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El cooperativismo, un modelo empresarial exitoso

María José Agejas

“Las primeras cosechas tenían 70 kilogramos y no teníamos dónde vender. La segunda semana ya eran 195 kilos y la empresa vino a recoger el producto”. Umberto Durán relata las dificultades en los orígenes de su cooperativa, con la cara satisfecha del que conoce el final feliz de la historia: Ha mejorado nuestra alimentación y la educación de nuestros niños, la vestimenta del agricultor. Tenemos nuestros ahorros”.

Su cooperativa produce aguaymanto (physalis peruviana), una especie de tomatillo agridulce con innumerables propiedades medicinales. Cabría también atribuirle propiedades mágicas en la comunidad de Cashapampa, en el departamento peruano de Cajamarca. Y es que la cooperativa puesta en marcha con el apoyo de Prodia (socio local de Ayuda en Acción Perú) ha logrado mejorar la nutrición, la educación, el medio ambiente y hasta la situación de la mujer. No está mal para un simple tomatillo endémico de la zona.

Rebeca Anaya está casada con Umberto, y nos explica la transformación de la vida de las mujeres gracias a la cooperativa, que echó a andar en el 2004. Hombres y mujeres cosechan hombro con hombro, reciben cursos de capacitación, ganan el mismo salario. Como Rebeca, muchas socias han participado en talleres de alfabetización y liderazgo: “hay mamitas que no sabían escribir y ahorita saben ya. Ya no ponen el dedito al firmar, ya firman”. Su hija, gracias al proyecto, podrá ir a la universidad.

Un modelo sostenible y eficaz contra la desigualdad

Las cooperativas suelen tener su propia caja de crédito para los socios, esquivando así la usura de bancos o prestamistas. “Damos préstamos a nuestros socios para el abono, para pagar peones y para consumo también”, explica Umberto. Muchos de los proyectos cooperativistas que apoya Ayuda en Acción en América Latina comparten otra característica: el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad, que permiten un etiquetado ecológico y la venta a través de las redes de comercio justo. La cooperativa de aguaymanto fabrica sus propios abonos orgánicos, no utiliza insecticidas y realiza rotación de cultivos para no empobrecer la tierra.

El movimiento cooperativo, cuyo día internacional se celebra este 4 de julio, ha transformado sociedades en todo el mundo desde sus inicios formales en plena revolución industrial. En realidad, el cooperativismo es una suerte de ley consuetudinaria que seguramente practicaban ya los primeros agricultores. Naciones Unidas instituyó ese día con un llamamiento a los gobiernos para que, en sus planes de desarrollo, “estudien a fondo la capacidad de las cooperativas para contribuir a la solución de los problemas económicos, sociales y ambientales”.

La OIT define cooperativa como la “asociación autónoma de personas unidas voluntariamente para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales en común a través de una empresa de propiedad conjunta, y de gestión democrática”. Este modelo empresarial es normalmente exitoso y sostenible, mejora la calidad de vida de sus miembros, fortalece la economía en la que se inserta y empodera a las personas, especialmente a las mujeres. En todo el mundo, las cooperativas generan más de 100 millones de empleos.

Rebeca y Umberto son uno de tantos ejemplos reales del éxito del cooperativismo. En Ayuda en Acción creemos que el apoyo a este sistema a través de distintas herramientas (formación, creación de infraestructuras, planificación) es una de las mejores formas de luchar contra la desigualdad y por el desarrollo de las comunidades más desfavorecidas.

“Las primeras cosechas tenían 70 kilogramos y no teníamos dónde vender. La segunda semana ya eran 195 kilos y la empresa vino a recoger el producto”. Umberto Durán relata las dificultades en los orígenes de su cooperativa, con la cara satisfecha del que conoce el final feliz de la historia: Ha mejorado nuestra alimentación y la educación de nuestros niños, la vestimenta del agricultor. Tenemos nuestros ahorros”.

Su cooperativa produce aguaymanto (physalis peruviana), una especie de tomatillo agridulce con innumerables propiedades medicinales. Cabría también atribuirle propiedades mágicas en la comunidad de Cashapampa, en el departamento peruano de Cajamarca. Y es que la cooperativa puesta en marcha con el apoyo de Prodia (socio local de Ayuda en Acción Perú) ha logrado mejorar la nutrición, la educación, el medio ambiente y hasta la situación de la mujer. No está mal para un simple tomatillo endémico de la zona.