVIII Muestra de Oficios y Costumbres del Medio Rural, que este viernes y sábado se celebra en el valle de Paredes, sigue adelante. Paredes es uno de los lugares donde se puede ver a la perfección el contraste entre el verde y el negro de las zonas quemadas.

Decenas de edificaciones quemadas, entre las que se encuentran viviendas, hórreos, paneras, pajares y cuadras, que han quedado totalmente calcinadas por el fuego. “No pensé que fuera estar así, le costó mucho a mis padres llegar a esto”, explicaba Concepción Pérez, que junto a sus hermanos tiene su casa natal en Brañaverniza. Las lágrimas y la falta de aliento afloran una tristeza y una angustia que, “te arranca el alma”. Pero no es el único caso, en Mouruso, la casa donde reside María García, se quemó de manera parcial, “estaba en Gijón y no pude acceder a mi casa, pensé que se iba a librar de las llamas porque está rodeada de prau, pero sabía que el monte estaba ardiendo” Por suerte tan solo se calcinó uno de los habitáculos, pero es complicado vivir ahí, “los seguros nos mandan esperar hasta que el consorcio actúe, pero las casas de primera necesidad no podemos esperar, no tenemos ni agua ni luz”, sentenciaba al día siguiente del incendio.

Los vecinos de muchos pueblos se convirtieron en bomberos por un día, y gracias a la colaboración vecinal y a la ayuda de los ganaderos con sus cubas pudieron salvar sus casas. Uno de esos ejemplos se encuentra en Enverniego, donde el pueblo quedó totalmente aislado por el fuego, “nadie podía entrar”, aseguraban los vecinos. Rogelia Feito, vecina de esta localidad, ponía de manifiesto que “nos vimos solos, nadie nos vino a ayudar”. Y precisamente en este lugar, se vivió una de las situaciones más angustiosas, cuando una vecina estuvo desaparecida entre las llamas durante más de dos horas sin que los bomberos pudiesen acceder a pesar de sus intentos.

“Fui a buscar el ganado y cuando íbamos a salir estábamos rodeados por el fuego, mi marido pudo escapar con las vacas, pero yo no pude e intenté ir por el camino de abajo, pero había fuego por todos lados”, explicaba con lágrimas en los ojos Mari Carmen López González, quien instintivamente se dirigió hacia un pequeño río que hay en el fondo del valle, “fue muy duro atravesar el monte, pero cuando llegue a un prau, me vi a salvo, a pesar de que estaba rodeada de fuego”. Esta mujer esperó a que las llamas bajaran de intensidad y pudo salir por un camino hasta lograr conseguir cobertura, “es una experiencia que no se la deseo a nadie”.

Su hija Rocío Álvarez, se emociona al recordarlo, “fue muy angustioso, no sabía que hacer, la llamaba por teléfono y no tenía señal, cuando la vi, volví a nacer”, explicaba entre lágrimas, recordando lo ocurrido. Una situación que ha tenido un final feliz, y que su protagonista ha querido celebrar con sus amigas del taller de costura. “Volví a nacer, estos pasteles que traigo son para celebrarlo”, explicaba a sus compañeras de la clase semanal. 

Ahora los vecinos tienen puesta la vista en la recuperación, y poder salir de esta pesadilla cuanto antes. Pero sobre todo, lo que más desean, es que capturen al culpable de provocar estos incendios. “Son provocados sin duda alguna”, aseveran la mayoría de valdesanos. La investigación abierta por la Fiscalía sigue adelante. Los agentes de la Guardia Civil continúan recabando datos que les permitan actuar.